Disappear | Libro #1 (saga Disappear)

Capítulo veintiséis

Capítulo 26

"Conociendo al señor Harrison"

 

— ¿Qué haces aquí? ― sonreí abrazandolo.

—Creo que prometí estar junto a ti todos los días, si mal no lo recuerdo. — respondió Connor deshaciendo el abrazo que se había formado minutos atrás. —Espero que no tengas planes el día de hoy y lo reserves conmigo.

—Sí, porque jugar cartas con las enfermeras y quedarme todo el día en la habitación mirando hacia la ventana esperando a que acabe el día, era la distracción perfecta, pero no tienes de que preocuparte, mi día es todo tuyo.

—Siendo así, que bueno que vine. Andando, mi chofer nos espera.

— ¿Tienes chofer? ― me detuve observándolo sorprendida. El rió ante mi reacción.

—Mi padre es millonario, ¿No te lo dije? — contestó obvio. Lo miré incrédula.

—La verdad no.

—Bueno ahora lo sabes. — salimos de la casa y caminamos hasta el auto negro que se encontraba frente a nosotros. Connor abrió la puerta trasera haciéndome una seña para que entrara primero, luego él se sentó a mi lado. —Ya podemos irnos, Hank. — le informó a su chofer.

— ¿A dónde iremos? ― pregunté interesada.

Connor no me visitaba seguido por ser reglas de Canopy Cove, pero si solía llamarme constantemente para saber sobre mi día. Nos habíamos vuelto buenos amigos en el tiempo que he estado en florida, y me ha servido para no sentirme tan sola, ya que ninguno de mis amigos se ha acordado de mi exceptuando a Travis.

—Hoy tendrás el privilegio de conocer a un importante empresario, el señor Harrison.

— ¿Quién es él?

—Mi padre. ― casi me ahogo al escuchar esas palabras.

— ¿Y a qué se debe la invitación?

—Tranquila, no pediré tu mano ni nada por el estilo. — El chico rió —Iremos a mi casa, lo conocerás y veremos películas en mi habitación, sin compromiso.

Al llegar ambos bajamos del auto, quedé impresionada con la casa tanto por fuera como por dentro, era una casa gigante de dos pisos, el tema era minimalista, por lo que la decoración estaba basada solo en colores neutros, tanto blancos y negros, como grises. Cuando nos adentramos a la sala de estar, Connor llamó a su padre, el cual se encontraba en su estudio trabajando.

— ¡Papá, ya llegué! ¿Puedes venir un segundo?

—Claro, hijo ¿Qué sucede?

—Papá, ella es Beatrice Blake, la chica que conocí en California. Bea, él es Harrison Fields, mi padre.

—Es un gusto conocerte finalmente, Beatrice.

—El gusto es mío, señor Harrison.

―Estaremos en mi habitación viendo películas toda la tarde, espero no te moleste si no voy a la cena con tu nueva esposa.

―Tranquilo, no me molesta. Ve a atender a la chica. ― el chico le sonrió a su padre y me guió hasta su habitación.

― ¿Así que fui una excusa para no ir a cenar con la nueva esposa de tu padre? ― encarné una ceja y me crucé de brazos observándolo divertida.

―Algo así. ― el rubio se encogió de hombros riendo.

―Supongamos que no me he sentido utilizada, ¿Por qué no quieres ir a esa cena? ¿Te cae mal esa mujer?

―No, para nada. Amelia es una madrastra asombrosa, siempre es muy atenta conmigo y con Andy. Pero solo estamos papá y yo, y ellos durante la cena suelen ser muy románticos, entonces prefiero disfrutar de una buena pizza contigo que una pasta con sabor a "tu padre suele tener su lado salvaje".

― ¿Lado salvaje? ― reí ― ¿Quién dice eso?

―Al parecer la nueva novia de mi padre y es asqueroso tragar la  comida con un "rar" de por medio ― estallé en risas ―Quiero mucho a Amelia, pero al menos no dicen cosas raras cuando Andy esta presente.

― ¿Andy?

―Mi hermana menor. ― me recordó.

―Ah, la que vive con tu madre en Londres.

―Esa misma. ― caminó hasta la televisión para luego buscar en Netflix una película que ambos pudiéramos disfrutar. ― ¿Qué película quieres ver? ¿Una de zombis, de acción, de romance, de aventura, ciencia ficción, terror...? Por favor no digas romance. ― reí.

―Tranquilo, no me gustan las películas de romance, son muy predecibles y no son mi tipo, terminan contándote una historia que obviamente nunca te pasará.

― ¡Gracias al cielo! Creí que eras de ese tipo de chicas que no pueden ver una película que no sea de amor adolescente donde buscan al chico perfecto.

―Sí... ese tipo de películas no es mi estilo.

―Entonces, ¿Qué te parece si vemos una de terror?

―No, soy muy miedosa. ― confesé.

―Oh, entiendo; chica mala por fuera pero cobarde por dentro, entiendo. Terror será entonces.

―Yo no voy a ver ninguna película de terror.

―Oh, si lo harás. ― rió dejando el control remoto encima de la cama y atrapándome por la cintura para aventarme a la cama entre risas.

Connor terminó colocando la película Ataque Enfermizo. Y a pesar de que le dije que no la vería, terminé accediendo, aqunque estuve más al pendiente de la pizza que de la película. Tenia que concentrar mis pensamientos en algo que no fuera la película, ¿no?

Cuando terminó yo no quería ir si quiera sola al pasillo, si, era una cobarde. Mientras tanto, Connor reía como si estuviésemos viendo una comedia dramática. ¿Era una broma? ¿Cómo podía reírse y no estar cagandose de miedo como yo?

— ¿Cómo puedes reírte cuando el protagonista le sacó los ojos a su hija y se los terminó comiendo? ¡Yo tengo ganas de vomitar!

—Es que la película no tiene buenos efectos, es estúpida. Ya veo que es cierto cuando dicen que las películas son una mierda comparadas con el libro.

― ¿Esta película tiene libro?

―Sí, y es mejor que esa bazofia que acabo de ver. En el libro la niña está poseída y es ella quien le corta el cuello a su padre.

―Recuerdame nunca leerme ese libro, no quiero vomitar las paginas imaginando eso o tener pesadillas luego. ― Connor rió pasando su brazo por mis hombros.

―Eres una cobarde, Beatrice.




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