Distancia Cero

Capítulo 11

Luego de haber cenado me había vuelto a duchar y me vestí con prendas más cómodas. Me até el cabello en una rosca, me puse mis lentes y senté en la cama, recostada de la pared con mi laptop sobre mis piernas mientras escribía.

Los chicos habían montado una "fiesta" en la sala y se divertían. Una hora después se escuchó silencio, al parecer todos habían decidido dormir.

La puerta de la habitación se abrió dejando entrar a Ryan.

—Te perdiste de una... —Me miró y en su rostro neutro, bailó un brillo de admiración—, gran diversión.

—¿Ah sí? —aparté la laptop poniéndola sobre la pequeña mesa que estaba a mi lado, puse mi codo izquierdo sobre mi rodilla y recosté mi barbilla en la base de mi mano—. ¿Cómo la pasaron?

—Estuvo genial. Te, ves... —rascó su cuello en gesto tímido—, muy bonita con gafas.

—Oh, eso, tengo que usarlos al escribir —dije, quitándomelos.

—¿Ya comenzaste tu libro? —preguntó.

—Pues sí, la verdad es que lo comencé dos semanas atrás —confesé.

Ryan se sorprendió.

—¿En qué momento...?

—Cada vez que no tenía nada que hacer —Me encogí de hombros—. Puedes apagar la luz si vas a dormir, yo iré a la sala, no quiero molestar. Además, creo que dormiríamos muy juntos en esta cama —. Me puse de pie y tomé mi computadora.

—¿Dormirás bien allá? ¿Trabajarás hasta mañana?

Me giré para verle y jugué con un mechón de mi cabello, algo nerviosa.

—Nunca he podido dormir en otro lugar que no sea una cama y si logro pegar ojo tengo pesadillas, solo puedo tomar siestas —admití un poco avergonzada.

—¿Entonces por qué dormirías en el sofá? —parecía confuso.

—No quiero quitarte tu comodidad, después de todo no tengo derecho a invadir la habitación de nadie.

—¿Sabes que eres una fan muy rara? —preguntó.

—¿Por qué lo dices? —fruncí mi ceño ante esto.

—Bueno, si a una Wayner le dijeran que se pasaría cuatro meses con nosotros estoy casi seguro que las fotos que se tomaría serían bastantes, vestiría muy elegante en todo momento, trataría de entrar a nuestras habitaciones y si le dijeran que puede dormir con alguno de nosotros no desaprovecharía la oportunidad.

—Ya veo —hice una mueca.

—No me malentiendas —pidió—. Pero la mayoría al parecer quiere raptarnos, capturarnos, violarnos o las tres juntas.

Reí muy fuerte ante este comentario, razón no le faltaba. Y las redes sociales muchas pruebas tenían de ello.

—Supongo que es verdad, pero antes de ser fan soy su compañera de trabajo. Respeto la intimidad de cada uno de ustedes, me visto normal en casa porque no pretendo conquistar a ninguno y muchas fotos de ustedes he tomado. Y, sobre todas las cosas —enfaticé—. No quiero ni pretendo dormir con ninguno.

Una de sus comisuras se elevó, de manera malvada.

—Eres una buena persona ¿eh?

—No, yo también saco mi lado perverso de vez en cuando —Le guiñe un ojo—, pero no será esta noche.

—¿En serio? —comenzó a acercarse y tragué en seco—. ¿Qué pasa si quiero ver ese lado oscuro de la escritora?

Por instinto retrocedí, despacio, mientras era arrinconada por el hombre frente a mí.

—Ryan...creo que esto es algo inadecuado y...—Sus ojos oscuros me atraparon en aquella profundidad que me ahogaba, sin poder evitarlo desvíe mi mirada.

—¿Y?

Mi espalda chocó con la pared, las vías de escape de terminaron. Su cuerpo a solo centímetros del mío me hizo dar cuenta de mi posición en la jugada.

Levanté mi mirada a la suya, la diferencia de alturas era demasiado notable. Volví a tragar en seco, era como si las palabras se hubiesen atascado en mi garganta.

—¿Qué ocurre, escritora? ¿No hay nuevas escenas pendientes?

«¡Perra! ¡Esto de va a descontrolaaaar!»

Me gritó mi conciencia. ¡¿Desde cuándo Ryan tenía la personalidad de mis novelas?!

—¿Podrías...alejarte...solo un poco? —coloqué mi dedo índice sobre su pecho, sentía mis mejillas acalorarse—. No me dejas pensar.

Una de sus comisuras se elevó y el muy maldito rompió la distancia total, convirtiéndola en cero cuando se inclinó hasta que sus labios rozaron mi oído y su aliento erizó mi piel.

—Por cierto, yo no soy pasivo —murmuró.

Sentí la sangre viajar a mi rostro de inmediato.

«¡Leyó el BL! ¡Leyó el jodido BL!»

Se separó de mí y volteó, dejándome con el corazón en la boca y mi espalda recostada de la pared que era lo único que impedía que no cayera de bruces al suelo.

—Duerme en la cama, yo dormiré en el suelo —ordenó.

Le vi tender unas cuantas frazadas en el piso, tomó una almohada, una sábana y se acostó. Yo, sabiamente y en silencio, apagué la luz y me acosté en la cama.

—Buenas noches, pequeña —susurró él.

Me sorprendió el apodo cariñoso y a pesar de que mi corazón latía como loco por su estúpida broma de solo segundos atrás sonreí ante el detalle. Era inesperado y un gesto muy dulce.

—Dulces sueños, gatito —murmuré.

(...)

Era plena mañana y unos murmullos tras la puerta me despertaron antes de que está fuera abierta. No me inmuté ni en moverme.

—Que decepción —expresó la voz de Kwan.

—Okey, ¿quién se atreve a despertarlos? —preguntó Dae y un alto silencio lo secundó—. De acuerdo, de acuerdo. Yo lo haré —Su tono brotaba sarcasmo.

Escuché sus pasos acercándose.

—Vamos, te habla tu alarma, es hora de despertar —Supongo que intentó zarandear a Ryan, lamentablemente para su vida me eligió a mí como siguiente objetivo—. Vamos osita, a levantarse. Mira que ya amaneció —cantó.

—Ni que fuera a hacer la fotosíntesis —respondí patosa y me giré para seguir intentando recuperar el sueño.

—¡De pie! Es hora de irnos —protestó.

No recibió ningún tipo de respuesta. Luego de eso se escucharon unos segundos de silencio hasta que Daehyun volvió a la habitación con dos calderos y comenzó a golpearlos unos contra otros haciendo un gran ruido.

«Voy a asesinarlo hoy.»




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.