Dispuesta A Escapar Del Amor

CAPITULO 32

CASSANDRA

Al llegar a mi departamento, lo menos que quería era hablar con Sebastián, estaba furiosa, jamás pensé que mi madre me daría la espalda; después de tirar el maletín y soltar a los orejones enrumbe a mi habitación sin decirle nada. Después de un momento vino detrás de mí, me abrazo y me derrumbe en sus brazos, últimamente lo único que hacia era consolarme y con ese pensamiento en mente me dormí.

Cuando levante era ya de noche, Sebastián no estaba a mi lado solo mi pequeño orejón que me miraba atentamente, se acerco hasta mi nariz y comenzó a lamerme el rostro, sonreí y lo apapache, tenían sus momentos de amor.

- veo que alguien más me gano

- ¿tenías pensado lamerme el rostro también? – sonreí y él se acerco

- tenia pensado otro tipo de beso húmedo – Bobo salto de la cama y salió disparado de la habitación - ¡sí que es rápido!

- te tiene un poco de miedo, aun no te acepta completamente en su manada

- será que sabe que quiero robarme a su mamá coneja – rompí a reír y el también – ¿te encuentras mejor?

- si – me arrodille en la cama y lo rodee con mis brazos – he pensado que todo es una mierda así que solo queda barrerla y descartarla y seguir adelante.

- esa es mi mujer – dijo y me beso

- ¿tu mujer? – dije después de romper el beso – eso sonó muy posesivo

- soy posesivo y tú eres mía

- no se si sentirme alagada y amada o correr como loca lejos de ti, creo que por ahora compartiremos terapeuta – rei

- enfermedad: loco de amor por una loca – reímos de las estupideces que salían de nuestras bocas - ¡ahora ven aquí!

Me cargo sobre sus hombros tomándome por sorpresa, chille de gusto, le palme el trasero en camino a la sala y el me devolvió el gesto. Me dejo en el sofá y se alejó; regreso rápidamente con una caja de pizza y magdalenas y un par de gaseosas.

- no se supone que los médicos saben que la comida chatarra es mala para la salud – él sonrió y se sentó junto a mí.

- una vez al año no hace daño cariño – me guiño el ojo mientras destapaba la caja, dejamos la conversación y saciamos nuestra hambre.

Mientras que Sebastián se bañaba, pensé en mi madre, ella me amaba y ahora que estaba en calma, más claro estaba para mí que detrás de su decisión tenia que ver una buena razón. Odiaba estar peleada con ella, tenía llamadas perdidas de mis hermanos, era un milagro que Javier no hubiera venido. La llegada de Sebastián me hizo olvidar todo lo demás, me metí en la cama y me recosté en el cabecero mientras lo veía buscar su ropa, podía ver las gotitas resbalar por su espalda y me mordí los labios, solo llevaba puesto una toalla alrededor de su cintura y uno sobre los hombros, se volvió y nuestras miradas se encontraron, ¿era posible ponerse caliente con solo una mirada? Pues sí, mi cuerpo reaccionaba al suyo como si estuvieran conectados, podía sentir mis pechos más pesados ante su atenta mirada, le sonreí y aparte la vista, cogí un libro de la mesita de noche y me esforcé en concentrarme en el apuesto conde que iba detrás de su novia fugitiva, cuando las manos de Sebastián me arrebataron el libro y lo regresaba nuevamente a la mesa de noche.

- después de comer tanta chatarra lo mejor es quemar calorías – me beso a un lado del cuello – ese es el secreto amor.

A la mañana siguiente me levante tarde, Sebastián se había levantado temprano para su turno en el hospital, después de un rapidito volví a quedarme dormida, la verdad estaba agotada, pero tenía que ver que haría ahora que no tenía trabajo, quería conservar mi pequeño departamento y para eso necesitaba nuevos ingresos. Me levante con ese objetivo, me aliste y sali para el bar, lo primero seria solicitar más noches, hasta encontrar algo.

Al llegar busque a Charlotte, pero no la ubique por ningún lado, pero si me encontré cara a cara con Kyle, y las ganas de partirle la cara regresaron con fuerza, me controle y pase por su lado sin decir nada, si era inteligente sabría que estaba cabreada y no intentaría nada, pero resultaba que era más imbécil de lo que pensaba, no solo impidió mi paso, sino que se atrevió a acariciarme el rostro, me aparte bruscamente y lo fulmine con la mirada.

- ahora no, así que apártate

- ¿ahora que te pasa? – dijo dejándome pasar finalmente, pero me siguió hasta mi camerino.

- que sabía que me habías engañado, pero llegaste tan lejos y te metiste con una de mis amigas y eso te convierte en completo hijo de puta – me miro sorprendido primero y después quiso darme explicaciones – no las necesito, sabia que no eras ningún santo, tenía mi sospecha sobre ustedes, pero saberlo solo me confirma lo estúpida que fui al seguir a tu lado durante tanto tiempo.

- podía haber sido diferente si solo me hubieras dado la oportunidad, así que todo lo que paso fue culpa tuya también, tenia mis necesidades y tú nunca estabas ahí

- vaya ahora yo tengo la culpa de que te acostaras con Lucero, eres un imbécil, como me arrepiento de haber desperdiciado mi tiempo contigo …

- no me diste la oportunidad de demostrarte que podía hacerte feliz, en cambio al doctorcito ese no le pusiste ni un pero, al toque acabaste en su cama …




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