Distinction

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Maratón 1/6

Desde hace 5 minutos la alarma está sonando en la mesa contigua a la cama, pero no he hecho ni el mínimo esfuerzo por apagarla. Tengo un fuerte dolor de cabeza, exactamente en donde me propinaron el golpe en el sueño, y una sensación extraña que es como un presentimiento de que algo malo va a pasar. No sé si me estoy volviendo loca, pero siento que la pesadilla está tratando decirme algo, que por supuesto no entiendo.

Recuerdo cada pequeño detalle, por más mínimo que sea. De todos los sueños que he tenido a lo largo de estos años este es el de mayor duración, además de perturbador. No sé si estoy siendo demasiado paranoica, pero desde que me desperté no he podido pegar ni un ojo de la preocupación, y el dolor de cabeza se intensifica cada vez más. Es raro, estoy segura que ya había sentido esto antes, solo que el recuerdo es muy viejo.

Trato de retener esa sensación de familiaridad, pero cada vez se me hace más complicado. Es como si de alguna forma el recuerdo esté escondido en un lugar de fácil acceso, pero a la vez necesites un pequeño impulso para poder acceder a él.

Comienzo a moverme en la cama, hasta que me levanto y con frustración ubico mis manos alrededor de la cabeza. Es tanto mi ensimismamiento que no me percato de cómo un objeto se desliza por mis manos y cae en mi pie derecho.

Me quedo observando por un rato y reacciono al percibir el destello plateado que genera. Con detenimiento me arrodillo para poder agarrarlo y con delicadeza lo deposito en la palma de mi mano izquierda, cayendo en cuenta que es el colgante de mi sueño.

Sorprendida y confundida por tenerlo en mi poder acaricio mi pulgar sobre la piedra decorativa central, el cual con solo ese roce superficial me lleva a mi más antiguo recuerdo, o mejor dicho a mi primera pesadilla.

Espinas y pequeños fragmentos de vidrios rotos dispersos por el lustroso piso de un largo pasillo, el cual está lleno de puertas cerradas con cerrojo. Un de laboratorio en perfectas condiciones, pero en realidad está desolado y con un hedor repugnante que provoca incontables arcadas. Una habitación de reducidas dimensiones, obscura y con una camilla; en la cual me desperté amarrada y en mi frente se encontraban electrodos conectados a los cables de una máquina.

Poco a poco me fui quitando las pequeñas placas metálicas y exploré con detenimiento la estancia, no había nada además de la camilla y la maquina a la que estaban conectados los electrodos. Caminé  hasta la puerta y me topé con un largo y angosto pasillo que tenía varias puertas, decidida di el primer paso pero un profundo ardor me embargó en la planta del pie izquierdo.

Rápidamente vi hacia las baldosas y debajo de mi pie se vislumbraba como se estaba empezando a formar un mini charco de sangre. Al alzar el pie vi como un pedazo de vidrio estaba incrustado en él y con toda la fortaleza que pude reunir lo expulsé, pero no importó porque al seguir mi camino más fragmentos de vidrios y espinas se clavaron infringiendo un insoportable dolor.

El camino se me hacía cada vez más largo y ya no podía contener las muecas de dolor provocadas por las cortadas. Sin embargo seguí mi camino sin importar nada, fui girando los pomos de cada una de las puertas del pasillo, pero ninguna cedía. Absolutamente todas estaban trancadas. Llegué hasta la última de las puertas y sin esperanza alguna giré la manilla, sorprendiéndome cuando ésta se abrió.

La habitación no contrastaba con el blanco pasillo, sobre todo en la forma brusca en como terminan las baldosas y comienza el laminado de madera marrón oscuro. Antes había notado un olor fétido, el cual era disfrazado con el de los usuales químicos utilizados en los laboratorios, pero ahora estaba concentrado y provenía de alguna parte de la habitación.

Sin importarme el hedor a descomposición entré al sucio y repugnante cuarto. No había muchas cosas, solo se veía una mesa y una pequeña cama, examiné todo en busca de una salida pero no había nada.

Me senté en la cama y empecé a extraer todos los vidrios de la planta de mis pies, hasta que de la nada un fuerte ruido resonó llamando mi atención. El corazón se empezó a acelerar de los nervios y con miedo examiné rápidamente la mesa, sin obtener ningún resultado.

Me estaba desesperando, ya no sabía ni como respirar. Estuve por unos minutos inhalando y exhalando tratando de tranquilizarme. Observé el suelo sintiéndome derrotada, creía que iba a morir, solo me concentré en estudiar las grietas de la vieja madera.

Mientras estaba tratando de distraerme para alejar el miedo vi una lámina de madera mal puesta, pero pensé que era un engaño de mi vista. Aún así  con curiosidad me arrodillé y empuje la lamina sintiéndola algo inestable, poco a poco la alcé encontrándome con un compartimiento oculto lleno de polvo, en el cual se ocultaba una gaveta.

Extraje la gaveta y la empecé a revisar en la cama con cuidado, no había escuchado algún otro sonido por lo que no creía correr peligro. El contenido era una pila de papeles que ni les presté atención por la tensión del momento, pero si me grabé una palabra que estaba en mayúsculas y negrita “PARADOXAL”, también estaba un relicario que ignoré por completo. Busqué alguna llave o algo que me ayudé a salir, pero solo veía puros papeles con palabras extrañas.



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En el texto hay: experimento, suspense, suspense amor

Editado: 13.09.2021

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