꧁dipsomanía꧂

Capítulo 32

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 32

ℰ𝓃𝓋𝑒𝓃𝑒𝓃𝒶𝓃𝒹𝑜 𝒶𝓁𝓂𝒶𝓈 

______________! Gal ¡______________

 

Desde que he limitado el trabajo de Gary, he tenido menos tiempo para descansar. Llevo a CC a la constructora, la traigo de vuelta y el conducir también a otras empresas resulta agotador.

Pero por ahora no puedo quejarme, ya que en cierta manera disfruto de su compañía, el que tarare las canciones de la radio del auto y que vea a la ventana emocionada es conmovedor. Me gusta que conteste mis preguntas con sinceridad y espontaneidad.

–Hoy te maquillaste…– comenté ante el silencio

– ¿Qué? – regresó a verme– ah, si ¿Qué tal? –

Me señaló su rostro acercándose a mí para que pudiera ver, tenía un maquillaje sencillo y natural que a decir verdad se le veía bonito, todo lo que use o decida aplicarse siempre le va a quedar precioso.

–Se te ve muy bien…– sonreí

–Gracias… ¿Hoy puedo almorzar con usted? – preguntó llevando su vista al frente

–Si claro ¿A las dos esta bien verdad? –

Ella asintió. Notoriamente se la veía emocionada. Usaba un pantalón de terno negro con una camisa blanca de botones y su cabello sujetado por un broche dorado.

–Usted me había dicho que no le gusta la arena ¿verdad? – preguntó con extrañeza

–Así es…– 

–Entonces ¿Por qué los cuadros de su casa suelen tener esa temática? –

–No me gusta tocarla, pero sí apreciarla– contesté 

Me miró con la cabeza ligeramente inclinada, por lo que proseguí

–Tengo la creencia de que las cosas hermosas no se tocan– 

–¿Cosas bonitas como las flores? – 

–Bueno…hay una diferencia entre lo bonito y lo hermoso– dije

Y en serio lo creía, las cosas bonitas son fugaces, momentáneas y hasta irrelevantes. Pero, lo hermoso es lo que en verdad perdura para la eternidad 

Como ella 

Lo meditó un momento mientras jugueteaba con sus dedos.

–En ese caso…usted sería lo hermoso– contestó 

Sin haber oído mis conceptos, solo con su criterio. Y sus ideas suelen no tener similitud a las mías. Así que con un nudo en la garganta por tan estrepitosa confesión me aventuré a preguntar

–¿Para ti que es lo hermoso? – 

–Bueno…creo que lo hermoso es aquello que no podemos tener, y por eso debemos contemplarlo como un deseo lejano– su rostro estaba sonrojado y sus mechones castaño oscuro cubrían sus mejillas

–Entonces ¿Para ti soy algo que no puedes tener? – 

–En cierta forma– 

Mi corazón me latía en los oídos, nadie nunca me había dicho algo tan dulce, tan puro y con una buena intención. Pero a la vez ella me sentía tan lejano 

–¿Qué soy yo para ti? – no medí mis palabras antes de que salieran de mi boca 

Abrió bien los ojos y yo también la miré. Me había parqueado ya en el estacionamiento por lo que o había mucha luz para poder apreciar cada expresión que hiciera

–¿A qué se refiere? – preguntó con un volumen de voz muy bajo

–Es decir ¿Me ves como tu jefe? ¿o tu amigo? ¿o el pervertido que arruinó tu vida? – pegué mi frente al volante, sentía mucha vergüenza 

Su mano tocó suavemente mi hombro, la miré con una sonrisa linda y los ojos achinados.

–El hombre que me sacó de un hoyo sin fondo– 

Eso era lo único que me servía oír en este momento, no podía más.

–¿En verdad? –

–Si…–se acercó a mí pegando su cara a mi hombro– es agradable Gal, no lo odio. Lo veo como un amigo…y que se noté que no he tenido amigos desde la secundaria– río

–CC…–

Miró su reloj y de un salto salió del auto.

–Lo siento tengo trabajo, nos vemos a la hora del almuerzo– se despidió agitando la mano a lo que hice lo mismo.

 

Tenía tantas emociones en mí que no podía identificarlas con claridad. Toqué mis mejillas y estaban demasiado calientes. Me fui a lavar la cara al baño más cercano, vi mi rostro al espejo y era verdad

CC tiene razón…me veo mejor despeinado

 

 

La tarde después del almuerzo pasó regular. Hasta que Ángel irrumpió en la puerta de mi oficina.

–Gal, mi querido amigo…– extendió los brazos para abrazarlo

–¿Ahora que hiciste? – 

–¿De qué hablas? – se detuvo a unos pasos de mí 

–Siempre que llegas así, es porque algo hiciste ¿Otra vez rompiste una silla? – 

–¿Qué? Claro que no– se acomodó la corbata– y esa silla se rompió porque estaba mal armada–

–Si, si como digas– moví la mano para continuara hablando 

–Lo que pasa es que tengo una cita con Miranda esta noche…–

–No– contesté rápido

–¿No qué? Si aun no te he dicho nada– 

–No puedes salir temprano, no puedo ser tu chofer hoy y no voy a prestarte mi casa– 

–Pero…– 

–Miranda merece una buena cita, pero tengo cosas que hacer…– me excusé 

– ¿Cómo qué? ¿Acostarte con CC? – bromeó cruzándose de brazos

–Si serás tratado…– 

–POR FAVOR– rogó – Necesito tu casa por unas dos horas después de las seis–

–Pfff… ¿Me repites porqué no puede ser en tu departamento? – dije molesto

–Porque está en remodelación y no quiero llevarla a un restaurante porque eso es muy gastado– 

–Toma– le lancé las llaves de mi casa, las que atrapó rápidamente

–Te besaría si no tuviera novia– agradeció 

–Yo igual, si no fuera heterosexual– 

 

 

La empresa que necesitaba la constructora, fue más difícil de encontrar de lo que esperaba. Bilmur tenía razón, todas querían una empresa con rama familiar. Pero logré encontrar una con una garantía de hasta diez años, así que no tendría que preocuparme por un tiempo.

Rose me trajo los planos de las obras más recientes para revisarlos y mandarlos a archivar.

–Señor Walker…– ella sostenía su libreta contra su pecho



#2431 en Novela romántica
#114 en Joven Adulto

En el texto hay: millonario, vida dura, burdel

Editado: 19.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.