Kilian miró alrededor de la calle, le pareció extraño que no estuviera rodeada de arcángeles guardias, los únicos arcángeles que se encontraban ahí eran los que él había llevado. Miro al otro lado de la calle donde se encontraba la cafetería Fallen Angel, estaba concurrida como casi siempre, eran cerca de las cinco de la tarde, en unas horas estaría menos concurrida y tal vez en arcángel conseguiría hablar con el luciferino.
-Es aquí -dijo sin dejar de mirar la cafetería. Corban trago saliva, no parecía ansioso al estar rodeado de humanos, pero sus ojos estaban desesperados por encontrar a Adrian -te vas a marear -bromeo.
-Señor, no creo que sea seguro -su guardia no paraba de mirar a su alrededor -no hay ni un solo guardián en esta calle.
-Calmate -Kilian se adelantó unos pasos -esta calle es segura. Deberíamos tomar un café, ¿no les parece? -Corban lo miro con duda -no te preocupes, nos tomará un tiempo en verlo -el Shinigami siguió su camino, el arcángel lo dudó un poco y lo siguió.
Se sentaron en la última mesa de la cafetería, Kilian la calificaba como perfecta, no era tan alejada de la ventana, podía observar muy bien hacia la puerta y por ende al mostrador, y entraba la luz suficiente para sentirse cómodo. Enseguida una chica carismática se acercó a ellos con una amable sonrisa.
-Bienvenidos a Fallen Angel -coloco los menú sobre la mesa -tomare su orden en un momento.
-No es necesario, ordenaremos ahora mismo -la chica no refuto y se limitó a asentir mientras sacaba la libreta.
-Quiero un café cargado con galletas de miel -pasó su mirada al guardián de Corbán -uno igual para mi amigo -sonrió al verlo fruncir su ceño.
-Para mí, un té de crisantemo -ella lo miró confundida.
-Disculpe señor, no tenemos ese tipo de té, pero puedo ofrecerle… -Kilian la interrumpió.
-Puedes hacer la excepción -ella tomó un largo suspiro y asintió.
-Hablaré con el personal -anotó en su libreta -algo más.
-Y un pastel de chocolate.
-Volveré enseguida con la orden.
Era el quinto té de crisantemo que se tomaba, la cafetería se encontraba poco concurrida y la noche estaba apunto de caer. Kilian observó que Hann ni siquiera había tocado el café y las galletas que él había ordenado estaban intactas.
-¿No tomarás ni un bocado? -lo miro incrédulo.
-No confío en los humanos -Dijo entre dientes. Kilian negó levemente. De repente una leve sonrisa apareció en sus labios, todo este tiempo Corban le estaba dando la espalda a la puerta así no sabría cuándo aparecería Adrian.
-Debí imaginarlo -la voz sonora de Adrian se hizo escuchar cerca de ellos -alguien especial tomaría una orden tan especial -se paró cerca a su mesa. Los ojos fríos de Hann analizaron al luciferino causándole escalofríos al mismo, mientras Corbán mantuvo su mirada baja -¿Que te trae aquí?
-Acaso no puedo tomar un café -reprocho. Él contrario soltó una sonrisa burlona.
-Déjate de bromas, tu nunca vienes aquí sin una intención de por medio -frunció su ceño -la última vez estuviste aquí para liberar al commons.
-Tienes razón. He cumplido con ayudarte -se dirigió a Corbán mientras se paraba de su asiento -el luciferino que tanto querías ver esta aquí, aun lado tuyo -tocó levemente el hombro del luciferino -Cuida bien de mi invitado -sonrió antes de agarrar del cuello de la chaqueta de Hann, el cual lo tomó por sorpresa -nosotros son iremos.
-No dejaré a mi señor solo -protesto mientras intentaba soltarse, pero Kilian lo sacó rápidamente de la cafetería mientras Adrian los miraba confundido.
Adrian miró con curiosidad al hombre que traía un abrigo beige y una boina del mismo color, tenía la mirada baja y parecía no querer hablar -veo que le ha gustado mi té de crisantemo, no suelo prepararlo para nadie -con pasos lentos se sentó frente a él -es algo especial para mi, pero ya que ha sido uno de los pocos invitados especiales que he tenido en mi cafetería decidí hacerlo.
-¿Lo ha hecho para alguien más? -hablo por lo bajo por lo que el luciferino no pudo reconocer su voz. Adrian frunció su ceño, la pregunta le pareció extraña.
-Solo para una persona, hace muchos años atrás -se acomodo un poco en su asiento -usted es la segunda persona, ¿por qué lo pregunta?
Corban tomó el valor que había estado guardando desde que llegó a la tierra, se sacó la boina, se acomodo su largo cabello para alzar su mirada y enfrentar a la persona que estaba al otro lado de la mesa -Siempre fue solo para una persona, esa persona soy yo -Adrian se sorprendió al ver a Corbán. Sentados frente a frente, nunca lo imaginó así, espera verlo algún día, enojado y él muriendo de miedo pidiendo no ser matado. Pero estaban ahí, en una cafetería mirándose fijamente, los ojos de Corbán reflejaba todo lo que sentía, mientras él sentía que su corazón se iba a estallar.
. . .
-Estoy confundido. Sabes lo que sucedería en Blamon, tienes conocimiento del segundo príncipe de Kepler y no tenías duda de que Anzu no era la elegida -En cuanto salieron de la cabaña Elian no pudo evitar reclamarle a Agar, tenía sus dudas -¿Por qué has venido aquí?
-Nos olvidamos de la niña, nadie sabe qué ha sucedido con ella y qué daños conlleva a la familia que la cuida -habló preocupado.