Distancia entre dos mundos (ae 2)

XIX.

La misma noche que su tío se había marchado, su abuelo lo había citado a su hogar; dentro de dos días se presentaría ante los vizcondes como el encargado temporal del reino de Kepler junto a él, con el propósito de que los líderes no formarán algún escándalo. En cuanto a Dione, aún no estaba enterada, se había marchado, la misma noche que Corbán, a la zona boreal junto con las esposas de los condes, por una invitación de uno de los vizcondes.

Zaid observó a su amigo parado frente al mapa de Blamon, se le pareció mucho al antiguo rey, aunque él no parecía estar perdido y confundido. Dante aclaró su garganta y se acomodó en su asiento.

-¿A qué se debe tu llamado? 

-Saben que en unos días los vizcondes serán convocados, ¿verdad? -ellos asistieron

-Para dar a conocer tu posición.

-¿Hay algo que te preocupa? -Zaid miro atento sus movimientos. Él asintió enseguida.

-No sé absolutamente nada de lo que sucede en el reino, en especial entre Dione y Corbán -se dirigió hacia ellos -siento que ellos ocultan algo muy importante que afecta el reino de Kepler y en eso está involucrado Camilo.

-¿Ese niño? -Siwon asintió.

-Si vigilamos de cerca a Dione, seremos muy sospechosos, ella sabe cuidarse muy bien, y aún más con su perro cuidándola.

-No te preocupes por Valentino, mi abuelo tiene una misión para él. Necesito idear un plan para vigilar a Dione. Necesito su ayuda.

Los dos arcángeles me mantuvieron pensativos, mientras Siwon volvió a observar el mapa, como si le diera una inspiración alguna. De repente Dante soltó una sonrisa burlona.

-Creo que tengo una idea, tengo el personaje ideal para esta misión -ellos lo miraron confundidos -confíen en mí. 

. . .

El duende no esperó mucho para que Carel apareciera. Hace unos días atrás, mientras recogía plantas medicinales, Cosme pilló a Carel vigilando, ni siquiera se había tomado la molestia de ocultarse, lo miraba tan directamente que le dio escalofrio su mirada, aun así, decidí enfrentarlo.

-Pensé que tardarías más de lo esperado -se bajó de la piedra donde estaba sentado.

-No llego tarde a mis reuniones -sacó un pequeño frasco que parecía contener una sustancia azul, viscosa y  brillante -lo he traído, podrás curar con esto las heridas de los guardias.

Cosme abrió sus manos, emocionado y listo para recibir el frasco, pero Carel lo apartó enseguida. Él frunció su ceño enseguida.

-¿Donde esta mi pago? -Cosme soltó un bufido. De la mochila que traía sacó un libro, el cual no dudo en entregárselo al elfo.

-Aqui esta. Puedes verificarlo si quieres. 

-No es necesario -hizo un ademán, podría reconocer ese libro en cualquier lugar -pero no es realmente lo que quiero -el duende hizo una mueca, de la mochila sacó un pergamino y se lo entregó.

-Tiene la firma de la vieja fauna. Todo el mundo conocía su firma. Era famosa en Draugr -Carel le pasó el frasco mientras abría el pergamino.

Sentía curiosidad, como nunca antes, no le había importado tanto antes algo como lo que estaba escrito en aquel papel, realmente no era de su interés, pero tal vez eso podría conseguir su libertad con la ayuda de la humana o su condena para siempre.

-¿Cuánto tiempo puedo conservarlo? -alzó su mirada del pergamino, busco desesperado, mirando alrededor, pero el duende se había marchado sin que él lo notara.

Cosme camino despreocupado por medio del bosque, tenía la medicina que había buscado por años y solo en lo más profundo del bosque se encontraba; el pergamino era lo menos que le importaba, había puesto un hechizo sobre él, y en menos de una semana volvería a su dueño. 

Antes que dara el siguiente paso, paro en seco, de reojo pudo observar una sombra, fruncio el ceño y agudizo su mirada, pero antes de que pudiera darse la vuelta un manto negro lo cubrio y sin darse cuenta el frasco cayo de sus manos mientras intentaba forcejear.

-¡Suéltame! ¡Dejame ir! -insistió mientras forcejeaba -juro que te mataré -exclamó enojado.

Siguió soltando insultos mientras intentaba forcejear, quería contar con la suerte que mientras se moviera pudiera escapar, pero no lo logró. 

Escuchó unos murmullos, y supuso, que después de un largo viaje, no se trataba de una broma de Felix. Supuso que estaba en un calabozo cuando escucho el fino eco de unos zapatos, que caminan a pasos ligeros y firmes. 

-¿Qué tenemos aquí? -En su tono de voz pudo notar emoción, era una voz joven.

-Principe Camilo -esta vez su voz era gruesa.

El chico al que llamaban príncipe se quiso acercar a Cosme, pero a través de la tela pudo ver una sombra moverse e interponerse entre él y el chico.

-No está permitido acercarse a los prisioneros, son peligrosos -soltó un pesado suspiro -Las decisiones son mutuas y las órdenes claras; ‘Cazar a los commons que infrinjan la ley, no se ejerce ningún maltrato sobre él o ella, y se mantendrá en los calabozos de Judas hasta nueva orden’ -pudo sentir la molestia del chico -si me permite, tengo que cumplir órdenes.




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