Disappear | Libro #1 (saga Disappear)

Capítulo trece (Parte uno)

Capítulo 13 (Parte uno)

“La estrella de mi cielo”

 

 

Siempre he criticado a cualquier chica que se preocupa por vestir para un chico, es decir, siempre me pareció estúpido eso de preocuparse por lo que piense un chico sobre ti, a la mierda los chicos pretenciosos con aire de imbécil que creen qu las mujeres somos solo su puto juguete. Pero esta noche tuve que tragarme mis palabras.

 

¡Joder, nunca había estado tan nerviosa! Y la risa de Travis resonando en mi habitación no era de mucha ayuda.

 

― ¡Deja de reírte, Travis! ― giré a verlo. El ojiazul me observaba divertido desde mi cama mientras yo intentaba no enloquecer buscando algo descente para ponerme esta noche en mí salida con Adam.

 

―Lo siento. ― se disculpó entre risas. ―Es que nunca creí verte así. Siempre has criticado a las chicas que se visten para los chicos.

 

―No empieces, no ahora o de resultado tendrás mi zapato en tu boca. ― él rió aún más fuerte.

 

―Debo felicitar a ese chico, en serio te tiene jodida. ―gruñí entre dientes y volví a prestarle atención a mi armario y buscar algo menos holgado y masculino. ― ¿Por qué te esfuerzas tanto? Nunca te importó vestir de esta manera. ― señaló la ropa que minutos atrás había tirado en la cama. ― ¿Por qué intentas cambiar para ese chico? ― suspiré tomando una camisa amarilla sin mangas junto a una falda blanca y giré ignorando completamente su pregunta anterior.

 

― ¿Qué te parece esto? ― él suspiró bajando la mirada y yo bufé frustrada ―Ridículo, lo sé. Tal vez debería revisar el armario de Hannah. ― dejé la ropa nuevamente en el armario y caminé hasta la puerta, pero la mano de Travis sosteniéndola evitando que yo la pudiera abrir me detuvo.

 

Maldigo el día en que empezó a ir al gimnasio.

 

― ¿A caso te avergüenza ser tu misma frente a ese chico?

 

Oh, si supiera… Adam ya hasta se sabía de memoria la cara de patética que pongo cuando lloro.

 

―No. ― respondí en un susurro.

 

― ¿Entonces? ― suspiré y giré para quedar frente a él. Sus ojos azules me observaron esperando por mi respuesta.

 

―Creo que me estoy enamorando, Travis. ― él dejó de sostener la puerta y su rostro por un momento pasó a uno de confusión. Así que proseguí ―Solo no me siento suficiente para estar a su lado, es todo. ― y entonces lo entendió. Se acercó más a mi y sostuvo mi rostro con sus manos cortando la poca distancia que había entre nosotros dejando un beso en mi frente. Una de sus manos tomó un mechón rebelde de mi cabello y lo pasó detrás de mi oreja.

 

―Bea crecí a tu lado, te vi llorar, reír, sufrir, divertirte, babear por niños en la primaria, te he visto ser cariñosa, y tambin estuve ahí cuando le rompiste la nariz a un chico en primer año. Te vi desvanecerte en los brazos de tu hermana cuando ocurrió el accidente con tu padre, te escuché todas las noches llorar luego de aquellas pesadillas y te sostuve en mis brazos cuando intentaste suicidarte, estuve día y noche cuidando de ti en el hospital hasta que abriste los ojos. Siempre he estado a tu lado y te he visto en tus peores momentos.

 

―No entiendo que tiene que ver en todo esto.

 

―Te conozco demasiado, Beatrice. Y a pesar de todos los escenarios que he vivido a tu lado, para mí eres perfecta. 

 

Sus palabras me ablandaron de una manera inexplicable, Travis era un chico muy dulce con un increíble corazón. Y que estuviera a mi lado en mis peoes momentos solo me hacía darme cuenta que el no es mi mejor amigo, nunca lo fue… siempre fue mi hermano mayor. Siempre cuidó de mí sin que nadie lo pidiera. Sin saber que decir, lo abracé y cerré mis ojos disfrutando de su cercanía. Sí todavía no había intentado suicidarme de nuevo era gracias a él, a sus palabras,  a su apoyo y a su compañía. No sé que sería de mí sin Travis en mi vida.

 

―No tienes por qué sentirte insuficiente para alguien, si ese chico te quiere, te verá asombrosa con lo que sea que uses. Y si no es así, entonces ese chico no vale la pena, porque para mí siempre serás una chica asombrosa.

 

―Gracias Travis, siempre sabes que decir. ―dije en un susurro para luego observarlo con una sonrisa.

 

―Te quiero mucho, Bea.

 

―Yo también te quiero, Travis.

 

―Ahora ve a vestirte, el chico que te pone tonta acaba de llegar. ― Mi sonrisa se borró al instante.

 

― ¡¿Qué?! ― corrí a la ventana de mi habitación y en definitiva Travis tenía razón. Observé a Adam bajar de su auto y rápidamente volví hacia Travis. ―Ve abajo y distraelo mientras me visto. ―él rió sin moverse de su lugar. ― ¡Muevete, Travis! ― Y soltando una carcajada salió de mi habitación.




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