Distancia entre dos mundos (ae 2)

IV.

Koemi soltó un pesado suspiro cuando llegó a la cabaña medicinal, se sentía aliviada de no ser atrapada por nadie en esa mansión. Entró con sumo cuidado a la cabaña, todo estaba muy silencioso, se adentro y subió las escaleras hasta llegar a una pequeña azotea, donde se podía observar la ciudad de Draugr. Koemi se acercó al banquillo que estaba junto al árbol y se sentó ahí, sacó el medallón y lo miró con sumo cuidado -¿Es necesario ir a la tierra? -se preguntó -Espero verte pronto -retumbó en su cabeza esa voz que le erizo la piel y su corazón se aceleró. Su voz sonó tan fría con un toque de dulzura que no sabía cómo tomar esa actitud tan repentina de Siwon.

Felix abrió la puerta que daba a la azotea, observó a Koemi perdida en sus pensamientos, parecía confundida y a la vez muy confiada. Felix apretó su labio inferior, ese era el peor momento para que Koemi entrara al mundo humano, desde que había empezado la cacería de la brujas en aquel mundo, toda mujer con alguna particularidad física, pensamiento crítico o conocimiento diferente, sería considerada como tal, como una bruja. Y aunque Koemi podría comportarse, sus vestuarios al igual que su apariencia no eran comunes. -¿Qué te ha tomado tanto tiempo? -Salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz de la fauna.

-Cian. Sabes como se pone con el tema de los galeanos -soltó un bufido -no acepta que sea un recolector.

-Se preocupa por ti -sonrío con dulzura -él no aceptará que un duque se convierta en barón, y menos su hermano menor -Felix hizo un ademan con su mano.

-Olvidalo -se acercó a ella.

-Ven. Toma asiento -golpeó al lado suyo, Felix accedió.

-¿Estás segura de ir? -Koemi apretó con más fuerza el medallón en su mano y luego asintió.

-¿Acaso tu no? -él negó levemente -has llevado a muchos commons al mundo humano, ¿por que conmigo sería diferente?

-Llevan años de entrenamientos -ella soltó un bufido. Felix pasó su mirada a ella -la cacería de brujas es lo me preocupa.

-Esa vieja historia -bajo su mirada -nunca va ha terminar.

-Lo sé -desvió su mirada -pero… veo que eso -se refirió al medallón -es muy importante para ti. No entiendo el porque, lo tuyo nunca fue saber del enemigo, y de repente…

-Solo quiero ayudar -susurro. Él asintió levemente, se dio media vuelta y cruzó sus brazos en el pecho.

-Conozco a alguien quien nos puede ayudar -Koemi se emocionó y sus ojos brillaron -pero no estoy seguro de hacerlo.

-Por favor -rogó -si es Agar lo que te preocupa, prometo que te cubriré -él rodó los ojos y luego soltó un bufido.

-Prométeme que harás todo lo que te pida -ella asintió sin dudarlo -mañana en la noche, nos marcharemos para la superficie de oro.

-¡Gracias! -se balanceo a abrazarlo, él la correspondió.

-Nos vemos mañana -se separó de ella, se levantó de su asiento -te espero en la casa de oro, en cuanto se oculte el sol.

-Estaré ahí -Felix se marchó. 

La terrible tormenta la despertó, sintió escalofrío por todo su cuerpo. Había una vieja leyenda que decía, “cada fin de enero una fuerte tormenta de nieve azota Osiris, cada fin de enero aquella alma triste recuerda el amor falso que la llevó a la muerte”, ella nunca había entendido esa corta frase, y cada año se preguntaba, ¿a qué alma se refería? Koemi miró la hora, era de madrugada. Se paró de su cama y fue hasta el closet, sacó una colcha y la tendió sobre su cama, se metió en su cama y se tapó hasta la última fibra de su cabello.

-¡Siwon! -exclamó sorprendida levantándose de golpe.

La tormenta que azotaba a Osiris traía consigo pequeños copos de nieve, pronto amanecería y todos saldrian a disfrutar de la nieve que se esfuma al otro día, como todos los años. Tomó el camino más corto al soto. Gracias a la tormenta, ningún elfo oscuro se cruzó en su camino.

Siwon intentaba recrear fuego de sus manos, una truco básico que se les enseñaba a los arcángeles a los inicios de sus entrenamientos, había formado una ruma de pequeñas ramas para formar una fogata. Koemi no supo si el frío o su débil cuerpo no le permitía formar fuego al arcángel.

-¿Está bien? -lo cubrió con el abrigo que traía. Siwon se sorprendió.

-¿Qué haces aquí? En la madrugada. -Ella se sentó a su lado y tocó su frente con delicadeza.

-No tiene fiebre, eso es bueno -sacó una pequeña bola, que parecía un caramelo, de su bolsa, la tomó en la punta de sus dedos dándole una vuelta sobre su mano y la lanzó a las ramas formando el fuego.

Koemi le dio una rápida mirada a Siwon, parecía sorprendido y confundido, no podía sostenerle la mirada.

-Aún no has respondido a mi pregunta -desvió su mirada a la fogata.

-Es una noche muy fría de enero que ocurre cada año en Osiris. No podía dejarte a tu suerte -sacó una bola esponjosa con un palillo y se la dio a Siwon -glumis, lo pasas por el fuego y luego los comes -él siguió sus indicaciones.

-Dulce. Sabe bien -ella sonrió.

-Aún estás débil, no puedes crear fuego -le dio vueltas a su glumi -deberías reposar más tiempo -esta vez no reprocho, solo asintió levemente.




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