CASSANDRA
El cumpleaños de Sebastián se acercaba la próxima semana, y las festividades de fin de año estaban a nada de comenzar. Tenía que comenzar con los preparativos, nosotros amábamos a nuestra familia y amigos, así que una reunión con todos ellos sé que lo pondrían feliz, eso si después un festejo privado.
Después de mi aventura en el club, Sebastián me molestaba con el tema de que era en el fondo una pequeña perversa, habíamos comenzado a experimentar más en la intimidad y ya se estaba convirtiendo en una rutina que me comprara algún conjunto sexy.
Hoy tenía que realizar un montón de llamadas en el trabajo, además que tenía que ir por las ultimas cajas de mi antiguo departamento. Pensé que me costaría acostumbrarme a mi nueva casa, pero inmediatamente comencé a hacerla mía de alguna forma, Sebastián me habia dejado a libre elección hacer algún cambio, así que ya tenía una habitación completamente para mí, y habia aportado a la decoración de la sala con fotos nuestras. Los que si se habían adueñado por completo era el par de orejones que iban de un lado a otro sin control, tenía terror a que me destrozaran los cables, pero hasta ahora solo las motas de pelo eran el problema.
Sali al recibir el mensaje de Sandra; mamá y ella se habían convertido en mis choferes cuando Sebastián no podía.
-muévete, Cassie, ¡que llego tarde!
- si llegas tarde es porque llegaste tarde a recogerme, no es mi culpa – me abroche el cinturón y arranco rápidamente.
- todo es culpa de mi insoportable esposo – me rei al ver su cabreo evidente, ¡hoy sería un día estupendo!
Después de terminar la jornada, Sebastián me llamo para avisarme que no podría recogerme, así que tenía que avisar a mamá. Me lo pensé un rato …quería ir a despedirme del departamento yo sola, parecía una bobería, pero de alguna manera necesitaba un final ahí. Tome el celular y llame a otra persona más…
SEBASTIÁN
El día habia sido agitado, era como una maldición decir que el día iba tranquilo en un hospital porque uno se daba una vuelta, y los pacientes llegaban de la nada en batallón.
Sonreí al pensar en llegar a casa y encontrarme con Cassie, su presencia habia encajado perfectamente. Todo parecía ir sobre ruedas estas últimas semanas, seguía la intranquilidad por averiguar si de verdad habia alguien persiguiéndola, Javier no habia encontrado nada y Adrián tampoco, él nos estaba ayudando a averiguar que paso realmente en ese club antes de que el apareciera.
Habia dejado mis reservas a un lado, y habia aceptado su ayuda, eso por supuesto después de asegurarme que no estaba interesado en Cassie como mil veces, la vena celosa que no sabía que poseía me lo agradecía.
Llegue al departamento para descubrir que estaba en completo silencio y a oscuras; revise el móvil, Cassie no me habia mandado ningún mensaje. Seguramente estaría con su madre, ella no sería tan imprudente de ir a ningún lado sola después de la charla sobre seguridad que tuvimos.
La busque por todo el departamento, porque habia ocasiones que se internaba en su pequeño despacho; después de no contestarme por segunda vez la preocupación llego con fuerza. Llame a Clara desesperado, Cassie después de esta me escucharía.
- Hola Clara, ¿Cassie está contigo?
- no – respondió preocupada – la deje en la oficina y …
- ¡como que en la oficina!
- nos dijo que tu irías por ella
- yo le avise que hoy no podía, que regresara con ustedes – el miedo inundó cada parte de mi sistema - ¡debe de estar con Sandra!
- Sandra está conmigo – respondió asustada - ¿Dónde está mi Cassie?
- Sebastián, ella se quedó en la oficina esperándote –y escuche que Clara conversaba con alguien más
- Sandra yo la llame más temprano y le avise que no podía recogerla, ¡no contesta las llamadas!
- Sebastián tú crees… - la pregunta se quedó en el aire
- tengo que salir a buscarla, llama a Javier.
No sabía por dónde comenzar, ¡el bar!, llame a Adrián y me informo que no la habia visto en todo el día. Después de una hora de búsqueda por las calles, la desesperación y la angustia me sobrecargaron, sentía la cabeza a punto de estallar. Los demás se habían unido a la búsqueda y uno a uno llegaban al departamento sin ninguna noticia.
- tienes que tranquilizarte hijo – mis padres habían llegado al escuchar la noticia - te prepare un té
- no quiero mamá – conteste paseando de un lugar a otro
- esto te va a calmar – y siguió insistiendo como ella hacia siempre
-Y este puñetero te mágico, ¡¿hará que ella aparezca?! – ese exabrupto sorprendió a todos y más a mi madre, jamás le habia contestado de esa manera, pero ahora no podía controlarle. Sentía que este departamento se me venía encima, y la presión en el pecho era asfixiante.
- ella estará bien – se acercó y me tomo de la mano – debes tener fe de que la encontraremos pronto.
- ¿y si la encuentro, pero es demasiado tarde? – mi voz se rompió – ella estaba sanado mamá, por fin estaba en paz y ahora esto…si él le hace daño… ¿ella volverá a ser la misma? ¿cómo poder ayudarla? ¡¿cómo?!