CASSANDRA
Iría de viaje con Sebastián, se suponía y entendía que era para tener intimidad, y me repetía una y mil veces que estaba bien. Me sentía bien y lista para dar ese paso, no habían pesadillas, todo marcharía bien. Me repetía una y otra vez, mientras recorría el centro comercial esperando a Sandra y a Nadia.
Estaba en una tienda de discos cuando tropecé con alguien. Al voltear me encontré con kyle. Estaba un poco cambiado, ojeroso y delgado; al verlo la culpa apareció. Después del incidente no volví a verlo ni me preocupé por contactarlo.
- Hola Cassie - saludo - Te ves bien, estás guapa.
- Hola kyle - dije nerviosa - yo lo siento por no llamarte y disculparme por lo que te hice.
- No te preocupes por eso, ya es cosa del pasado. Aunque quisiera no perder contacto contigo, te considero una amiga.
- claro - atiné a contestar
-¿sigues con el doctorcito?
- Sí, seguimos juntos - contesté sonrojándome
- me alegro tanto que te vaya bien
- Espero que a ti también -sonrió pero sus ojos reflejaban tristeza.
- eso intento, he regresado a la música.
- Me alegro por ti - sentía toda esta conversación incómoda - bueno tengo que irme, mi hermana me espera.
Justo en ese momento divisé a lo lejos a Sandra del brazo de Nadia. Kyle pudo verlas también.
- Espero que todo te vaya bien, que sigas siendo un duendecillo feliz - y con eso se fue. Lo vi alejarse hasta que Sandra y Nadia aparecieron a mi lado.
-¿qué miras tan atentamente? - preguntó Sandra
- nada, solo viendo que todo está lleno - me excusé, si le decía a mi hermana sobre Kyle se enojaría, así que lo dejé pasar.
Después de una tarde de risas y mucha ropa, estaba en casa. Estaba empezando a sentir este departamento como mi hogar. Siempre había querido tener uno propio, pero después del intento de violación tenía miedo moverme del hogar seguro de mis padres, además que ellos; mi padre y mi hermano, no querían ni oír la palabra mudanza. Cuando Sandra y yo no trasladamos a vivir un tiempo a solas, Javier pasaba todos los días y vigilaba como halcón; y si no estaba disponible, Mateo lo relevaba.
Al comprometerse Sandra, e ir a vivir con Mateo volví a casa de mis padres. Esta era la primera vez que me sentí en casa fuera del hogar de mis padres. Subí a la habitación y me alisté para dormir. Sebastian llegaría tarde, así que puse una película mientras lo esperaba. El sueño me venció hasta que senti a Sebastián abrazarme y apagar la luz.
El sueño me llevó a esa antigua habitación. Mientras sentía mi cuerpo pesado, podía sentir sus manos rompiendo mi blusa, tocando mis pechos, mi angustia se sentía tan real crecía y crecía en mi pecho. El miedo, el temor, su aliento en mi oído, mientras manoseaba mis pechos y los pellizcaba haciéndome daño. Las lágrimas empezaron sin parar, mi mirada se enfocó en su rostro, sabía quién era, ¡lo sabía!. Mientras otras manos comenzaban a tocarme, el grito murió en mi garganta. Su aliento en mi oído cuando decía " hueles bien como las..."
Grité, levantándome asustada.
-Cassie, ya pasó cariño - Sebastián secaba mis lágrimas - solo es una pesadilla.
- se sentía tan real, estaba ahí de nuevo
- Déjame abrazarte - acariciaba mi pelo mientras me apretujaba contra él - todo esta bien, cariño.
Al día siguiente, amanecí con un terrible dolor de cabeza, como mil duendecillos martillando mi cerebro.
-Cassie ¿quieres que conversemos lo que sucedió anoche?
-no, ahora no - dije levantándome para alistarme al trabajo.
- Estoy para escucharte cariño
- lo sé Sebastián, pero ahora no, me duele la cabeza
- ve a cambiarte mientras preparo algo de desayunar y puedas tomar la pastilla.
- Gracias - contesté metiéndome el baño ¿por qué ahora esto había vuelto? ¿por qué? maldije.
Toda la semana estuve inquieta, despertaba sudorosa y cansada. Trataba que Sebastián no se diera cuenta, pero siempre terminaba en sus brazos. No había intentado tocarme, esperaba que fuera porque nos iríamos de viaje el fin de semana.
-¿A dónde iremos?, tienes que darme una pista para saber qué ropa llevar.
Me miró cautelosamente, estaba inquieto hace un par de días también.
-¿crees que sea buena idea que fuéramos?
- Claro que sí, es lo que necesito para distraerme, he estado estresada por el trabajo.
-¿segura?
- Sí, así que ahora dame una pista
- algo liviano
- Oky Doki -dije como tonta para verlo sonreír.
Unos días después, estábamos en camino a nuestro lugar de relajo. Todo estaría bien me repetí, estaba nerviosa por esta noche pero también ansiosa.
-¿ahora me puedes decir a dónde vamos?
- te acuerdas de la casa donde nos reunimos para la barbacoa.
-si
- pues me la han prestado, así que es de nosotros por este finde.
- recuerdo que las vistas eran maravillosas
- no más que tú - sonrei encantada.
Al llegar dejamos todas las cosas, y nos embarcamos a la playa, disfrutando del sol, arena y mar.
Cenamos con las hermosas vistas, todo el ambiente era espectacular. Mientras subíamos a la habitación estaba más nerviosa que antes, hubiera querido tomarme todo el vino pero Sebastián lo impidió. Al llegar a la recámara me besó, haciéndome olvidar mis nervios, me entregue al momento. Me despojó del vestido lentamente, hasta que solo quedé en ropa interior. Acarició mi piel lentamente dejando placer a cada paso. Entre besos y abrazos terminamos de desvestirnos. Él era maravilloso y estaba lo suficiente dotado en esa área, aunque no tenía con qué compararlo; pero era grande y largo, los nervios llegaron de golpe. Me besó y me entregué al completo a ello, interrumpió nuestro beso y me miró fijamente. Me llevó a la cama recostándome en ella, mientras lo veía sacar un condón y dejarlo en la mesa de noche. Después vino a mi, sentir su cuerpo desnudo contra el mío se sentía increíblemente bien. Nos besamos desesperadamente. Me besó los senos, tomó mi pezón en la boca volviéndome loca, chupando mis pechos mientras sus manos recorrían mis piernas, hasta adentrarse en mi abertura. Estaba perdida en el momento cuando me habló al oído.
- eres deliciosa y hueles a .. - mi mente se bloqueó de repente trayéndome recuerdos dolorosos, trasladándome a esa habitación. Esa voz inundó mi mente.
- deja de lloriquear estúpida - lo escuchaba dándome una bofetada.
-no, por favor no, suéltame - gritaba desesperadamente.
- cállate y disfruta estúpida, agarra sus manos voy a desnudarla; quiero saborearla...
- no, por favor no - comencé a gritar y a forcejear. Escuché mi nombre a lo lejos pero no podía reaccionar hasta que sentí mis lágrimas y sus manos sujetando mi rostro.
-Cassie soy yo, mírame - enfoqué mi mirada en Sebastián que lucia preocupado.
- Lo siento - dije apartando la mirada avergonzada.
-Todo está bien cariño - dice mirándome.
Pero no era así. Estaba todo mal. Lo vi levantándose buscando una camiseta.
- póntelo - dice mientras que él también se cambiaba y me miraba - necesitas descansar.
Mientras el sueño viene por mí, lo miro esperando que podamos superar esto.
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SEBASTIAN
Mientras la contemplo dormir, me pregunto ¿qué salió mal?; ella estaba disfrutandolo, maldita sea, ¿en qué momento empezó el terror en sus ojos?.
Toda la semana había estado inquieta, se removía y hablaba en sueños inconscientemente, las pesadillas habían sido constantes y pensaba que yo era el culpable de haberlas despertado. Cassie había estado bien hasta que le dije sobre el viaje, ahí empezó todo. Sin querer la había presionado. A los días siguientes de volver a la ciudad y continuar con la rutina, nada fue lo mismo. Cassie estaba retraída y yo martillando mi cabeza una y otra vez; y eso me estaba pasando factura en el trabajo.
-¿qué es lo que sucede? - dice Claudio - desde que llegaste estás distraído, es que te ha jodido hasta el cerebro.
- no estoy para bromas estúpidas Claudio.
-¿qué fue lo que pasó?
- ese viaje fue un completo error, todo se fue a la mierda.
-¿por qué?
- hace años intentaron violarla, siento que estoy traicionandonla contándote esto, pero ...
- necesitas hablarlo para poder aclararte
- Exacto, desde que comenzamos a salir hace meses no hemos estado juntos, y en el viaje intentamos ... y todo salió mal.
- eso está jodido, ¿lo han conversado?
- ese es el problema, Cassie no quiere hablar, desde que llegamos, está distante o fingiendo que todo está bien, cuando no es así - dije desesperado - siento que esto me supera, he intentado ir con calma pero no ha resultado y esto me sobrepasa. Solo quiero una relación normal, joder.
- necesitas pensar bien qué rumbo tomar o cómo solucionarlo.
- ese es otro problema, yo no veo una salida, me estoy cansando Claudio.
-¿vas a terminar con ella?
Lo miré no sabiendo que responder. La quería, pero todo estaba afectándome, necesitaba un tiempo para replantearme todo.
- no lo sé
- esa respuesta lo define todo, no estas seguro de querer seguir; es mejor que lo dejes ahora antes que terminen lastimándose los dos.
Una semana después todo seguia igual. Estaba en la sala de descanso cuando llegó Ella.
- recuerdas al doctor Carlis - pregunta al verme - era extremadamente divertido.
- lo recuerdo, sus sesiones lo esperaba con ansias.
- así es y viene a compartir su experiencia en un seminario - dice acercándose - sería fabuloso si fuéramos como en los viejos tiempos.
La miré fijamente, Ella era hermosa, durante el poco tiempo que llevaba en el hospital se había adaptado rápidamente.
-¿Te sucede algo?, estos días estás raro, ¿problemas?
- nada - sería gracioso si le contara mis problemas con Cassie.
-¿seguro? - dijo acercándose más y tocando mis hombros - estás tenso.
- Ella ... - dije cuando empezó a masajearme - no es necesario.
- lo necesitas, y ¿sabes qué más necesitas?
La miré mientras llevaba sus manos a mi cuello y me besaba, me dejé llevar y acabamos en una de las camas mientras le quitaba la parte de arriba del uniforme.
Susurró mi nombre volviendo a besarme desesperadamente. El ruido de la puerta nos sobresaltó.
- Lo siento doctor - dice Valeria cerrando la puerta de golpe.
- maldición, esto es un error, mierda.
- Sebastián no te ... - no la oí y me largué de ahí. Cassie no merecía esto. Me maldije mil veces por idiota.
- Valeria - la llamé cuando la vi.
- ¿sí doctor? - me miró inquisitivamente y la aparte a un lado.
- lo que viste ...
- No vi nada doctor, lo entiendo - dice - pero es mala idea hacer esto cuando su novia está en el hospital.
La miré sin entender
- está acompañando a su abuela a la revisión de rutina.
- gracias Valeria por avisarme
Me fui de ahí, Cassie no me había dicho que vendría, pero ahora eso no importaba. Tenía que hablar seriamente con ella de una maldita vez. Al llegar a casa, Cassie estaba terminando la cena.
- Llegaste temprano, ve a cambiarte mientras sirvo.
Aproveché a ducharme mientras pensaba una y otra vez lo que sucedió en el hospital.
Volver con Ella era un error, pero seguir con Cassie también. Cuando bajé todo estaba listo, mientras cenábamos la observé; había ido al hospital y no fue a verme. Estaba hablando sobre su día, mientras yo pensaba cómo traer el tema a colación. Cuando rejuntó los servicios y fue a la cocina, me moví inquieto, ¿estaría bien o mal lo que iba a decirle?, ¿cómo se lo tomaría Cassie?.
- todo está limpio - dice saliendo de la cocina - ¿te pasa algo?, estás inquieto.
- hace semanas que pasa algo y has decidido ignorarlo - eso la sorprendió - necesitamos conversar.
- puede ser en otro momento
- si no es ahora, vas a seguir con la excusa y nunca lo sacaremos a colación - la vi apretar los labios.
- todo está bien - dice mirándome como si diciéndolo cambiara todo.
- nada está bien Cassie, necesitas ayuda y creo que es conveniente que regreses a tus terapias, que te tomes un tiempo para ti y analices qué desencadena esos episodios.
-¿regresar a terapia? - dice negando con la cabeza - esto va a pasar, siempre pasa.
- pero después siempre vuelve, estoy cansandome de esto Cassie, creo que necesitamos darnos un tiempo y pensar que queremos para esta relación - retrocedió cuando terminé, me miró sorprendida y con dolor en su mirada.
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CASSANDRA
Al escucharlo me repetí a mí misma ¡lo lograste Cassie! ¡lograste cansarlo y aburrirlo de ti!. Sebastián me dijo que me quería y empecé a confiar en él, pero en este momento me soltaba de golpe. Él seguía hablando pero no escuché, él quería irse, escapar de mí. Su amor por mí se reducía a nada. Ahora estaba de acuerdo con Adriana, y su síndrome T.F.D, sin eso los hombres no podían seguir. Los planes para nosotros se desmoronaban como castillos de naipes, como el sueño que se extingue al amanecer. Mi pecho quemaba mientras lo miraba, al primer atismo de lástima me alejé. Solo una cosa tenía claro y era que tenía que irme. Este lugar que consideraba mi hogar se oscurecía con este momento. Avancé hasta la salida, tomando mi bolso.
-Cassie - dice Sebastián acercándose - un tiempo, solo es para poder poner ...
- un tiempo es una mierda y lo sabes -dije enfrentándome a la situación - ¡sé valiente y solo dime que me vaya de tu vida!
-Cassie ... yo no quiero que las cosas ...
- Adiós - dije avanzando sin detenerme. Esperé salir del edificio y subir el taxi para poder llorar.
-¿señorita a dónde vamos?
- al Malecón.... no ...no, mejor a la plaza, por favor.
Mientras estaba rodeada de gente contemplé la felicidad y la risa de los niños y sonreí, ahí había tantos sueños. No más llanto para mí, quería gritar de impotencia por lo Injusto que era. Ahora él corría, se alejaba, mi pasado me perseguía como una perra furiosa. Me pregunté si él de verdad me había amado o había amado la ilusión de salvar a una mujer rota. Regresé a casa sin llanto. Algo estaba en calma en mi interior o aún no estallaba. El domingo en el almuerzo familiar nadie preguntó nada, subí a buscar un libro más tarde y fue ahí donde me encontró Javier.
-¿Qué pasa Cassie?
- Sebastián y yo terminamos, pero estoy bien - sonrei - solo acostumbrándome a la idea.
-¿seguro que estás bien?
- por primera vez sí, te lo juro - me abrazó pero yo estaba tranquila. Tenía que empezar a recuperarme y en cierto punto Sebastián tenía razón. Tenía que volver a terapia y eso hice durante los dos meses siguientes. Las pesadillas se habían ido de nuevo. Sebastián durante todo ese tiempo no me buscó, quería verlo y decirle que ahora estaba bien. El tiempo había servido. La doctora me dijo que estaba bien volver a verlo. Podíamos ir juntos a las sesiones. Así que fui en su búsqueda. Al llegar al hospital lo vi con un grupo de médicos, esperé a que terminara para acercarme, pero apareció Ella y lo abrazó, mientras Sebastián la retenía a su lado y reían. Verlos quemó mi alma y prendió mi sueños, dejándolos en cenizas.
- Hacen bonita pareja - dijo una enfermera apareciendo a mi lado - ¿necesita que le ayude en algo?
-no - contesté y me alejé para que no me vieran. Tenía que salir de aquí. Ellos estaban juntos de nuevo. Sebastián era un mentiroso, peor que Kyle. Me traicionó sintiéndome yo la culpable de nuestra ruptura. Todo este tiempo sintiendo que podía haber hecho más en la relación. Cargando con mis miedos y echándome la culpa de todo, de que no funcionará.
Pero todo era porque había vuelto con Ella. Las lágrimas que prometí no derramar, invadieron mis ojos. Tratando de escapar choqué con Valeria y Juan Carlos. Los miré asustada, pero algo me dijo que ellos lo sabían, porque sus ojos me miraban con tristeza.
- tengo que irme - empecé pero las lágrimas no me dejaban terminar - podrían hacerme un favor ...
- por supuesto - contestó Valeria.
- jamás me vieron por aquí eh - logré terminar.
- No se preocupe, nosotros no diremos nada, no la vimos - contestó Juan Carlos.
- adiós - y salí, mientras la lluvia empezaba ¿Por qué en mis peores momentos la lluvia me acompañaba?, ¿el cielo lloraba conmigo o qué diablos?.
Cambié por él, trata de mejorar por él, traté de dejar mis miedos y dudas por él, volví a terapia por él, era una idiota completa, me aferré a él como un salvavidas cuando tenía que salvarme por mí misma. Hice todo por él y nada por mí.
Él se iba y mi mundo tambaleaba, yo me fui de su vida y él solo continuó. Me repetía la estúpida que era una y otra vez. Seguia siendo esa chiquilla estúpida que esperaba aceptación y se aferraba a cualquier cosa con esperanza de más. Tenía todo para ser feliz, pero no lo era. Cuando me miraba al espejo, esa chica tonta asomaba señalándome y riéndose de la estupidez que hice. ¿Por qué seguía retenida ahí cuando lo único que quería era huir para siempre?. Traté de volver a mi vida normal antes de que él apareciera. No quería sentir; si en algo me estaba volviendo experta era en bloquear mis sentimientos. Mientras paseaba Kyle apareció de la nada.
- Hola - dice deteniéndose frente mío - ¿qué tienes?
- nada - contesto asombrada
- te veo triste
- estoy bien - contesté mientras empezaba a caminar.
-¿Qué tal con el doctorcito? - eso me detuvo
- terminamos
- Por eso hay tristeza en tus ojos, tengo el mejor remedio para curar el alma.
-¿ y cuál es?
- cantar Cassie, la música sana el alma, tú lo decías. Están buscando a una chica para cantar en un bar, algo tranqui, ¿no te animas?
- no creo que sea buena idea
- ¿Y por qué no?
- a mi familia no le va a gustar nada que...
- por primera vez haz algo por ti no por ellos, si te animas aquí está la dirección, hoy en la noche. Adiós.
Se fue dejándome confundida. La tarjeta brilló en mis manos. Me gustaba cantar pero para público era otro caso.