Disfrutando el dulce néctar de tus labios

Capitulo IV

Natalia.

-Sus padres no contestan señorita— el Director Fuentes me mira con reprobación, espero que mis padres no contesten o si no mi madre me ahorca (literalmente). Este señor nos ha hecho venir a su oficina y nos ha dado tremendo sermón.

-Deben estar en una reunión señor Director— suspira y mira con molestia al chico a mi lado.

-¿Y bien, Peralta? ¿Qué se supone que haga contigo?— dice cruzando sus manos y poniéndolas bajo su barbilla.

-Conmigo ya no puede hacer nada señor Fuentes, ya me gradué con honores el año escolar pasado— responde sin importancia.

-Usted si joven Peralta, pero la señorita del Villar no— me mira y me causa miedo sus palabras.

-Ella no tiene la culpa de nada, yo la estaba acosando, si decide castigar a alguien que sea a mí— dice con autoridad el chico a mi lado y volteo a mirarlo consternada.

-La señorita del Villar, veamos— busca algo en su computadora— por ser la primera falta y ser una de las mejores alumnas de su clase— me mira pensativo— vamos a perdonarla, pero si la vuelvo a encontrar en las mismas condiciones será expulsada— aprieto mis manos por lo que la palabra significa ¡¡Dios me libre de eso!!

-Muchas gracias señor Director, prometo que esto no volverá a ocurrir—le agradezco y suspiro por la seguridad que me da.

-Eso espero señorita—hace señas con las manos para que salgamos.

Al salir de la oficina del Director veo la hora y trato de irme ya que mi chofer me debe estar esperando, pero este chico me aferra de la mano.

-¡Déjame ir! Me esperan— digo suplicante.

-No te piensas despedir—me mira con ojos triste.

-Mira Robert, así es como te llamas ¿no?—asiente con una gran sonrisa— debo irme, mi madre es una persona estricta y si no llego a tiempo a casa se va a molestar— explico, aunque no deba hacerlo.

El me hala de la mano hacia un pasillo que está totalmente solo, me recuesta de la pared y coloca todo su cuerpo sobre el mío.

-Dime tu nombre, o si no te seguiré llamando chiquilla— posa sus manos en mis mejillas, mirándome con ternura.

-¿Acaso no me escuchaste? Debo irme— en ese momento escucho que me llaman, es Paul y me está buscando.

-Solo dime tu nombre y te dejo ir—que fastidioso e insistente es este chico.

-Soy Natalia, un gusto— extiendo mi mano y sonríe correspondiendo al saludo.

-Un gusto Natalia, puedes llamarme Rob si así lo prefieres—me acerca a su cuerpo y me da un casto beso en mis labios— hasta luego preciosa.

Se despide con las manos y me quedo embelesada viéndolo hasta  que siento unas manos posarse en mis hombros, me llevo un susto pero al voltear me relajo porque es Paul.

-Hora de irnos joven Natalia— asiento y me voy con mi chofer.

En el camino a casa voy pensando en lo sucedido, Robert es algo extraño a mi parecer, su forma de tratarme me asusta y me gusta a la vez, ¡¡¡me he vuelto loca!!! Me he dejado besar por un chico que no conozco y es algo extraño, pero esos sentimientos que siento al tenerlo cerca me cautivan y me llaman a disfrutarlo.

Al llegar a casa voy a la habitación dejo mis cosas y me cambio para bajar a cenar. Al bajar ya están mis padres en la mesa y me miran algo extraño.

-Buenas noches—saludo tomando asiento.

-Buenas noches— dicen al unísono, les regalo una sonrisa.

-¿Algo especial el día de hoy, princesa?— curiosea mi padre.

-Nada especial papi— le digo con amor.

-No lo parece, estas algo…— mi madre pone su dedo en la barbilla como de forma de sospecha y pensamiento a la vez— ¿feliz podría ser la palabra?, o emotiva, si eso, te queda mejor esa— termina alzando una de sus cejas y mi sonrisa se borra de inmediato.

-No hubo nada fuera de lo normal, solo que mi…— detengo mis palabras por la mirada escrutadora de mi madre— Ally no fue hoy a clase y es muy extraño, me sentía sola y preocupada por ella— sonríe.

-Seguro está enferma cariño— papá siempre tan condescendiente.

-Si seguro— concuerda mi madre— ¿nada más ha pasado? creo que tenía una llamada perdida del instituto— me pongo nerviosa y niego con la cabeza de inmediato.

-Ahora que lo mencionas, yo también, devolví la llamada y el Director me ha mencionado algo— eso me pone más nerviosa aun, no digo nada ya que la cocinera llega con la comida.

-Gracias— le agradezco cuando termina de servir mi cena, solo asiente y me sonríe.

-¿Qué te dijo el Director, cariño?—indaga.

-Que nuestra pequeña es una de las mejores de su clase y quiere que de unas palabras el día de su graduación— me guiña el ojo y le sonrío en agradecimiento.




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