Mabi movía sus manos nerviosa, se encontraba sentada en una de las bancas del parque mientras esperaba a Adrian, lo había llamado en cuanto se subió al taxi, tal vez lo tomó por sorpresa, ella nunca llamaba después del trabajo, a menos que ya estuviese en casa, y mucho menos un sábado, cuando ellos tenían tanto trabajo en la cafetería, pero su encuentro no podía hacerse esperar.
-Lamento si te hice esperar -la voz de Adrian al sentarse a su lado la sorprendió, mira rápidamente su reloj, eran cerca de las ocho, ni siquiera sintió pasar el tiempo -traje donas -intentó darle un beso en la mejilla, pero ella se alejó -¿sucede algo?
-Estoy cansada -se sorprendió al escuchar su voz cortante y fría, pero sabía que tenía que hacerlo, no solo por él sino también por ella.
-Entiendo -dijo algo decepcionado.
-Adrian -alzó su mirada a él -estoy cansada.
-Lo sé, acabas de …
-No hablo de eso -su voz quiso entrecortarse, de repente la imagen de Corbán entrando a la biblioteca Shin volvió a su mente, sintió miedo, quiso llorar y lanzarse a los brazos de Adrian, pero solo tomo una fuerte bocanada de aire y quiso detener esos sentimientos -estoy cansada de nuestra relación.
-¡¿Qué?! -parecía tan sorprendido como ella, pero debía ser realista y había algo en su relación que era verdad, él no la amaba.
-Sabes, creo que nuestra relación no va a ningún lado, porque siento que lo que sientes por mi no es amor -su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Te equivocas. . .
-¡No! no -sollozó, sin dejar terminar su oración -porque siento, no, estoy segura que yo tampoco te amo -Adrian no pudo responder a eso, cerro y abrio sus labios sin poder articular palabra alguna, se sentía confundido, su mente se nublo sin dejarlo pensar claramente en la situación -lo siento -susurro entre llantos. Mabi sacó de su abrigo un collar que le había entregado a cambio del que había roto Felix -Gracias, por todo -se paró de su asiento dejando atrás a Adrian.
Más tarde, esa misma noche, Mabi se encontró con el demonio en un templo abandonado, a las afueras de la ciudad. Ella llegó cerca de medianoche, sus pasos rechinaban en el pasillo del templo, le pareció escalofriante tanto que le erizo la piel. Miró una figura en el altar, estaba de rodillas y miraba fijamente a los santos. Cuando sus pasos cesaron Bastian la miró de reojo, aguardo unos segundos y se santiguó.
-Llegaste -su voz cargada de esa malicia alteró sus nervios.
-Hice lo que me pediste -él asintió levemente.
-Bien. Acompáñame -ordenó, caminaron fuera del altar hasta un habitación continua, en sus paredes estaban colgados catorce cuadros que mostraban las estaciones del vía crucis, ella supuso que había más santos ahí y algunos asientos, pero ya no estaban, en cambio el salon estaba rodeado por velas en el centro formando un círculo con cuatro puntas, como si fuese un sol -entra -le ordenó desde dentro del círculo.
Mabi no sabía cuándo había dejado de seguirle los pasos, tal vez su espíritu instintivo la hizo detenerse cuando entró al lugar. Trago saliva y con pasos desconfiados camino hacia Bastian, sintiendo en cada paso una llamarada alrededor de sus manos, ella las alzó enseguida, dos manillas doradas rodearon sus manos y desaparecieron, Mabi alzó su mirada sorprendida a demonio, este tenía una sonrisa maliciosa en su rostro.
-No puede ser -susurro casi sin aliento.
-Te advertí, nada es gratis en la vida -ella soltó un pesado suspiro, mientras Bastián se sentó en el suelo cruzando las piernas -siéntate -señaló el circulo rojo que estaba enfrente de él, en el centro del círculo había dibujado un trébol. Ella acató su orden.
-No entiendo que pretendes -sus ojos estaban cristalinos y sus labios temblaban.
-Mabi Georgiou, la hija mayor de los condes de Dunkelelfen. Es tan extraño que un commons que pertenezca al rango de la realeza se escape de Osiris -Mabi rodó sus ojos.
-No te incumben mis asuntos -hablo por lo bajo.
-Pero claro -ignoro sus palabras -tenías que escapar cuando te anunciaron que te casarías con el rey de Osiris, Nerón. Cuando él tenía una relación secreta con aquella elfa, ¿cómo se llamaba? -frunció su ceño, fingiendo recordar.
-¡¿Cómo lo sabes?! -dijo entre dientes.
-Soy el hijo del diablo -sonrió -yo lo sé todo. Pero bien -cambió de semblante - no hablaremos de eso ahora.
-Tampoco estoy dispuesta a escuchar una historia que conozco mejor que nadie -él encogió los hombros, indiferente.
-Los condes tienes un poder en particular, ven los caminos recorridos de un ser y mirará donde se encuentran en ese momento.
-Así es -dijo indiferente -pero ya deberías saber que al pasar más de un siglo en la tierra he perdido parte de mi poder, la mayor parte de mi poder, no sacaras mucho de mi.
-Lo se, se que tu poder es mínimo, pero necesito de ese poco poder que tienes, asi que, utilizare de mi poder para completarlo con el tuyo -Mabi se sorprendió
-Acaso tienes idea de la energía que puedes perder -dijo anonadada.
-Soy consciente de ello -le dio una mirada despreocupada -así como se, lo capaz que es Ellie de hacer por conseguir lo que quiere.