꧁dipsomanía꧂

Capítulo 22

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 22

𝒯𝑜𝓆𝓊𝑒𝓈 𝒹𝑜𝓇𝒶𝒹𝑜𝓈 𝓎 𝓅𝓁𝒶𝓉𝑒𝒶𝒹𝑜𝓈

____________! Gal ¡_____________

 

Me desperté con pesadez, no había dormido bien debido a la preocupación que cruzaba mi mente en ese momento. Voltee a ver mi reloj para percatarme de que eran las seis y media de la mañana. Me levanté de mi cama para ir por un vaso de agua. Bajando las escaleras noté que unos ruidos extraños provenían de la cocina, por lo que me asomé a ver.

–¿Qué estas haciendo? –

Ella volteó a verme dando un ligero saltito del susto. La vi con unos guantes para hornear, un delantal blanco cubriendo sus rodillas, estaba sosteniendo una bandeja que posiblemente sacó del horno en ese momento.

–Me asustó señor…– me crucé de brazos y entrecerré los ojos– perdón, Gal– corrigió

–¿Qué es eso? – dije mientras me acercaba para sentarme frente al mesón central de la cocina.

–Preparé galletas– me indicó la bandeja con piezas en formas diferentes y un aroma muy delicioso.

–No debiste de molestarte– dije mientras tomaba una galleta en mi mano y la soplaba para ponerla en mi boca.

–No es gran cosa– asentó la bandeja y con cuidado desprendió las piezas del papel manteca en el que estaban.

–¿No crees que es muy temprano? ¿Qué pasó? ¿No te gustó la cama de Judith? – pregunté 

–No, no es eso. Solo que…– se quitó el delantal para arrimarse al mesón– Las galletas son un buen recibimiento para su familia–

–Gracias– me vio por unos segundos antes de apartar la mirada y poner sus manos en un recipiente que contenía una mezcla de color rojo

–De nada…– susurró 

–¿Para qué es eso? – metí un dedo en la mezcla que ella estaba sosteniendo para probar un poco, estaba dulce pero no tanto.

–Hey! – espantó mi mano– no se meten los dedos en la mezcla– frunció el ceño y apretó los labios.

Parecía una niña, la manera tan tierna en que su cara se tornaba cuando estaba un poco molesta se me hacía adorable. Sonreí un poco después de soltar una pequeña risa.

–Perdón perdón– levanté mis manos en forma de rendición– pero para que lo sepas, está muy rico.

Negó un poco agitando la cabeza a la par que su sonrisa no se iba. Puso la mezcla roja en un plástico y le hizo un hueco en la punta, empezó a decorar las galletas que empezaron a tomar forma a medida que trazaba líneas de dulce en ellas.

Estrellas, árboles y empaques de regalos 

Estaban muy bien hechos…

–¿Puedo ayudarte? – me sentía mal al no ayudarla

–Si claro…– me pasó el plástico con la mezcla y acomodó mis manos para agarrarlo de la manera correcta, puso una galleta enfrente mío– ahora solo debe presionar un poco y con firmeza para que salga bien –

Presionar de una manera constante era complicado, las líneas me salieron muy gruesas en un lado y muy delgadas en otro, al final quedó una forma que se asemejaba a una estrella pero que no era exactamente eso.

–Quedó terrible…– comenté a la vez que bajaba la manga pastelera.

–Si un poco…– tomó la galleta y le dio un gran mordisco– pero al menos sabe deliciosa.

Bufé y sonreí al ver su pequeña boca cubierta de casi imperceptibles miajas

–Debes darme más clases…–

–Solo necesita mejorar su pulso– 

–Eso lo dices porque tú tienes uno excelente–

–Posiblemente– 

Al final mi carrera en la industria de decorar galletas había fracasado, me delegaron el lavado de trastes para lo que, si servía, a la par que ella terminaba de decorar las galletas y dejándolas secar en el mesón.

 

Ya era de tarde y me dirigía al aeropuerto para recoger a mi familia, estaba por subirme a la camioneta, pero volvía a la casa para consultar algo con CC

–CC…– llamé su atención logrando que me regresara a ver.

–¿Qué pasa Gal? –  estaba subida en la escalera colocando los bombillos en el árbol de navidad.

–¿No quieres ir al centro comercial? –

–Creí que iba a recoger a su familia–

–Si, solo que creí que ya es momento para que compres más ropa…–

–¿Le incomoda mi ropa? – me regresó a ver con molestia 

–No, no es eso. Solo que pensé que necesitabas más– 

–Podría ser en otro momento talvez, ahora váyase, se le hace tarde– y regresó su vista al árbol que estaba decorando.

–De acuerdo, nos vemos– y cerré la puerta detrás mío.

 

No me molestaba para nada su manera de vestir, de hecho, me parecía linda y cómoda, neutral, sencilla, sí. Pero supuse que necesitaba más conjuntos de ropa aparte de ese. Sostenía el volante con fuerza, y conducía tranquilamente; estaba empezando a oscurecer, podía ver a lo lejos como un avión despegaba de la pista, ya no me faltaba tanto para llegar.

Me encontraba ahora en la sala de espera viendo atentamente las escaleras eléctricas por donde, se supone, iban a llegar mis hermanos y mi madre. Una cabellera pelirroja se me hizo familiar junto con esa piel pálida que caracterizaba a mi hermana Hazel, estaba con su niño más pequeño en brazos y veía a David, su esposo, detrás de ella.

–¡Gal! – abrió su brazo oponible para abrazarme– mi querido hermano, cuanto has crecido–

–Hola Hazel, también es un gusto verte…y suenas como una anciana– 

–Bueno es que no te veo hace mucho tiempo…– 

Los demás llegaron un poco después, los saludé y subí sus múltiples maletas al auto. Eran muchas para quedarse solo seis días.

–¿No creen que se excedieron con las maletas? – refunfuñé al conducir

–No, recuerda que somos ocho personas Gal, y hay niños, debía de traer sus juguetes– Hazel era abogada, así que tenía la constante manía de tener una excusa para todo.

Sus hijos, es decir mis sobrinos, eran dos varones, Patric tiene 5 años y Alex 2 años. Quería mucho a mi familia, pero mi constante necesidad de espacio y privacidad me hacía quererlos por separado.



#8632 en Novela romántica
#1170 en Joven Adulto

En el texto hay: millonario, vida dura, burdel

Editado: 19.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.