𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 31
ℰ𝓃𝓉𝓇𝑒 𝓁𝒶 𝑒𝓈𝓅𝒶𝒹𝒶 𝓎 𝓁𝒶 𝓅𝒶𝓇𝑒𝒹
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De camino a la oficina, no noté que tan afligida estaba por ir hoy. Sería un día normal, pero después de estar tanto tiempo ausente me ponía nerviosa la idea de volver al cubículo de Miranda y verla trabajar todo el día. Mario había estado hablando conmigo los últimos días de temas comunes, nada relacionados con trabajo o propuestas de empleo.
–¿Estás bien? – él no despegaba la mirada del camino
–Si…– respondí con un hilo de voz
–¿No quieres volver a casa con Judith? –
–Estoy bien–
También esta un poco preocupada por lo último que me dijo Amber antes de ir a la costa con el señor Gal: “Rick esta como un demonio”. No pregunté que significaba explícitamente, pero podía imaginármelo. Rick era un hombre que no mostraba más que emoción o ira, sin puntos intermedios. Es comprensible después de que mataran a su padre cuando él solo tenía 13 años, tener que encargarse del negocio a tan corta edad y sin nunca conocer a otra persona más que a Dust…
Nadie había conocido la miseria como lo hizo Rick, así que solo pudo llenar sus vacíos con excesos. Y el que él este “como un demonio” quiere decir probablemente que esta sensible, después de todo, los últimos 15 años había sido él quien logró mantener al burdel a flote. Dust tampoco era un inútil, pero si era un mediocre; nunca imaginó que el negocio se pudiera expandir o ganar más de lo necesario. Rick era el de esa visión, lo que me pregunto ahora es ¿Qué hará después de dejar el negocio a manos de alguien más?
No tendrá empleo, pero tampoco tendrá otra cosa de la que preocuparse por el resto de sus días; una persona tan avara y tacaña como él seguramente tenía mucho dinero guardado. Dinero que nunca se gastó en nosotras, ni en arreglar las estúpidas paredes agrietadas o poner nuevas maderas en el piso húmedo de la habitación.
Creo que se quebró cuando Sharon se fue, después de todo ella siempre era su favorita. Botó todas sus cosas sin distinción y no volvió a preocuparse de que comiéramos o preguntarnos si estábamos bien.
El auto por fin se detuvo y bajé rápidamente. Gal iba a lado mío cuando una voz llamó mi atención.
–Cecil! – la voz masculina sonó muy cerca de mí
–¿Cómo está señor Cock? – pregunté en un tono bromista
–Señorita William es inapropiado que no esté en su estación de trabajo a esta hora– me siguió el juego
–Mario Cock…– Gal habló distrayéndonos el uno del otro
–Señor Walker…– él asintió con la cabeza en forma de saludo– Bueno Cecil…ven por aquí– tomó mi mano dirigiéndome a otro ascensor.
–Señor Cock… Ella viene conmigo – aclaró con molestia el hombre detrás mío sosteniendo mis hombros para evitar que avanzara
–Lo que pasa señor es que hace días le hice una oferta de trabajo a la señorita William, la llevaba a leer el contrato para contratarla–
Una mirada mezquina se posó en esos ojos grises, su mandíbula apretada y el ceño fruncido invadieron su rostro. Soltó su agarre permitiéndome avanzar. Tomamos ascensores diferentes para llegar a pisos diferentes.
–Si no te gusta algo del contrato podemos negociarlo…– me propuso Mario cuando las puertas finalmente se abrieron
Un corredor con cuadros elegantes y plantas bien cuidadas me recibieron al poner un pie fuera del ascensor. Michel Parker, la señorita de la cena navideña, estaba organizando papeles fuera de los cubículos de los administradores.
–Michel ¿Me permites mi maletín por favor? – preguntó él con amabilidad
–Claro señor Cock…– le dio un maletín negro muy bien cuidado. No era como el maletín marrón de Gal, ese estaba viejo y desgastado, pero le daba un aire nostálgico embriagante dándome ganas de preguntar en dónde había estado todo ese tiempo
–Sígueme– indicó al abrir una puerta junto a la estación de la secretaria
Entramos y me invitó a sentarme en una larga mesa a la par que sacaba muchos papeles del maletín.
–Este es tu contrato, léelo y cuando termines envíame un mensaje –
Me dejó sola en esa gran sala, cada movimiento que hacía producía un eco en la habitación, espeluznante. Tomé las hojas en mis manos y pasé hasta la última página. 46 páginas. Esto va a estar tardado
…
Michel me había traído un café para continuar leyendo, no iba más allá de la mitad de revisar el contrato cuando mi celular vibró.
|Gal Walker– 13:32
¿Vas a almorzar conmigo hoy?
|CC–13:32
No, lo siento. Voy a tardar
No respondió al mensaje que envié así que aparté mi celular y seguí con la revisión del contrato.
Es curioso, de los dos trabajos que había tenido hasta ahora, esta era la primera vez que ponía atención al contrato, las condiciones y advertencias. Cuando trabajé en una cafetería en mi pueblo pequeño, el gerente me contrató porque le daba pena y no duré más de dos años ahí.
En cambio, cuando firmé el contrato en el burdel, arrebaté el bolígrafo de la mano de Dust para poder firmar, sin siquiera leer una palabra.
…
Para antes de las tres de la tarde, ya tenía en mente todo lo que implicaba ser asistente personal de Mario, había memorizado el manual básico y los números de teléfono de los contratistas importantes. Tenía un mapa mental de todo el piso 46 para poder moverme y envié el mensaje a mi amigo mínimo supe que estaba lista.
|Cecil William– 14: 48
Terminé, ya puedes venir.
|Mario Cock– 14:49
Bien, voy para allá :)
Entró con una gran sonrisa de oreja a oreja. Me levanté para entregar el contrato ya firmado