Dioses: Los héroes de Egipto

CAPITULO 28

Me encuentro recostada en algo duro y poroso como arena caliente, pero estoy en una ciudad desconocida donde lo único que nos rodea es la arena, me hace recordar a Zelda, cuando link está con las gerudo, mi mente comienza a divagar, me levanto y veo que estoy con vestido rojo de la forma egipcia, me encanta camino hacia adelante donde veo a todos mis amigos, se encuentran apenados ya que portan los trajes que se usan en el antiguo Egipto esos de que tiene registros en los jeroglíficos, el cansancio que tenía antes desaparece y corro hacia ellos, dándoles un fuerte abrazo, enserio me alegraba verlos, y saber que sus heridas habían desaparecido a lo lejos se encuentra Malek, corro hacia él.

Al toparse nuestros ojos, él me sonríe y me abre sus brazos, sin pensarlo saltó hacia él, haciendo que sus brazos me envuelven, mientras me da vueltas, detestaba que me cargarán, pero amaba que él lo hiciera, me deja en el piso para darme un cálido beso en la frente, estaba tan feliz y verlo en perfecto estado.

—Lo lograste, pequeña— acomoda un mechón detrás de la oreja.

—Todos lo hicimos— lo vuelvo a abrazar, pero alguien pone su mano delante de mi cara.

—Si sigues así, te tendré que llamar cuñada— me dice Malak con una sonrisa, que hace que me separe rápidamente y sonreímos apenados— Siento mi comportamiento.... Estaba cegada y molesta por tener que siempre que luchar...

—Nada es gratis en esta vida hermana —Le dice Malek a su hermana con esos ojos de amor y comprensión que más de hermanos, es esa mirada que te dan tus padres al hacer algo bien, estaba orgulloso de tener a su hermana nuevamente, y eso me ponía feliz.

Los demás chicos corren hacia a mí y debatimos donde estamos y sobre todos porque estamos vestidos así, ciertamente me siento cómoda estando así, y el aire se siente fresco y le pierdo el hilo a la conversación cuando un hombre se aproxima a lo lejos, me pongo en posición de pelea, pero Amira se cae de rodillas mientras llora.

—Es mi papá... — dice, para luego levantarse e ir corriendo a los brazos de su padre, mientras que es como si ella se transformara en una niña y me siento feliz por ella, pero también envidia, varias personas empiezan a llegar más personas que nos aplauden y nos veneran, una mujer muy bella en la multitud, destaca de todos los demás.

Esta me llama con la mirada, a lo que asiento y voy tras ella en silencio, pasamos por muchos lugares y allí está Dylan separados de todos nosotros, no me había dado cuenta de que él no estaba con nosotros, enfrente de mi esta una fuente donde él está sentado con la cabeza hacia abajo, viviendo su dolor, lo llegue a culpar por cómo me sentía, pero era momento de dejarlo ir, él no necesitaba a una pareja necesitaba a su mejor amiga.

—Hey extraño... —le digo mientras me pongo mi mano sobre su hombro, él levanta un poco la cabeza —Salvamos al mundo.

—Pero estamos muertos... —me dice con un tono melancólico, no me había puesto a pensar en ello.

—¿Quién dice que lo están? —Dice la mujer que vi anteriormente, ahora sé quién es....

—Diosa madre... —llegan los demás, quienes se quedan a mi lado.

Todos nos sentamos en la fuente, ansiosos de la presencia de la imponente diosa quien se encuentra en silencio, la paciencia no es la virtud de Daarick quien ya se encuentra desesperado y ansioso, mientras los demás están serenos, tomo la mano de Owen, quien sabe que yo también estoy nerviosa, últimamente le tiendo a tomar de la mano bastante, pero eso me calmaba, al principio era raro, pero ya se acostumbraron a mis raros ataques de ser cariñosa y distante con ellos.

Delante de nosotros se encuentran los dioses de los cuales tenemos sus recuerdos, ellos se miran tan fantásticos e imponentes, que me siento minimizada ante tan auras, y me siento mal, por no poder abordar todo esto con la suficiente madurez que ellos tenían planeados, claro que si ellos tenían un plan.

—¿Estamos muertos? —Pregunta de forma seca y directa Daarick, ya era común entre nosotros que él fuera tan directo.

—¿Eso creen? —nos contesta Anubis.

—¿Eso te parece?— pregunta Sejmet.

—No estamos vivos, ni muertos —me levanto y noto algo raro— Esto es una ilusión ¿verdad?

—¿Qué dices Adeline?— me pregunta Dylan, y todos se ponen de pie, listos para pelear si es necesario, trato de que mis manos se incendien, pero no puedo.

—Dios, que paranoicos se han vuelto —dice Osiris.

—Gracias ¿A quiénes? —Le contesta James, en reproche, la diosa madre mueve el aire, haciendo que estemos en una habitación blanca, lo sabía.

—¿Cómo supiste?— me pregunta Malek, tomándome del brazo.

—Ojo de loca, nunca se equivoca— le digo manteniendo la mirada hacia el frente.

—Como recompensa a su arduo trabajo, los dejaremos volver— me siento tan feliz por lo que acabo de escuchar, que abrazo a mis amigos, volveré a ver a mi familia y eso me pone demasiado feliz.

—Pero...— anuncia Sejmet, que hace que las esperanzas caigan al piso —Les borraremos los recuerdos de nosotros.

—Me parece bien —se apresura a decir Daarick.

—¿Qué significa realmente eso? —pregunta Samuel.

—Que olvidaran todo de la batalla —le contesta Ptah.

—Por mi perfecto —Apresura Dylan...

—¿Eso quiere decir que olvidaremos que nos conocimos? —dice Anthony, nuestro miedo crece, ya que él dijo lo que nadie quería pensar.

—No creo, yo los conocí antes de que empezara todo esto —les digo riéndome, estaba nerviosa.

—Interactuaron gracias a nosotros, nunca se hubieran hablado si su destino no estuviera trazado por nosotros...— quiero llorar, es lo único que siento.

—Su destino era conocerse, más no estar juntos — complementa Ptah acercándose a Sejmet —Adeline, tú y Dylan si se recordaran, como los demás amigos también lo harán, pero nunca conocerán a Malek ni a su hermana, ni mucho menos a Amira.




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