Distancia entre dos mundos (ae 2)

XVIII.

Al fin pudo ver el bosque donde solía entrenar, se sintió aliviado al saber que estaba en casa, pero algo llamó su atención, guardias reales rodeaban el lago del soto, estaba seguro que no lo esperaban. Se volvió a refundir en el agua y nadó hasta lo más profundo hasta salir a una pequeña cueva. Salió del agua, se sentía pesado, así que se sentó en una de las rocas con su cabeza baja, hasta que un gruñido interrumpió su descanso.

Era la primera vez que lo veía. El temeroso zorro de nueve colas, unas colas bastante esponjadas cuando se enojaba, del tamaño de un perro mediano, totalmente blanco.

-Así que tu eres Mitsure -volvió a gruñir- oye, cálmate, me iré pronto, está bien.

El zorro lo miró desafiante pero no le volvió a gruñir, camino hasta un lugar seguro de la cueva y se recostó ahí, sin perder de vista al vampiro. Felix lo observó por unos cortos minutos y cerró sus ojos con la intención de descansar un poco y marcharse.

Se levantó de golpe, sentía que se ahogaba, aún pensaba que estaba en ese horrible túnel que tuvo que nadar por horas. El zorro ya no estaba. Y la noche había caído. Se levantó sin prisa y camino a la salida.

-El duque ha vuelto -se sorprendió al ver al elfo oscuro parado frente a la puerta -bien hecho - se refirió al zorro.

-¡Vaya!, gracias por la bienvenida -dijo con sarcasmo -aunque no sabía que el zorro era tu compañía.

-Tampoco necesitaba saberlo, señor.

-¡Bienvenido a casa! -exclamaron.

Era Lotus, traía un caballo negro, que tenia un cuerno dorado en su frente, una sonrisa de alegría se mostraba en su rostro.

-Me alegra verte -sonrió -Gracias, Carel -él correspondió con una pequeña venia en la cabeza.

-Es hora ir a casa, necesito descansar -él asintió, no iba a refutar eso.

. . .

Sean estaba sorprendido, aun no podía procesar lo que acababa de escuchar -¿Esta seguro? Su alteza.

-No tengo opción, tendrás que acompañar a la Reina en todo momento -sus palabras no sonaban temerosas pero si desesperadas.

-Pero señor, cada vez que usted sale del reino, quien acompaña a la Reina es Cian -sonaba confundido -y yo acompaño al Rey.

-Esta vez es diferente. Iré a Fari por Cian, en cuanto se entere de Felix, moverá tierra y cielo por su hermano -tomó su gabardina.

-Hace unos días el señor Cian volvió, supe que se reunió con su madre la misma noche que volvió -él se volvió hacia Sean.

-¿Por qué no fui informado? -frunció su ceño.

-Me di cuenta a la mañana siguiente, cuando mire que uno de los dragones había sido reemplazado. Se había marchado al otro día muy temprano a Farí. Aunque no creo que ella le informó sobre su hermano -Neron asintió levemente y se volvió hacia la puerta.

-Mi madre tomará mi lugar por unos días, recuerda estar a su lado -no volvió a refutar.

-Si, su alteza -hizo una reverencia.

En cuanto abrió la puerta de su estudio, seguido por Sean, escucho los pasos firmes de la Reina caminar por el pasillo. Soltó un pesado suspiro, pensaba ser un poco discreto en su partida, pero al parecer, su madre no lo quería así.

-¿Te irás tan pronto? Sin despedirte de tu madre -frunció su ceño en cuanto estuvo en frente de Nerón. No respondió -No importa, tengo algo para ti.

-No me sorprende para nada que tengas un presente -dijo cortante.

-No es para ti. Es para Aroa y para su padre, el conde Mokprao -Nerón frunció su ceño -aprovechando que vas a Fari, deberías ser un poco amable con tu prometida.

-Claro -soltó un bufido.

-Tamara -una de las criadas se acercó con dos cajas envueltas en unos fino paños -Estos son los presentes, recuerda dar una buena impresión -Sean los tomo.

-Gracias, Madre -ella se acercó y le dio un beso en cada mejilla.

-Vuelve pronto -sonrió, él asintió, tomó los presentes y se marchó.

Acababa de anochecer en cuanto llegó a Fari, al parecer lo esperaban, y no le sorprendió en absoluto, su madre debió informales -Pido discreción -susurro a uno de los guardias que lo acompañaban.

-Y así fue mi Rey -susurro -Solo unos cuantos guardias de Fari saben de su llegada, por esta noche. La nota fue cambiada, llegaría formalmente en la mañana. El conde Mokprao espera su llegada mañana por la mañana.

-Perfecto -sonrió.

Los guardias de Fari lo recibieron con una reverencia -Su alteza -dijeron al unisono,  montaban unos unicornios negros, al igual que ellos.

-La acampada está a unos metros, en el bosque -él asintió, los guardias entraron al bosque, seguido por el rey y sus dos guardias. Tal y como lo mencionaron, ahí estaba una campaña, poco iluminada.

-¿Dónde está? -pregunto sin bajarse del unicornio.

-Bienvenido a Fari -una sonrisa cínica salió de la oscuridad.

-No creo que seas el indicado para darme la bienvenida -se bajó de unicornio y se acercó a él -te recuerdo que estás en territorio enemigo. Cada parte de Osiris es mi casa. Así tal vez, yo soy quien debería darte la bienvenida.




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