꧁dipsomanía꧂

Capítulo 19

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 19

𝒟é𝒿𝒶𝓂𝑒 𝑒𝓃𝓉𝓇𝒶𝓇 𝒶 𝓉𝓊 𝓂𝑒𝓃𝓉𝑒 

_____________! CC ¡_____________

 

Eran cerca de las tres de la tarde y me encontraba en el escritorio del señor Gal. Miranda había ido a comer con Rose en un local cercano. Me quedé porque Judith me había enviado comida, muy deliciosa, por cierto; jugueteaba con el tenedor envolviendo los largos trozos de fideo para comerlo. Me recosté sobre el asiento, pero accidentalmente dejé caer un esfero negro del escritorio.

Me hinqué debajo del escritorio para tomarlo, justo en ese momento escuché la puerta del ascensor abrirse y unos pasos apresurados dirigiéndome hacia a mí. Vi como después de que Gal emitiera un corto gruñido arrojó su maletín a la silla del escritorio; el ruido que emitió me exalto haciendo que me levantara y golpeara mi cabeza con la parte inferior del escritorio.

Vi como él se agachó para ver que estaba ahí.

–Perdón…. ¿Estás bien? – me preguntó después de ofrecerme la mano para levantarme.

–Si, solo estaba recogiendo algo que se cayó– 

Me puse de pie rápidamente para recoger mis cosas y llevarlas a cubículo de Miranda.

–¿Terminaste de almorzar? – recogió su maletín que involuntariamente dejó caer al suelo

–Me llené antes de terminar todo…– sostenía el recipiente plástico contra mi pecho

–Bueno…– se acercó a mi para acompañarme

–¿Le fue bien en su reunión? – intentaba no sonar tan seca 

–El empresario no firmó el convenio…–

Bueno y así fue como impuse un ambiente más incómodo de él que ya había. Balbuceaba algo por debajo intentando encontrar las palabras para continuar la conversación.

–De todas maneras, no necesito a gente como esa en mi constructora – había dicho lo que quería oír. En realidad, se veía como un hombre al que no le gusta que lo compadezcan, y no me hubiera gustado tener que hacerlo.

–¿Ya almorzó? – quería cambiar el tema de conversación a algo más 

–No…–

Me quedé pensativa un rato, por un lado, no había terminado de comer la deliciosa pasta que Judith me preparó y enserio está muy rica. Y por el otro estaba el señor Gal con un contrato fallido y el estómago vacío. No soy una mujer solidaria, nunca lo había sido, pero verlo en esa faceta tan incomprensible me ablandó.

–Tome…– con un poco de amargura me despedí del recipiente en el que yacía la comida más deliciosa que había probado

–¿Seguro no la quieres tú? – me preguntó mientras recibía la comida 

–No, gracias– me iba a arrepentir. Solo tómela 

–Gracias…–

Nos quedamos unos segundos fuera el cubículo solo mirándonos como embelesados en tratar de entendernos, como una ilusión en la mente del otro. No quiero que se vaya, quédese conmigo. Usted es quién tiene ese rostro relajado que me transmite tranquilidad.

Solo…

Quedémonos parados así un momento más…

 

El sonido de eco que producían un par de tacones me hizo desviar mi mirada; rompiendo ese momento, esa conexión. 

–Hola CC! – saludó Miranda con energía al adentrarse a su cubículo– Mira, te traje rollos de canela– me mostró una funda transparente con pequeños rollos de canela dentro

Gracias, eso será mi consolación por no seguir comiendo la pasta que amablemente me preparó Judith. Tomé la funda para comprobar que seguían tibios y desprendían un aroma exquisito.

–Hola Miranda– saludó Gal con molestia en su rostro.

–Perdón no te vi, hola jefe ¿Qué haces aquí? ¿No tenías un almuerzo después de la firma del contrato? – Miranda se sentó en su asiento mientras estiraba sus brazos.

–No firmaron el contrato–

Lo escuché detenerse por un momento, Miranda abrió mucho los ojos y se levantó del asiento con semblante de confusión.

–¿Cómo que no lo firmaron? Teníamos preparado eso desde hace meses…–

–Pues ya no, conseguiré a otra empresa– Gal se acercó al escritorio para tomar siento en mi silla. 

Yo seguía parada en la entrada el cubículo. No me quería entrometer, solo estaba esperando a que llegara Rose para tener en donde esconderme hasta que ellos terminaran de hablar.

–Gal, sabes mejor que yo que esa es una empresa muy importante…– Miranda se veía molesta

–Pues hay más empresas–

–PERO NO CON CONTRATOS A FUTURO– ella se exaltó, era como ver a una madre regañando a su hijo.

–Sí, pero…–

–Pero nada Gal– la pelinegra tocó su frente con la punta de sus dedos– Sin ese empresario no puedes asegurarte un futuro para la constructora, se necesitan afiliados por alguna situación de emergencia o banca rota.

–¿Estás insinuando que la constructora no tiene futuro? – ahora él sonaba molesto

–No lo tendrá si no la manejas correctamente– frunció el ceño y apretó los labios

–No es para tanto, cálmate–

–¿Cómo quieres que me calme? ¿Tienes idea lo complicado que fue encontrar esa empresa en este país? Eres un inconsciente– 

–Miranda…–Gal se levantó de la silla abruptamente– te dije que te calmaras–

Miranda seguía con esa mirada de decepción en su rostro, pero se sentó de todas formas.

–Tienes que decírselo a Ángel…–

–Lo sé– 

–Pero ¿qué fue lo que paso? – El señor Gal se dirigió a la puerta posicionándose a mi lado.

–Indagaron temas personales que no venían al caso– 

–¿Hirieron tus sentimientos de joven arquitecto? – ella tenía una voz sarcástica y molesta.

–No es solo eso, y deja de meterte en temas que no te competen– 

–Es de mi incumbencia saber por qué no firmaron ese contrato ¿Sabes que tendré que llamar a los proveedores para reajustar las fechas de entrega de material? ¿O que tendré que agendar una cita para otra empresa constructora? ¿Y que en la zona costera tendrán que ampliar el plazo para la construcción del nuevo hotel porque no hay una empresa afiliada? – 



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En el texto hay: millonario, vida dura, burdel

Editado: 19.05.2024

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