Disfrutando el dulce néctar de tus labios

Capitulo Final

Robert

Mi ansiedad va en aumento al sentir como va bajando la velocidad del auto y detenerse, lo que más anhelo es que mi Esposa este en perfecto estado. Bajamos del auto y el Agente me da una señal para que lo siga, con total seriedad me acerco y me entrega un arma.

-Como te explique entraras conmigo como uno de ellos te llamare novato, tienes que estar atento a cada movimiento, no quiero que se forme un enfrentamiento antes de llegar a donde esta Natalia ¿entendido?— asiento— sígueme.

Nos vamos rumbo a un gran edificio, el camino es total oscuridad, nos acercamos a un portón y abren al mirarlo le saludan de forma amigable, me miran de forma curiosa y el Agente posa una mano en el hombro del mastodonte frente a nosotros.

-Cobra, este es el novato, tranquilo, sabes que siempre traigo a los mejores— sonríe y este asiente.

-Adelante— nos adentramos en el edificio, todos lo saludan efusivamente y la verdad es que es muy bueno para actuar con esa gente, todos están armados y llenos de energía, de vez en cuando el Agente me da una mirada, pero sigo serio sin inmutarme.

-¿Fierro?— ambos volteamos a ver quién lo ha llamado— bro, el capullo dijo que te llegaras a la habitación de Muñeca—dice un hombre con un parche en el ojo izquierdo— la verdad es que tengo curiosidad de que está pasando de ese lado, no dejan pasar a nadie, dijeron que venias con un novato— me mira de la cabeza a los pies y arruga el entrecejo— ¿es este?— pregunta.

-Sí, este es el novato, después le pondremos el apodo adecuado para él, por ahora debemos ir para hacer el mandado de Muñeca— dice el Agente sin perder la mirada del tipo frente a nosotros.

-Un placer bro— me saluda con un puño al aire.

-¿Qué onda por acá? todo está de lujo— intento conversar, el Agente me da una media sonrisa y el tipo se ríe a carcajadas.

-Todo lo que ves es una fachada, lo mejor está en las partes donde hacemos el trabajo, ya lo veras— me aprieta un hombro y se despide.

-Vamos— seguimos caminando y subimos unas escaleras, creo que subimos al tercer piso, nos detenemos en seco al escuchar quejidos, gemidos y gruñidos.

El Agente saca su arma y me mira con algo de pánico, yo sigo mirándolo serio, pero por dentro estoy tan ansioso con encontrar a mi chiquilla, caminamos hasta llegar a una puerta donde los quejidos se hacen más fuerte. Intentamos abrir la puerta pero no lo logramos, de repente escuchamos fuertes sonidos de disparos es la señal de apresurarnos, me desespero e intento tumbar la puerta, lo intentamos luego dos veces más hasta que esta se abre de golpe, pero quedo en shock al ver lo que está frente a nosotros, el hombre a mi lado ahoga un grito y no lo pienso disparando, el Agente me quita el arma y golpeo al hombre encima de mi mujer, quita a las otras dos escoria, lo peor fue ver a mi mujer ensangrentada.

-Chiquilla, preciosa mírame— le hablo pero es como si estuviera fuera de su cuerpo, la siento venirse en arcadas y le doy palmadas en la espalda— mi amor, respóndeme cielo— me está desesperando no poder escuchar su voz, tomo sus mejillas y la miro, pero sus ojos están idos, me preocupa las heridas que tiene en su brazo y pierna, los moretones en su cara.

Busco alrededor algo que me sirva para cubrir sus heridas y cuerpo, consigo una camisa la rompo y cubro las heridas, la arropo con las mantas y la llevo entre mis brazos, al voltear me doy cuenta el enfrentamiento que hay entre los agentes de policía y los de la pandilla o clan; busco al Agente Ross y este me hace señas de que lo siga, al mirar al suelo me veo envuelto a detallar a la mujer que yace inerte en el suelo, quedo paralizado sin creer que ella este aquí.

-Vamos Robert— miro al Agente y lo sigo sin dejar de pensar en la mujer en el suelo, está muerta y no sé si fui yo quien la asesino, “¿qué hace ella aquí con estos tipos, será una de ellos?” pienso sin detenerme. Antes de llegar al portón de salida nos detenemos ya que una mujer entra con varios hombres, nos quedamos estáticos ante la imponencia y elegancia de esa mujer.

-¿Que ha pasado aquí Fierro?— interroga furiosa.

-Señora, es una emboscada, la policía nos ha encontrado y...

-¿Donde esta Muñeca?—pregunta con molestia sin dirigirme la mirada, solo mira a su alrededor.

-Lo siento señora, cuando llegue a ella ya estaba muerta— esta abre los ojos y veo que tambalea.

-¡No!— grita de forma desgarradora— quiero a esa maldita zorra muerta, por culpa de su obsesión por ese hombre ella... ella— toma su cabeza y los hombres a su alrededor la sostienen, intento moverme en vano, porque dirige la mirada hacia a mi percatándose de mi presencia— ¿Quién es el?— me mira de pie a cabeza.

-La obsesión de su hija—dice un hombre que aparece de la nada, lo mira y vuelve su vista a mí- me imagino que Muñeca cumplió su cometido— dice mirando lo que llevo en mis brazos.

-¿Cómo es que este hombre llego hasta acá?—se acerca a nosotros sin inmutarse.

-Yo lo traje a petición de Muñeca— responde rápido el hombre a mi lado.




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