𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 11
𝒜𝑔𝓊𝒶 𝒸𝒶𝓁𝒾𝑒𝓃𝓉𝑒 𝓎 𝒶𝓁𝓂𝒶 𝒻𝓇í𝒶
__________! CC ¡___________
El señor Walker conducía tranquilamente, con la vista fija en la carretera. La ventana del piloto estaba bajada a la mitad, lo que hacía que sus cabellos bien peinados se movieran despeinándolo un poco. Supongo que la habitación que ocupé estos días volverá a estar sola, nadie más apreciará el cuadro con las bonitas olas de mar, o se recostará en el suave edredón rojo. El balcón de la habitación no será pisado por nadie para ver el jardín y la bonita pileta, o el camino de luces a la entrada de la casa.
Pero no importa, porque yo volveré a donde pertenezco. La casa con las paredes sin color, las grietas, las ventanas con rejas y el piso de madera que fácilmente se puede romper. Pero donde tenía más que una linda habitación, o comida caliente con las cantidades correctas para quedar satisfecho.
Miraba por la ventana, como el barrio lentamente se parecía a donde se situaba el burdel. Estamos a menos de una hora.
–¿Si te gustó la casa? – Me preguntó
–Si…–
–Mi oficina tampoco estaba mal…–
–Si–
Ahora que lo pienso, tampoco volveré a ver a Miranda seguramente. No podré volver compartir un sanguche ni con ella ni con Rose, mientras veo el paisaje espectacular desde ese alto edificio.
–¿Cuál es tu nombre? –
–CC…–
–No, hablo de tu verdadero nombre–
Lo miré unos segundos, ¿De que le servía saber eso? Meterse en mi vida no cambiará el hecho de que no seguirá en ella.
–Llegué a la conclusión que tienes un nombre real, ¿O ese es realmente tu nombre? –continuó
–No. Al llegar a trabajar al burdel, Rick nos pone un nombre artístico después de que firmemos el contrato. El mío es CC porque estaba ebrio e intentaba alagar a mis pechos– Vi como abrió un poco los ojos, pero sin dejar de mirar al camino– recuerdo que dijo “Que lindos se…se… oye ese es un buen nombre. Ahora tú eres CC”.
–Algo mediocre…–
–Lo mismo creo…–
–¿Tienes más historias así? – giró a la derecha el volante para adentrarse en la calle.
–Si–
Se quedó un momento en silencio esperando a que continuara, pero no lo hice. Él era muy amable y cordial, pero eso no le daba armas suficientes para poder sacarme más información.
–De todas maneras, CC suena bien…– no dije nada.
El ambiente se puso muy tenso, en el auto no estaba reproduciéndose ninguna canción o estaba la radio. Todo tan silencioso me produjo un escalofrío. Jugueteaba con la funda que tenía en mis piernas, el señor Walker me permitió llevarme el pastel de limón que amablemente el señor Ricci nos regaló ese día; había permanecido todo ese tiempo en el congelador esperando a ser comido pero no sucedió.
–Lamento esta situación– se disculpó
–Lo mismo digo señor– Seguí.
Quería, muy en el fondo, que me hubiera podido quedar. No por él sino, por el mundo que lo rodeaba; tan fascinante, algo tan ameno. No me di cuenta cuando el auto se detuvo hasta que vi el cartel de letras rosas.
Ya estoy aquí
Alégrate
Él me abrió la puerta para bajar, era un día nublado con viento. No había traído su leva este día así que caminó cerca de mí para adentrarse en el local. Las luces rojas encima nuestro me hacían sentir “llena” como si necesitara que estuvieran ahí para volver a ser yo.
–Ah sido un gusto–me extendió su mano.
–Gracias por todo– Y en vez de darle la mano, toqué su hombro.
Caminé hacia la puerta para ir al pasillo que me llevaría directamente a la casa, pero Rick apareció al abrir la puerta.
–Hey CC… ¡¿CC?! ¿QUÉ MIERDA HACES AQUÍ? – su reacción no fue la mejor.
El señor estaba a punto de darse la vuelta para irse, pero Rick le gritó esperando a que volteara para verlo.
–AMIGO, LE ESPECIFIQUÉ QUE NO HABÍA REMBOLSOS, si la puta que escogió le salió mal ese es su problema– Estaba tocándole el pecho con uno de sus dedos en forma de reclamo.
–No quiero el dinero, solo la traje de vuelta–
–Pues lo siento amigo, la compra no puede ser devuelta. Ya no la necesitamos así que más vale que se la lleve–
La piel se me heló. ¿Cómo que no me necesitabas Rick? Si yo era la que hacía todo en este maldito lugar. Solo te quedan ocho chicas sin mi y sin Espe ¿Qué pretendes hacer?
–Rick, me necesitas aquí–
–No fíjate que no– el enojo se le devoraba.
–Pero…–
–¿QUÉ NO ENTIENDES ESTÚPIDA? NO TE NECESITO–
– Si estas sobreexplotando a las chicas, déjame decirte que…–
–No, tenemos nuevos patrocinadores fíjate. Así que menos, es más– me interrumpió.
–Rick…–
–¿No te dije que no quería volver a ver tu asquerosa cara por acá? –
El señor Walker se veía indignado, estaba parado detrás de Rick. Se quería ir, pero no lo dejaba, se estaba comportando como un peón en un juego brusco de ajedrez.
–¿Qué esta pasando? – 66, se asomó por la puerta debido a los gritos que Rick no paraba de lanzar.
–ÁNDATE 66, LARGO– estaba por caminar hacia ella, pero Rick me jaló del brazo.
–No. Ahora fuera– No me dejaba hablar.
Le extendí el paquete para que mi amiga lo tomara, con sus tacones fue lo más rápido posible y lo tomó.
–¿Qué va todo? – pregunté en voz baja.
Rick aun me sostenía fuertemente de la muñeca, pero ahora estaba gritándose con el señor Walker.
–Bien CC, sabía que ibas a volver…– Su cara se iluminó.
–Quiero que le digas a Rick que me deje quedarme–
–¿Por qué no lo haría? –
–Al parecer no me necesita…–
–Bueno…las cosas han cambiado un poco por aquí para ser franca– bajó su vista.
–¿Las chicas como están? ¿Qué tan esta 23? Según recuerdo seguía triste por Espe…– Pregunté mientras sonreía.