Entre la noche oscura de Blamon mientras el sol se oculta entre las montañas y cielo se pinta de malva, se empieza a observar el camino curvado de las lunas que la guiarán, nació una primera y extraña estrella, sin poderes especiales como los demás o eso se cree. No luce como las montañas o como el desierto, es una extraña mezcla del océano con los dos, su sangre fluye por su cuerpo, tan tibia y viva. Es hermosa como la aurora boreal que no todos logran ver, es una belleza innata. Una bella flor que matara al feroz dragón, el veneno que contiene consumirá su alma junto con la de ella.
Acalia
En cuanto Carel terminó de leer el pergamino, Anzu no quiso ni siquiera moverse un centímetro, estaba segura de a quién se refería en aquel pergamino era una humana. En cuanto a Elian, tampoco podía disimular su sorpresa, él sabía que era una humana a quien se refería, aunque no sabía cuál exactamente.
-Ahora entiendo porque aquella soberana no la ha dejado libre -frunció su ceño -está dispuesta a matar al dragón, ¿verdad? -La pregunta le cayó como agua fría.
-¿Qué? -susurro.
-No está hablando en serio, ¿verdad? -Elian miró directamente a los ojos de Carel -¿por qué sería Anzu?
-Es la única humana que ha decidido cruzar el largo y peligroso camino hasta aquí -los miro con duda -¿por una venganza del pasado?
-¡Imposible! -exclamó -ni siquiera estaba enterada de mi pasado, y si así hubiera sido, no desearía volver si ese fuese mi deseo. No estoy aquí por voluntad propia -sus ojos se aguaron.
-Entonces, quiere decir que… -de repente se escuchó abrir la puerta. Carel guardó rápidamente el pergamino al igual que el libro.
Agar entró hasta la pequeña sala, acompañado de un hombre alto y moreno, Anzu achino sus ojos, como si reconociera aquel hombre -la tienda de mascotas. Felix. la cabaña -se sorprendió enseguida cuando relaciono sus recuerdos, pero intento disimular, ahora estaba más asustada que nunca, presentía que ella era aquella que debía matar al dragón.
-¿Cómo están los gemelos? -Elian fue el primero en interrumpir el incómodo silencio- ¿dónde está Kilian? -se posicionó al frente de Felix, quien era unos centímetros más alto.
-¿Cómo sabes que yo se de ellos? -él frunció su ceño.
-Solo un shinigami podría liberarte de tu calabozo, a menos que ella te haya liberado por su cuenta -alzó una de sus cejas y luego negó levemente.
-Los gemelos están bien, al igual que Kilian, y con respecto a tu última pregunta, Kilian prometió volver pronto, parecía que tenía que solucionar algo urgente con los gemelos.
-¿Qué? -frunció su ceño.
-No lo se -alzo sus hombros indiferente. La expresión de Elián pasó de estar preocupado a triste y cansado -ellos mandaron un mensaje para ti.
Felix sacó una pequeña esfera de su gabardina, que parecía tener un espeso humo rosa encerrado en ella, y se la pasó a Elián, quien le dio una mirada de duda.
-Agitala cerca de tu oído -hizo un ademán con su mano; Elian la miró con curiosidad e hizo lo que le ordenó.
<< Por favor, cuida a Papá, dile que lo amamos y lo extrañamos >>, sus ojos se aguaron al escuchar la voz de Jano casi quebrarse. Elián bajó lentamente la esfera y se quedó mirando al vacío.
-Elián -escuchó una débil voz -Elián -Anzu tocó su hombro, haciéndolo reaccionar enseguida -¿Estás bien? -él le dio una mirada y asintió levemente.
-Estoy bien -el rostro de Felix mostró melancolía, sabía perfectamente como se sentía el Shinigami. En su mente rondaban los recuerdos con Nia, verla sonreír era la alegría de su corazón. Se preguntó si estaría bien, si se encontraría segura, si lo extrañaría al igual que él lo hacía; soltó un pesado suspiro y bajó su mirada.
-¿Qué hace el elfo oscuro aquí? -La voz enojada de Agar hizo que Anzu reaccionara enseguida.
-Lo invite -tartamudeo -me escape al bosque, quiero decir, salí a explorar al bosque, me perdí, Él me ayudó a volver a la cabaña -trago saliva.
Agar no quiso discutir lo que acababa de escuchar, entendía a la perfección la curiosidad de la chica, y aún más si deseaba volver a casa. Enseguida pasó su mirada a Elián, que a pesar de parecer fuerte, su mirada mostraba tristeza.
-Lamento que la soberana te encerrara -se disculpó sinceramente -eres un dios y no mereces ese trato.
-¿Cuándo podremos irnos? -Agar no quiso responder algo de lo que él no tenía respuesta.
-No lo sé -soltó un pesado suspiro.
-¿Qué quiere ella de Anzu? -parecía enojado.
-Es lo que intento averiguar -Elian empuño sus manos y soltó un pesado suspiro.
-Carel, muestrale -él mencionado se sorprendió y al ver la cara de furia de Elián, sacó el pergamino y lo puso sobre la mesa.
-¿Qué es esto? -Felix se acercó curioso y lo tomó enseguida, lo abrió y en cuanto vio quién lo firmaba, su rostro mostró sorpresa -Acalia -susurro en un hilo de voz.
Agar se acercó y tomó el pergamino enseguida, leyó su contenido en completo silencio, mientras todos esperaban impacientes. En cuanto bajó el pergamino de su rostro, Anzu palideció, su mirada se clavaba en la suya que hizo que su cuerpo temblara de miedo