Dioses: Los héroes de Egipto

CAPITULO 5

3 días después....

Estaba sentada en mi cuarto mirando la ventana, mientras que a mi lado van personas de un lado a otro, Amélie se acerca y me pone un vestido negro para que me cambié, no tenía ganas de pelear y me lo puse, las chicas acomodaban mi cabello, y hablaban cosas que no quería escuchar, tomé mis audífonos y puse la música a todo volumen, a lo que alguien quita mi audífono, Arthur.

—¿Cómo te sientes hoy? — me dice sentándose en una silla.

—¿En qué te puedo ayudar...padre? — le digo y miro hacia abajo.

—Llámame Arthur— me dice en el tono más amable jamás antes escuchado proveniente de él — Cuando tenía 13, mi padre me abandonó dejando un gran trauma en mí... estaba solo, él murió tiempo después no hay razón para justificar la razón de su abandono, pero yo jamás le lloré...—su voz se quebraba— no cometas el mismo error que yo, y cargues con ese dolor, hoy puedes llorar después de todo es tu padre — se acerca y trata de tocar mi cabeza, pero se arrepiente.

—Gracias Arthur —le sonrió, agradecía que me contara una parte de el que no conocía.

Bajo las escaleras y la primera cara que veo es la de Dylan, se acerca y me abraza, a él no le gustaban los abrazos, pero lo hizo, me sonrió y me tomo de la mano para podernos reunir con los demás, personas, todas las caras eran desconocidas, pero todas me daban las condolencias, y me fingían compasión, nadie de la familia de mi padre se encontraba presente, ya que al desaparecer este, perdimos contacto y dejamos de vernos permanentemente, tanta hipocresía me harto, ya que nadie en verdad estuvo cuando sufrí la perdida de mi padre, nadie se atrevió a ayudarme a sacarme de mi abismo, pero como dicen el mejor momento de un famoso es cuando muere, porque todos hablaran de lo grande que fue, cuando ya no necesitaba esas palabras, no quería que el coraje me dominara así y salí hacia el pasto de mi casa.

Corría viento, desate mi cabello dejando caer mechones largos, tapando mi rostro, el viento no era tan fuerte, pero, aun así, este mecía mi cabello, a mi lado se sientan Owen, Noah, Daarick, Anthony, Samuel y James, no dijimos nada, pero el silencio no era para nada incomodó, pero, aun así, me daba tristeza, estar sin hacer nada.

—¿Y si nos vamos? — les digo rompiendo el silencio.

—Sí, hay que irnos— dice James.

—Avisa a tu mamá, que irás con nosotros— me dice Owen poniendo su mano sobre mi hombro.

Volteó los ojos, pero voy, hay menos personas, por lo que es fácil para mí pasar y dirigirme a mi madre, pero esta se encuentra ocupada hablando, dice que no le afecta la muerte de mi padre, pero en el fondo, le duele, mi madre una vez dijo que si él no hubiera estado tan enamorado de la arqueología hubieran estado juntos mucho más, ambos amaban con locura lo que hacían, pero ninguno quiso dejar ir su trabajo, así que decidieron dejar su amor y en medio de eso, quede yo, como dice una canción "Si tu te vas y yo me voy, esto ya es enserio, si tu te vas y yo me voy ¿Con quien se queda el perro?".

Decido dejar una nota avisando a donde ir, no sin antes ver a Arthur, fumando, algo raro, ya que él no fumaba.

—Arthur? — lo llamó y él se asustó y apagó su cigarro.

—¿Qué pasa? — Se acerca a mí, podía oler el tabaco.

—No aguanto estar aquí, ¿Puedo ir con mis amigos a dar la vuelta? — hablo con mucha sinceridad.

—Eh si —nunca le había pedido permiso para algo a él, así que entiendo su confusión.

Tomo mi celular y voy con ellos, todos íbamos en silencio algo raro, nadie decía nada, hasta que no miro una rama y me tropiezo cayendo de rodillas, a lo que estalla la risa de todos.

—Sin duda, eres única— dice James mientras que Anthony me ayuda a levantarme.

Desde ese momento todo fue diferente, todo fue risas y el ambiente el mismo, quisimos ir al restaurante, pero estaba cerrado así que fuimos a la tienda de antigüedades, para buscar un plan.

Todos nos sentamos en los lugares disponibles mientras miramos la televisión, una noticia llamó nuestra atención.

—Los sarcófagos intactos de 2.500 años encontrados en Saqqara son ya 27— dice la reportera, quien hace una pausa continua— Se reporta una gran sequía en Egipto.

—¿Creen que esto se deba a los sarcófagos encontrados? — dice James.

—Será coincidencia— convirtiéndose Daarick el escéptico del grupo.

—O esto lo provocó Seth— dice el abuelo de Noah.

—Abuelo? —se acerca rápidamente hacia el— perdonen, a veces dice cosas sin sentido.

—¿Quién es Seth? — dice Anthony.

—Dios de la guerra y las sequías...—digo en voz baja, un vago recuerdo de una idea al museo con mi papá esta presente.

—Correcto—exclama con gran energía el anciano— Siento lo de tu padre, ven conmigo niña.

Volteó a ver a Noah y este asiente, Owen va conmigo, pero su abuelo lo detiene, me lleva a otro cuarto donde finalmente habla.

—Yo conocí a tu padre...—toma asiento— Fue un gran arqueólogo y él me decía que eras especial, bueno que lo sigues siendo porque eres la misma, si no, no serías, pero mírate Adeline Allen, ¿o no? — Este comenzaba a divagar.




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