Alara estaba parada en el hangar de una nave de la República, esta estaba camuflada como nave de carga y estaba orbitando justo en la salida de la Corrida de Commenor sobre el espacio de la República. Eridia, Kaisa y sus padawans estaban meditando frente a ella mientras miraba hacia la bella vista de Alderaan. Ese planeta era el elegido para ser destruido por el devastador. Ella solo podía pensar en Shin y su necesidad de ir a salvarlo. Tori se puso de pie de un salto para acercarse a ella y aferrarse a su brazo.
“Maestra, deberías dormir un poco…” Dijo con cuidado la padawan.
“Yo… ya no puedo dormir, Tori…” Dijo apenada Alara. “Shin me dijo que podía pasar, pero mi… odio me está sosteniendo, solo necesito meditar un poco.”
“Yo sé que lo extrañas, pero… deberías cuidarte… aunque sea para estar bien cuando vuelva.” Dijo apenada Tori.
“Lo sé, Tori… No puedo cerrar los ojos en la cama, simplemente estoy pensando en cómo estará y me siento una inútil al no poder ayudarlo.” Dijo con sinceridad la gris. “Me odio por estar haciendo esto en lugar de buscarlo.”
Thirin, Erdos y Lura aparecieron por una puerta para caminar hacia ellos. El jedi parecía cansado, pero los mandalorianos paseaban una amplia sonrisa en sus caras.
“Bienvenidos.” Dijo con seriedad Alara.
Thirin estaba mirando con curiosidad a Tori.
“No hay nada de malo en querer a tus amigos, Thirin.” Aclaró la gris para llamar su atención.
“No estaba juzgando, solo… no he prestado atención a mis alrededores estos días.” Dijo apenado Thirin. “Si quiero ser un gris tendré que acostumbrarme a esto.”
“Nosotros no tenemos reglas sobre la fraternidad, Thirin. Es tu elección, lo que pedimos es que respetes a los demás.” Dijo pensante Alara. “Tori me está consolando…”
“Thirin, dile a mi maestra que necesita dormir.” Dijo en voz alta la padawan.
“Alara…” Dijo con seriedad el jedi.
“No puedo dormir…” Dijo ofuscada la gris.
“Shin no dormía en el Imperio.” Dijo sin cuidado Eridia mientras miraba con curiosidad a Lura. “No es nada extraordinario, la mayoría de los siths tienden a mantenerse despiertos para no darle ninguna ventaja a sus enemigos.”
“Yo no soy una sith…” Dijo al aire Alara. “Solo… Cambiemos de tema… ¿Cómo les fue en la ciudad?”
“Ah, el maestro ha sido bastante útil. Purgamos al Imperio y su pandilla de inútiles y de paso hicimos unos cuantos créditos.” Dijo divertida Lura. “Nuestra amiga espía estaba feliz con los resultados.”
“Muchas gracias por el esfuerzo, chicos… Ahora tenemos otra misión.” Dijo pensante Alara.
“Ah, ya nos informó el comandante del escuadrón. Yo sabía que los Grises iban a tener a los mejores enemigos…” Dijo divertido Erdos. “Atracar un convoy del Imperio siempre es divertido.”
“Especialmente cuando llevan un arma de destrucción planetaria.” Dijo contenta Lura.
“Me resulta extraño tener amigos mandalorianos…” Dijo al aire Thirin. “Por las historias que he escuchado, todos se comportaron con honor y responsabilidad.”
“Por eso son amigos nuestros, Thirin.” Dijo pensante Alara.
“Los mandalorianos a los que te refieres ya no existen, la mayoría de ellos cayeron ante Revan y al resto los mató Xania…” Dijo pensante Erdos.
“¿Xania?” Preguntó con curiosidad Thirin.
“Él no sabe toda la historia todavía…” Dijo pensante Alara. “Shin nos contó que Xania derrotó a Mandalore cuando quisieron invadir espacio imperial.”
“Atacaron Ziost y pusieron una pequeña base allí, duró menos de una semana. La Orden Sith apareció para destruirnos…” Dijo pensante Erdos. “Ahí empezó la caída, muchos pensaron que el Imperio iba a absorbernos, pero…”
“Nos destruyeron por completo e intentaron borrarnos de la faz de la galaxia.” Agregó con seriedad Lura. “Todo el esfuerzo de Mandalore para reunirnos desde las Guerras Mandalorianas se esfumó con los deseos de grandeza de su sucesor.”
“Supongo que Shin obtuvo la máscara de ella.” Dijo sorprendido el jedi.
“Exactamente, Shin dice que el Imperio quería armar una división solo de mandalorianos. Ihsahan iba a ser su líder.” Dijo pensante Eridia. “Shin lo hizo de otra manera…”
“Eso nos contaba nuestra amiga del Imperio, en su historia, Shin derrotó a todos sus comandantes en una sola tarde.” Dijo divertido Erdos. “Debe haber sido un espectáculo.”
“Deberían preguntarle a Shia, ella estuvo presente esa tarde.” Dijo pensante Eridia.
Alara sintió su comunicador temblar en su bolsillo, cuando lo sacó apareció el holograma de Vatse. Su amigo saludó con respeto a todos para luego mirar con curiosidad a Thirin.
“Vatse, ¿Estás bien?” Preguntó con cuidado Alara.
“Sí, estuve pensando mientras esperábamos a Cen y estoy seguro de que Malgus quiere hacer uno de dos rituales…” Dijo pensante el jedi. “Uno es el mismo que hacía Xania, que si no mal recuerdo es llamado Lazos de Poder. Eso explicaría mucho de lo que está pasando en el planeta…”
“¿Y el otro?” Preguntó con curiosidad Alara.
“El otro es el que más me preocupa… Shin derrotó a Xania y ella ya había repetido esto varias veces… El otro que tengo en mente son las Cadenas de la Oscuridad, cosa que solo he leído en historias de la época dorada sith.” Dijo pensante el jedi. “Creo que su nombre es bastante evidente, básicamente este ritual permite la manipulación de personas en forma masiva… cambiando sus personalidades hacia el lado oscuro… Más bien, hacia sus macabros planes.”
“No era lo que quería escuchar, Vatse…” Dijo sin cuidado Alara. “No pueden irse ustedes dos del templo, necesito a un experto…”
“Lo sé, discutimos sobre eso con Artemios…” Dijo divertido Vatse. “Solo quería darte mis pensamientos, cuando aprendamos algo serás la primera en saberlo. Cen ya está con sus amigos y Vitti está con Artrisa en la nave. Nos comunicaremos pronto, Alara.”
“Tengan cuidado, Vatse… tengo miles de preguntas ahora.” Dijo al aire la maestra.
“Las responderé pronto, hasta luego.”
Alara se quedó mirando a Thirin mientras pensaba en su prometido.
“Tenemos muchos problemas, Alara.” Dijo en voz alta el jedi. “¿Lo que escuché es cierto?”
“Yo espero que no, pero tenemos evidencia de que Malgus quiere hacer algún tipo de ritual sith.” Dijo pensante Alara. “Ahora debemos enfocarnos en el devastador…”
“Vitti nos dejó explosivos.” Dijo contenta Lura. “Ya los cargamos en la nave. Sanza y Cresso están serán nuestros zapadores.”
“Gundar está a cargo de proteger sus traseros. Nosotros estamos a tus ordenes, Alara.” Dijo pensante Erdos.
“Los quiero con nosotros, nos dieron un escuadrón, pero preferiría no necesitarlos.” Dijo pensante la gris. “No sé qué tipo de resistencia vamos a tener y nosotros somos especialistas en lo inesperado…”
“Es una buena idea, podríamos ponerlos a ayudar a Sanza.” Dijo pensante Thirin. “Estarían en la retaguardia y los explosivos van a ser necesarios para destruir esa… cosa.”
“Es monumental… ¿No sería mejor…?” Empezó Erdos.
“Para nada.” Interrumpió Alara. “Shin ya destruyó varios… No veo como entra en su código de honor pelear con algo que puede destruir un planeta de un golpe.”
“En las Guerras Mandalorianas no hubieran dudado de usarla…” Dijo pensante Thirin.
“Es cierto.” Dijo con seriedad Erdos. “Ya no somos esos mandalorianos, pero tengo que admitir que siento curiosidad por un arma de este tipo.”
Thirin se quedó con ellas mientras Eridia llevaba a los mandalorianos hacia un campamento que tenían en un rincón del hangar.
“¿Cómo estás, Alara?” Preguntó con cuidado.
“No lo sé…” Dijo apenada la gris mientras miraba a Tori. “Extraño mucho a Shin y siento que debería estar buscándolo en lugar de… pelear esta estúpida guerra.”
“No puedo ayudarte mucho en ese tema… Sigo siendo un jedi.” Dijo apenado Thirin. “Lo que sí puedo hacer es que esta misión salga a la perfección. Estuve hablando con los Vigilantes, pasándoles un poco de lo que me dice Hussan, algunos dicen que los Archivistas están empezando a debatirse su postura contra nosotros.”
“Ayer invité a Shura al templo, necesito que seamos aliados contra Malgus, es difícil pelear una guerra contra la oscuridad cuando la supuesta luz no nos quiere a su lado.” Dijo pensante Alara.
“Ellos están con nosotros, saben que somos los únicos peleando contra los siths en los rincones donde la Orden no quiere entrar… También tienen problemas en Corellia, pero…” Dijo al aire Thirin.
“¿Los chicos saben que el Imperio es… maligno?” Preguntó con cuidado Tori.
“Por supuesto, Tori. Hussan y los demás eran parte del Imperio de… Ihsahan, ellos querían mejorarlo y cambiarlo para siempre, para ser una nación como las demás…” Dijo pensante Alara. “Por eso están aquí con nosotros, porque saben que el Imperio está controlado por unos pocos.”
“Supongo que es más complicado que eso, Alara.” Dijo pensante Thirin.
“Lo es, pero ya he hablado con Hussan sobre esto y… ellos saben contra que están peleando.” Dijo pensante Alara. “Ayúdenme a organizar esto, por favor… No soy experta en atacar convoyes militares.”
“No creo que tengamos problemas, Alara. Tus amigos disfrutan de estas cosas.” Dijo divertido Thirin.
Alara solo quería encontrar a su prometido.