꧁dipsomanía꧂

Capítulo 42

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 42

ℰ𝓁 𝒾𝓃𝒻𝒾𝑒𝓇𝓃𝑜 𝒹𝑒 𝒟𝒶𝓃𝓉𝑒

____________! Gal ¡___________

 

Nunca había experimentado algo tan cercano al terror como hoy, mis manos temblorosas sostuvieron el volante por largas horas hasta llegar a la casa. A mi lado solo estaba la chica que unos momentos antes estaba a punto de ser disparada a sangre fría por uno de esos dos sujetos, mantenía la vista fija a la carretera y no decía nada.

Mi cuerpo pesaba y la sangre fría recorría cada rincón de él. Mi corazón seguía latiendo rápidamente. 

Con que así se siente…

Estar tan cerca de la muerte

Una lagrima se me escapó, deslizándose por mi mejilla, sin control. Amber estaba muerta. Esa niña que tuve todos los domingos en mi auto, la que me ponía apodos ofensivos, la que me había contado su historia…ya no estaba. Y si yo me siento mal, no imagino como debe de sentirse CC.

 

Me detuve frente a mi casa, con la cabeza llena de tanto y a la vez de nada. 

–Gal!... – gritó sin aviso al pisar el freno. Me miró asustada, mientras yo sostenía la herida de mi brazo– ay no, no, no, no, NO– 

–Descuida…solo me rozó– dije, intentando sonreír

–ESTÚPIDO– se sentó encima de mí, tomando el cuello de mi camisa y empujándome contra el asiento– ESTÚPIDO, ESTÚPIDO, ESTÚPIDO…– 

Cuando su cara estaba pegada a mi pecho, acaricié su cabello. No podía ignorar la furia que traía consigo misma. Talvez se estaba culpando, pero en realidad ella no era responsable. Y tenía razón, estúpido mundo.

Estúpido el que disparó

Estúpido mi falta de valor para poder abrazarla ahora…

 

Nos quedamos en esa poción un momento más y bajamos. Pude notar, al costado del auto, abolladuras con marcas de balas y un raspón en la parte delantera. Suspiré pasando mis dedos por las marcas en el metal, recordando la escena tan escalofriante que viví hace apenas unas horas. 

–Lo siento…– susurró la chica, detrás de mí

–No es nada, llamaré para que lo arreglen después…– respondí 

La tomé de los hombros y la dirigí hasta adentrarnos en la casa, que daba un aire pesado y sombrío. Creo que fue poco delicado de mi parte irme de esa manera tan abrupta de la escena. Pero la adrenalina y el miedo me poseyeron logrando de esa manera escapar.

Después de ver mi reflejo en el espejo del recibidor, palidecí. Mi camisa rasgada con sangre estancada, un raspón en mi mejilla y manos cubiertas de suciedad. CC tampoco está bien, ella tenía su ropa bañada en sangre, los tobillos lastimados y los sentidos desorbitados.

Aún estaba procesando todo cuando sentí unas manos en mi pecho.

–¿Q-qué haces? – pregunté a la chica que desabotonaba mi camisa

–Necesitamos curar su herida…– se limitó a responder 

Quité mi brazo de la manga y sentí el ardor del alcohol seguido de un vendaje un tanto ajustado. Ella también limpió la herida de mi mejilla dejando una gasa en esta. Seguido, subió a su cuarto diciendo que tomaría un baño.

Me quedé inmóvil en el sofá por un rato hasta notar la presencia del cachorro junto a mí. Cerré los ojos apretándolos con fuerza

Tengo migraña…

 

 

No sé cuánto tiempo habrá pasado desde que me dormí, pero la barriga comenzó a sonarme del hambre. Me adentré en la cocina buscando algo que comer. Encontré solo el pastel que CC y yo hicimos ayer, tomé un pedazo sintiendo algo de culpa y logrando que algo pudiera ocupar el vació en mi estómago. 

Puse otro pedazo en un plato y subí las escaleras lentamente. Toqué la puerta de la habitación de CC con delicadeza.

–CC…– no hubo respuesta– CC te traje algo para comer…ya va a ser de noche y no hemos comido nada…– insistí

No obtuve respuesta de todos modos, entorné los ojos con pesadez e insistí una vez más 

–CC…voy a entrar– avisé a la par que giraba la perilla de la puerta.

La abrí y una habitación silenciosa y vacía me recibió. Pude ver una luz atreves de la puerta del baño. Dejé el plato en la mesa junto a la puerta mi empujé la que daba al baño

Está abierta

Mis ojos se abrieron al ver a la chica en la bañera. Con la ropa puesta y una mirada perdida

–Oye…– me hinqué al borde de la tina, toqué el agua con una mano– CC…el agua está fría. Vas a resfriarte su sigues ahí– 

–¿Por qué? – preguntó sin poner atención

–¿Qué? – 

–¿Por qué las personas mueren tan pronto? – tenía los ojos muy rojos– En dos años he perdido más gente de la que perderé en toda mi vida…– continuó 

La miré frunciendo las cejas con preocupación. Quité el tapón de la tina y el nivel del agua empezó a descender con lentitud.

–Ven…– la ayudé a ponerse de pie y me di cuenta de que estaba helada– necesitas bañarte– 

–Lo lamento…– replicó. La tomé de las mejillas logrando que pusiera los ojos en mí

–Nunca te disculpes por algo que no hiciste…– giré la llave para que al agua caliente de la llave cayera sobre ella

 

Salí de la habitación y me dirigí a la mía. Tomé un baño corto solo para sacarme la sangre seca del brazo y poder ponerme ropa limpia. Me tumbé en la cama exhausto dejando que el aire frio que entraba por la ventana llenara mis pulmones con heladas partículas.

 

 

Los días siguientes fueron una tortura, no podía concentrarme en mi trabajo y CC siempre actuaba como si no pasara nada, lo que no se daba cuenta es que sus ojos volvieron a adquirir ese aspecto áspero y frío desde aquel día. 

Tenía una pesadilla que constante mente se repetía: Yo siendo disparado y cayendo sobre un charco de la sangre de Amber. Me levantaba de un grito o en el mejor de los casos no dormía en absoluto.



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En el texto hay: millonario, vida dura, burdel

Editado: 19.05.2024

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