Distancia entre dos mundos (ae 2)

V.

Se estaba celebrando el aniversario de la muerte del antiguo rey de Osiris, Orlok, el padre Neron. La ciudad de Draugr, al igual que en palacio, se estaban realizando los preparativos, como todos los años. Los bailarines estaban preparando su maquillaje y los músicos afinaban sus instrumentos. Pero lo que todos esperaban eran el desfile real y el gran banquete.

-Cian, ¿dónde está tu hermano? -La mujer frunció su ceño -Tu padre estará aquí pronto.

El chico vampiro, bien vestido, miró alrededor del lugar -iré a buscarlo.

-Joven amo -un guardia se acercó a ellos -no puede dejar su lugar, iré por el joven Felix -él hizo una mueca.

-Déjeme acompañarlo, no creo que sea fácil de convencer.

El pequeño vampiro corría probando su suerte de poder controlar su velocidad, pero en su intento de pasar por la fuente, se chocó con los pies de alguien, haciéndolo caer. Felix alzó su mirada topándose con unos ojos fríos y su ceño fruncido. Felix se levantó sacudiendo su elegante vestido.

-Lo siento -se disculpó inclinándose. 

-¡Agar! -gritó una voz infantil detrás del fauno, este se giró enseguida, haciendo ver una pequeña elfa pelirroja, la cual frunció su ceño al ver al vampiro -¿Quién es él? -susurro mientras se aferraba a la pierna del fauno.

-¡Usted es el galeano, Agar! -se sorprendió -él que curo a mi padre con esa magia azul -el fauno se sorprendió.

-¿Qué? -susurro por lo bajo.

-Si, cuando estuvo en el palacio, yo lo vi -sonrió emocionado.

-¿Magia azul? ¿Mi padre no hace magia azul? -Felix frunció su ceño.

-¿Padre?

-Joven Felix -la voz del guardia sonó a su espalda, Felix se giró encontrándose, no sólo con el guardia, sino también con la mirada furiosa de su hermano mayor 

-Lo siento si mi hermano le ha causado molestias, Maestro Agar -Cian se inclinó como un caballero -Felix, vamos. 

El pequeño vampiro hizo un puchero, se inclinó ante el elfo, luego le dio una leve sonrisa a la elfa y se marchó, enseguida le siguió Cian y el guardia real.

-¿A qué magia azul se refería? Nunca has hecho magia azul en casa -la niña lo miró con curiosidad,

-Tampoco lo sé -su voz sonó tranquila pero su mirada decía lo contrario.

Koemi se posicionó frente a Felix y chasqueó sus dedos, sacándolo de un ensueño, hace unos minutos que lo había estado llamando. Él se sorprendió y retrocedió unos pasos.

-Te he visto muy pensativo estos últimos días, ¿sucede algo? -Felix negó enseguida.

-¿Estas lista? -Koemi mostró una mueca y luego asintió, un poco decepcionada.

-Joven Felix, Señorita Koemi -Lotus se inclinó saludando a los presentes -estamos listos para partir.

-¿Estamos listos? -le susurró a Felix.

-Lotus nos ayudará, no puedo sacar a Nana sin compañía de Lotus, Cian no lo permitiría -refunfuño.

-El Joven amo Cian no permite que Felix saque a su mascota sin un acompañante experimentado en dragones -el duende sonrió amablemente, Koemi soltó un suspiro -los llevaré hasta la superficie de oro, sin que seamos notados por los guardianes.

Lotus los llevó hasta los patios de entrenamiento, donde tenían a los cinco dragones reales, una pareja de dragones asiáticos, los cuales eran de la familia real, y tres dragones blancos que pertenecían a la familia Stavrou. En medio del enorme patio estaba un dragón blanco, estaba acostado, tenía una cara tierna, pero aun así a Koemi le erizo la piel, era de su poco agrado los dragones. Lotus silvo. El dragón abrió sus ojos y se levantó, sacudiéndose.

-¿Cómo está mi bebe? -Felix se acercó, Nana bajo su cabeza y dejó que su dueño acariciara su cabeza.

-Es hora de marcharnos, el sol se ha ocultado -Félix asintió y ayudó a Koemi a subirse en el dragon.

Después de una larga hora de viaje, Koemi pudo observar un enorme árbol de roble situado en la cima de Daneus. Había escuchado muchas veces hablar del Roble de Asttor, pero nunca lo había visto, era un árbol único, a su alrededor de su tronco tenía un destello dorado. En cuanto Felix y Koemi se bajaron del dragón, Lotus prometió volver dentro de dos días por ellos, antes de marcharse.

Felix se paró enfrente del árbol y de su capa sacó una una llave gruesa, la parte de arriba parecía tres pétalos y la parte de abajo tenía un pequeño cuadrado de lado y lado, uno más arriba del otro. Él colocó la llave en la cerradura que estaba en lo más alto del tronco, Koemi estaba nerviosa y a la vez curiosa por el nuevo mundo que ella iba a explorar. Felix le dio media vuelta y sacó la llave, volviéndola a guardar en su capa.

Un raya azul perlada salió de la cerradura hacia arriba empezando a formar un rectángulo  por el tronco, cuando sus líneas se  unieran al pie del  árbol, el  rectángulo se empujó unos centímetros hacia atrás.

-Ten -Felix le paso una capa -tendrás que usarla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.