Distinction

02

El cielo está nublado, las nubes grises avanzan, el viento azota con fuerza mi cabello y unas mínimas gotas colisionan en mis mejillas advirtiéndome que pronto empezará a llover. No obstante, sigo circulando a paso perezoso, simplemente vagando sin prisa de llegar algún lugar.

Caminando por las calles de Dublín recuerdo todos los momentos divertidos que pasamos Jade y yo, no sé si es raro echar en falta a una extraña, pero siento que la conozco de toda una vida. Normalmente trato de no conocer muchas personas, o mejor dicho a nadie, sin embargo, en muchas ocasiones sucede sin previo aviso. Y así mismo fue con ella, no sé en qué momento le cogí aprecio, pero en verdad fue uno de los mejores días.

Como lo supuse hace rato comienza a caer un chaparrón de agua y corriendo me dirijo al primer local que veo, que por casualidad es un café. Pido un chocolate caliente esperando a que escampe, mientras leo un artículo por mi teléfono.

—Disculpa… —interrumpen mi lectura— ¿Está ocupado? —señala una silla de la mesa en la que estoy.

—No, puedes sentarte —digo amablemente, aunque creo que se escuchó algo cortante.

Pero en verdad no me importa que me tono se escuchara grosero, una de las cosas que más me molestan es que me interrumpan cuando hago algo que me gusta. «Él es quien se debería sentir mal por su intromisión», pienso. 

Doy un pequeño sorbo a mi chocolate y continúo en lo que estaba, esperando no ser interrumpida esta vez. Levanto un poco la vista e inspecciono al chico que está frente a mí, se ve que es unos años mayor que yo, su cabello negro es lacio, usa unos lentes de pasta que no se le ven nada mal, unos ojos despiertos bastante oscuros casi rayando a negro, unos sutiles rasgos asiáticos y de contextura atlética.

Prosigo con mi lectura, y luego de unos minutos de haberla terminado, clavo mi vista en la ventana para ver si sigue lloviendo, lo cual aun está sucediendo. «Tremendo aguacero», es lo único que logro pensar al ver lo difícil que es distinguir algún panorama nítido del exterior.

—Parece que lloverá por un largo rato —habla el desconocido y lo miro con el ceño fruncido— Soy Noah, por cierto —añade con una sonrisa nerviosa.

—Leah, mucho gusto —estrecho su mano.

—Bonito nombre —se queda pensativo y sonríe— ¿Qué ibas a hacer antes de que lloviera?

—En verdad no sé, soy turista, solo caminaba

—¿No  has visitado ningún lugar importante de la ciudad? —Niego con la cabeza y él dice…— Eres una turista muy rara.

—Yo no diría que soy rara, —alego indignada— más bien única.

—Ok, pero no te molestes —ruedo los ojos ante su argumento.

—¿Y tú que ibas hacer?

—Iba a una biblioteca, debo estudiar unas cosas.

—Así que estudiar, ¿eh? —sacudo mi cabeza leventemente— La verdad no me sorprende en nada, la cara de nerd se te nota a leguas. 

—Sí, se podría decir que soy un "nerd" —hace las comillas con los dedos—, pero no soy como los comunes. 

Alzo una de mis cejas intrigada por lo último mencionado. «¿Qué pensará el que lo diferencia de los demás?», no pieod evitar preguntarme internamente. Supongo mi expresión delata mi duda, porque me responde diciendo:

—Obviamente soy más guapo que la mayoría de los cerebritos —aclara como si fuera lo más lógico y no puedo evitar reírme. 

—Lo siento, señor belleza inalcanzable —me burlo— no sabía que eras clase aparte. 

—Vamos, Leah, claro que lo sabes. —se ríe siguiendome la burla— Seguro que hasta te intimido. 

—Nahh, yo soy superior. 

Termino de hablar y una ráfaga de familiaridad embarga mi cuerpo, como si los dos últimos argumentos fueran algo nuestro. Es difícil de explicar, pero fue como si entre nosotros existiera una complicidad desde hace mucho tiempo.

Alejo la extraña sensación y seguimos hablando de temas triviales mientras esperamos que deje de llover. Noah es un chico agradable, me parece una mezcla entre nerd sabelotodo y extrovertido, una combinación algo peculiar aunque no difícil de encontrar. 

Estuvimos en el café aproximadamente 2 horas conversando de muchas cosas, hasta hicimos debates de nuestras distintas opiniones acerca de varios temas polémicos. Me pedí un cappuccino y un muffin, además del chocolate caliente que ya había tomado. 

Al dejar de llover me despido de Noah y retomo mi trayecto sin rumbo, perdiéndome en mis pensamientos mientras dejo al destino guiar mi andar. Estoy distraída viendo mis pies mientras camino, cuando el dije de plata que cuelga de mi cuello llama mi atención. 

Me siento en un banco que estaba cerca, con cuidado descuelgo el dije y lo acaricio con la yema de mi pulgar. Por un buen rato me quedo admirando el diseño, tratando de recordar porque me parece tan familiar, me concentro en las pequeñas ondas y me relajo al recordar el sonido sereno del mar.

Durante unos minutos me concentro en esas ondulaciones y los sentimientos que produce, logro imaginarme un océano azul oscuro iluminado con los rayos de una impresionante media luna. Sin embargo, por un mínimo instante la imagen se distorsiona mostrando una amplia puerta blanca con el símbolo del dije grabado en ella.



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En el texto hay: experimento, suspense, suspense amor

Editado: 13.09.2021

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