𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 14
𝒜𝑔𝓇𝒾𝑒𝓇𝒶 𝓂𝒶ñ𝒶𝓃𝑒𝓇𝒶
_____________! Gal ¡____________
Después de pasar charlando un rato con Ángel, recibí una llamaba de una de mis hermanas.
–Oh, es Hazel ¿Podías disculparme un momento? –
–No descuida, ya me iba, es tarde. Cuídate– Mi amigo salió del estudio para que pudiera atender la llamada.
Dudé unos segundos en responder. No había visto a mi hermana Hazel desde que su pequeño hijo nació, hace ya dos años. Tomé la llamada, y la suave voz de mi hermana se hizo presente.
~Hola ¿Gal?... –
–Hazel, ¿Qué pasó? –
~Que poco cordial eres, hace mucho tiempo que no hablamos y me contestas así–
–Bien, lo siento. ¿Qué necesitas? –
~Quería preguntarte si te molestaría que te fuéramos a visitar la próxima semana–
–¿” Fuéramos”? ¿A quiénes incluyes? –
Sabía que Hazel era experta en traer gente de más a cualquier lugar o reunión a la que iba. Solía pasarnos en día de reunión familiar o en navidad, esta mujer nunca se mide si con respecto a cantidad de gente se trata.
~Pensaba llevar a David, mis niños, Vivian y su novia…oh y a mamá ya que justo regresa de su viaje…–
– ¿No crees que son demasiados? –
~No, no lo creo. Somos tu familia, ¿Qué te ocurre? –
–Solo que te estas excediendo un poco ¿Cuánto planean quedarse? –
~Talvez unos cinco días o una semana, estaremos todos contigo. Necesitas convivir con nosotros…–
–Si como digas– suspiré ya que no me quedaba de otra– Me avisan cuando llegan e iré por ustedes–
~Gracias al fin un poco de amabilidad. El vienes de la próxima semana a las seis de la tarde más o menos– fingía estar ofendida
–Si, como sea, hasta entonces…–
~OHHH no, espera…–
– ¿Y ahora qué? –
~ ¿Podría venir Edisson con nosotros también?
–HAZEL, mi casa no es centro turístico…–
…
–Necesitamos hablar– dije mientras abría nuevamente la puerta de mi estudio para que me acompañara. Y así lo hizo.
–Siéntate– me puse de pie a lado de una de las estanterías con grandes libros acerca de cómo manejar finanzas.
–Dígame–
–Bueno, necesito que te vayas de la casa po…– No me dejó terminar la frase y rápidamente se levantó.
–Lo sé. Iré a empacar–
¿Tan despreciable parecía como para que ella pensara que en cualquier momento la echaría de la casa, aun sabiendo que yo fui el culpable de toda esta situación en primera instancia?
–No entiendes es que…–
–Descuide, he pasado mucho tiempo aquí y siento que lo mejor sería irme ya. Lamento que no haya podido recuperar su dinero malgastado…–
–Espera…–
–Buscaré a donde ir sin problemas–
–CC…–
–Solo pido que me acerque al burdel de nuevo por favor–
–¡CC! –
Alzó la mirada por fin prestándome atención. Ella parecía tan segura de sí misma, como si hubiera practicado para este momento durante mucho tiempo.
–No quiero que te vayas permanentemente– ella inclinó la cabeza con confusión, lo que se me hizo un poco tierno– Lo que sucede es que van a llegar familiares míos, no necesitas conocerlos porque sé que te incomodaría así que pensé que lo mejor era rentarte una habitación en un hotel unos días…–
–Oh…– rápidamente se volteó con vergüenza, se había apresurado demasiado.
–Aunque si gustas…te puedes quedar–
–No quisiera incomodar a su familia Gal–
–Mi familia no sabe quién eres, depende todo de lo que yo les diga–
Jugueteó con sus dedos como de costumbre lo hacía al estar nerviosa.
–Bueno, si me dejara quedarme…no interferiré en su reunión familiar–
–No me molesta que te quedes. Pero como Son tres grupos de personas las que vienen, necesitaré ocupar tu cuarto…–
–En teoría Gal, ese es SU cuarto–
–Se entiende el punto. No sé si prefieras dormir en mi cuarto o en el cuarto en el que descansa Judith–
–El cuarto de Judith está bien, gracias por su amabilidad–
Si, se notaba que para ella era impensable si quiera estar en el mismo cuarto que yo, pero si aceptaba mi cuarto yo habría terminado durmiendo en el sofá-cama de mi estudio. Espero que no lo haya malinterpretado.
Me quedé pensando un momento. Seguía mal por no poder recuperar su antiguo trabajo, y no poder ver a sus compañeras imagino que la angustiaba.
–¿Quieres que te lleve al burdel de nuevo? –
–Bueno, es un camino largo y…–
–¿Si o no? –
–…Si, quisiera volver…–
–¿Tendrías ganas de ir el sábado? –
–SI! – Dijo sin dudar, pero luego se retractó– es decir, no. Lo que pasa es que saldré con Miranda ese día…–
–No hay problema, iremos el domingo entonces–
–Muchas gracias, ¿Ya puedo retirarme? –
–Una cosa más…–
–Dígame–
–¿Quisieras trabajar en mi constructora? –
Ella no cambiaba su expresión de estar procesando lo que acababa de escuchar, estaba intentando encontrarle algún sentido o creerlo del todo.
–¿Es enserio? –
–Serías jefa de mantenimiento. Te pagaría unos 800 dólares mensuales–
–¿No cree es que es una gran suma para un trabajo como ese? –
–No, me parece justo. ¿Qué te parece? –
–¿Podría…pensarlo un poco? –
Que extraño, se supone que si te ofrecen un trabajo bueno y un lugar donde vivir permanentemente aceptas sin dudar. Son oportunidades que se te ofrece, pero…
–De acuerdo–
Salió del estudio y yo me dirigí a la cocina para servirme un poco de té. Tomar café a altas horas de la noche no me dejaría descansar para ir mañana al trabajo.
Limpió todo
Sin falta, lavó los platos y los secó, arregló la sala, cerró las puertas y limpió la mesa. Todo estaba en orden.