Directo De Una Telenovela

O1. SEBASTIAN WATSON

CUANDO ABRÍ LOS OJOS por primera vez en el día quise volver a cerrarlos. Sabía qué día era hoy; 03 de septiembre, primer día de clases en la universidad. Tomé mi almohada y la presioné contra mi cara. Se supone que este sería uno de los mejores días de mi vida. Conocería gente nueva, hablaría con mi compañera sobre nuestras clases del día, paseaba por el campus e iría a las fiestas de las facultades, pero esas cosas solo pasan en las películas y en los libros.

Mi realidad estaba muy lejos de que fuera como esa.

Sentí como Cassidy, mi ahora hermana, se movía constantemente en la parte de arriba de la cama, así que con fuerza la pateé para que dejara de moverse. Podía ser molesta cuando se lo proponía. Cassidy dejó notar su cabeza mirandome furiosa y lista para lanzar una almohada en mi dirección.

—Que lindo despertar.—le comenté divertida en lo que me paraba de la cama.

Comencé a estirarme un poco antes de entrar a la ducha, aunque más bien ese era mi objetivo antes de que mi pequeña hermana me empujara para ella poder tomar el baño.

—Maldición Cassidy, ¿que coño te pasa?—le grité desde el piso. En definitiva tenía una fuerza increíble ella.

Mientras Cassidy se gastaba el agua de la casa, empecé a preparar mi cartera de la universidad con mi Ipad pro, una pequeña agenda, un estuche con lápices, lapiceros y el lápiz del Ipad, además un pequeño bolso de maquillaje que siempre tenía conmigo.

A los quince minutos salió mi piojo del baño, cosa que agradecí. Allá duré una casi media hora, pero ya había salido con el cabello y mi cara lista. Al principio no sabía qué hacerme en los ojos, pero me decidí por un delineador, un poco de rubor y rimel. Así que, luego de ponerme unos jeans negros, un blazer del mismo color y un t-shirt de Jurassic Park, estaba más que lista àra bajar a desayunar.

—Buen día familia—dije una vez me senté en la mesa para desayunar.

La abuela, la cual era nativa de Puerto Rico, estaba haciendo el desayuno, el cual era papa hervida con huevo frito y un jugo de naranja con leche. Cassidy se sentó a un lado mío. Dejé un beso en su mejilla y se ayudé con el lazo que se estaba poniendo. Podía notar que estaba más que nerviosa por su primer día de clase.

Luego de unos segundos, entró Ana Cristal a la cocina. Ella era una de mis madres adoptivas desde hace casi dos años. Tenía el cabello por los hombros y unos rasgos latinos muy fuertes, aunque eso solía pensar yo. A pesar de ella ser de los Estados Unidos, ella tiene ascendencia de Puerto Rico también.

—¿Estás feliz por tu primer día de clases?—le preguntó Ana Cristal a Cassidy. Ella, de la emoción, golpeó su cabeza contra la mesa dramáticamente.

—Bueno, yo por otro lado...—comencé a decir al ver la reacción de mamá sobre Cassidy.—ando entre dos. Digo, se supone que los adolescentes no están en casa para el primer día de clases de la universidad, porque ellos viven en el campus.—comenté.

—Si pero, nosotros no hacemos eso.—dijo Karla, mi otra madre, mientras entraba a la cocina vestida formalmente—Mientras más cerca y más dinero ahorremos, mejor.

—Pero tengo una beca.—dije Diana en lo que metía un pedazo de papa a su boca.

—¿Crees que es suficiente?—preguntó la abuela en lo que se sentaba junto a mamá.—En mis tiempos, la universidad era gratis. Aunque claro que había que tener cuidado con que te lanzaran una piedra en días de huelgas.

¿Acaso ella acaba de decir...?  ¿Huelgas?

—Oh eso pasa aún. En mis días de universidad cada vez que había huelga, los profesores seguían dando clases. Cuidado si una silla llegaba a tu cabeza.—dijo Karla en lo que bebía café.—También solían tirar bombas allá.—comentó como si fuera de lo más normal del mundo.

—¿Dónde estudiaron ustedes?—pregunté extrañada. Tanto la abuela como Karla se miraron pero no dijeron nada.

—Mira querida, lo que ellas quieren decir es que, aprovecha lo que tienes. Nosotras venimos de lugares donde había que trabajar duro para tener por lo menos la mitad de lo que ustedes tienen.—empezó a hablar Ana Cristal.—Así que aprovecha eso. No todo dura para siempre. —dijo con gentileza.—Y tú piojo, tranquila. Harás amigos más rápido de lo que crees.

Cassidy hizo una mueca triste.—¿Y si no hago amigos? ¿Por qué no puedo ir a mi otro colegio? ¿Por qué tengo que ir a un colegio católico?

—¿Cómo puedes preguntar eso?—exclama abuela con dolor.—Ningún nieto mío, sea adoptado o no, será parte de un colegio donde no enseñen la palabra de Dios.

—Es porque son latinas, ¿verdad?—pregunté.

—Si.—dijeron las tres mujeres de habla hispana.

Por un momento miré a Cassidy y ambas soltamos una pequeña sonrisa.

Luego del desayuno me fui a lavar los dientes mientras Cassidy hacia lo mismo. Me despedí de mis familiares y abrí la puerta de la casa no sin antes tomar las llaves de mi Hyundai i10 color rojo y, mientras esperaba a mi hermana menor, me pinté los labios del mismo color marrón no tan opaco.



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En el texto hay: amor, latino, amor amistad romance

Editado: 18.04.2019

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