CASSANDRA
Estaba nerviosa, eso no lo podía negar a mí misma, cuando Sebastian llamo para quedar, estaba esperando en realidad que se allá olvidado de cenar, por ese motivo no le di mi numero estaba aplazando el tiempo, sin duda daría conmigo, pero tardaría, ese era mi plan hasta que una pajarilla me delato, estaba segura que mi querida hermana tenía algo que ver. No sé lo que paso por mí mente para aceptar salir con él, o en realidad sí, entre más rápido nos conociéramos mejor definiríamos lo que queríamos, y mi familia me dejaría en paz. Pero ahora estaba en una encrucijada no sabía que ponerme porque no sabia a donde rayos me iba a llevar, seguramente a un restaurant de esos finas para impresionar.
-Te ves muy bien – dijo Sandra entrando a la habitación – pero no sería mejor un vestido, con un buen escote, tienes que mostrar tus atributos
-Estoy bien asi, y no voy a mostrar nada, solo voy a disculparme otra vez, cenar tranquilamente y después adiós – dije acomodándome el pelo
-Bueno parece que te fueras a cerrar un trato a la oficina – cuando la mire enojada – bueno, pero por lo menos el pantalón te marca muy bien el trasero, estoy segura que no te quita ojo
-Maldita sea Sandra, en que rayos me he metido, no creo que sea bueno cenar con él, no sé, tiene algo que me pone nerviosa, aunque hago muy bien en ocultarlo
-Te gusta hermanita reconócelo y eso no es nada malo, conócelo dale la oportunidad de conocerte de verdad, te lo mereces olvida lo de Kyle y vuelve a vivir
-No estoy segura de eso, tengo miedo – dije mirándome al espejo y contemplándome; la blusa era muy formal eso era cierto, suspiré definitivamente tenía que elegir un vestido
-Vive hermanita, no dejes que tus miedos te dominen – dijo mientras rebuscaba en el armario – este es un vestido bonito, estoy segura que le va encantar y con escote modesto
-Vale ¡está bien! – dije, recogí el vestido para cambiarme, al regresar encontré a Sandra lista para peinarme y maquillarme
-Estas muy emocionada por esto, hasta parece que es tuya la cita
-Solo quiero verte feliz, y no sé, pero tengo una corazonada respecto a Sebastian y tu
- ¿Y cuál es? – dije mirándola fijamente por el espejo
-Me lo voy a guardar aun, ahora lo importante es dejarte muy hermosa, para que cuando te vea Sebastian se quede sin palabras, y nos abocamos a eso.
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-Estás muy hermosa hermanita – dijo Javier entrando a la habitación – Sebastian está aquí, avísame si se pasa de la raya, ehhmm
-Bueno ya está aquí, muy puntual el hombre
-Estoy muy nerviosa, maldita sea – dije mirándome al espejo
Lo vi junto a mis padres tan relajado, y tan guapo cuando baje al salón, cuando se percató de mi presencia nuestras miradas se quedaron suspendidas, todo desapareció solo éramos él y yo, me sonrojo de inmediato.
-Estas muy guapa Cassie – dijo mirándome fijamente
-Gracias – dije
-Tendríamos que irnos, pero – dijo algo nervioso – ha donde vamos, es mejor que utilices algo más cómodo, te ves encantadora de verdad, pero es necesario.
- ¡QUE! quieres que me cambie de nuevo, ¡estás loco! – dije enojada, después de todo lo que aguante de Sandra, este tonto decía que debía cambiarme.
-Lo siento, te tendría que haber avisado cuando te llame, pero se me paso – dijo – no es necesario que te cambies por completo, solo los zapatos y un saco que te abrigue, aunque hace bresco, pero no quiero que te enfermes.
-Está bien – dije resignada, porque mi familia miraba intensamente nuestra confrontación, y salí de la sala enojada, me veía hermosa y ese idiota me hizo sentir tonta, Sandra me llamaba a mis espaldas, pero no le hice caso, estaba tan enfadada.
- Ey Cassie, no te enojes sus razones tendrá
-Ahora también lo vas a defender – dije entrando a cambiarme, saqué unos pantalones sueltos, una blusa y una chaqueta
-Ey solo dijo los zapatos, no todo
-Pues que se vaya al demonio, no me importa, perdí mi tiempo arreglándome y escuchándote, es un capullo, y no quiere escucharte más – dije enojada, al terminar baje nuevamente al salón, y lo encontré conversando con mis abuelos.
-Ya estoy lista, nos vamos– dije el muy capullo me miro sonriendo
-Querida vas a una cita, no hacer deporte – dijo mi abuela y los demás contenían la risa
-Pues me da igual, nos vamos – dije desafiándolo con la mirada
- ¿Ha donde la llevas?, ya me entro curiosidad, te la deje echa una princesa y mira ahora, esta lista para ir a correr al parque – dijo Sandra