Distintos (descendientes del sol)

CAPÍTULO 4| ☀️

—¡OH! ¿Julia? —La mujer de ojos azules claros como el mar caribe me hablo, ahora la notaba mejor, esbelta, blanca, cabello largo y negro como el cristal ónix. Idéntica a su hermano, solo que el hombre tenia los ojos más azules, con más intensidad y era notablemente más alto que ella, y si ella era más alta que yo... Yo era un pitufo a lado de ellos.

Sentí como mi cara formaba una extraña mueca al intentar sonreír. Como un gran actor ese chico se acerco a mi madre saludándola con tanto respeto que hasta me lo creí. Saludo una a una a mis hermanas hasta llegar a estar frente a mi. Sus ojos azules se burlaban de mi mientras se presentaba conmigo, como si no nos conociéramos, pero siempre me ha gustado llevarle la contraria a la gente, y yo no seguiría su patético juego.

—Un gusto me llamo Sai Brown y ¿Y tu eres? —Estiro su mano frente a mí, y yo lo ignore.

—Mmmm ¿Tu compañera de clase? Nos vimos en la mañana. —Su astuta sonrisa se esfumo. Solo tosió un poco de forma avergonzada.

—¿Son compañeros?— Mi madre lo interrogó con su mirada y el sonrió de forma nerviosa.

—Si... En la mañana no me presente de forma formal con Juli, así que queria repetir el momento ya sabiendo que son nuestros nuevos vecinos. —"Juli" ¿Cuándo le di esa confianza?, estreche mi mirada pero no le discutí, creo que ya deje muy mal al joven por hoy, aunque su madre ni si quiera lo regaño por fingir no conocerme o algo así, solo se quedo allí, viéndonos con una sonrisa.

La cena transcurrió de forma tranquila, mi madre y mi padre estaban sentados frente a la anfitriona y su hija, Priya estaba sentada alado de Sai Brown, y yo junto a Kassandra estábamos frente a ellos. Me alegra mucho que Priya no haya sentido la tensión horrible entre Sai y yo, y se haya ofrecido sin pensarlo a sentarse junto al muchacho.

—¿Entonces tu y tus hermanas vienen de Ecuador? —Alcance a escuchar como el hombre interrogaba a mi pequeña hermana.

—Si... No es que me agrade haber dejado mi delicioso encebollado, por... la hamburguesa, pero es una buena oportunidad.

—"Priya" —Pronuncie a lo bajo intentando llamar su atención, para que se callara y no diera información innecesaria al vecino nuevo.

—¿Por qué te enoja tanto ese chico? Es atractivo y estamos cenando con su familia, deberías aprovechar.— Kassandra había notado mis intenciones.

—Los atractivos siempre lastiman a las mujeres, a demás fue muy grosero en su momento, no quiero que le saque información a Priya.

—Ya debes olvidar lo que paso con Santiago, otro hogar, otra vida, otro amor... A demás Priya estará bien. —Ambas volteamos a ver a la más pequeña y por un momento pude ver como su cabello comenzó a moverse como si el viento desde abajo comenzara a jugar con los mechones de su cabello— Oh, creo que no esta bien...

Rápidamente patee al frente esperando haber dado en el blanco (Priya), para calmar sus ganas de utilizar su don y dejar encantado a Brown, pero... la punta de mi zapato fue a dar a la tibia equivocada. El chico se quejó del dolor y junto a mi hermana nos levantamos. Corrí hacia al frente y me arrodillé frente a Sai, quien estaba sentando frotándose la parte de la pierna donde había golpeado.

—Perdón, perdón... Yo no quería...

—¡Julia! —Me reprocho mi madre.

—¿Acaso eres futbolista? ¿Cual será tu próximo objetivo? ¿Mi cara? —No era una mala idea... ¡Julia! Me reproche a mi misma.

—No era para ti... —Voltee a ver a Priya con furia pero ella solo desvió la mirada.

—Hermano, ¿estas bien? —Mía se había acercado a nosotros, preocupada.

—¡Julia Loor! Ve por el ungüento que está en mi cajón.

Me levanté y corrí hacia afuera y luego a casa, entre y busqué el ungüento, un pequeño frasco de color blanco con una especie de crema verde en el. Al tomarlo el olor a personas lesionada como yo lo consideraba, se expandía muy rápido a mi alrededor.

Cuando volví Sai se había levantado y todos estaban en la sala, exagerado... pensé, la verdad fue poca fuerza, solo quería alcanzar a Priya, ¿Quien le manda a poner su pierna antes?

—Ten... —Le di la pomada a mamá y ella se la entrego.

El medio cojeando subió las gradas del pasillo, supongo que hasta su habitación, todos volvimos a la mesa y escuché un "Hablaremos en casa" por parte de mi madre.

—¿El estará bien? —Pregunté a Mía quien iba a mi lado.

—Creo que más lo sorprendiste, suele estar alerta siempre, jajaja pero jamás lo vi tan enojado. Si quieres sube y ve cómo está.

No quería hacerlo, pero enserio me sentía culpable, no me gusta ser mala pero a veces suelo ser muy grosera con mis acciones, y no quería quedar mal, tal y como dije antes "la primera impresión es lo que cuenta" y al parecer le di una muy mala impresión a su madre.

Con nerviosismo subí las gradas, arriba habían 4 habitaciones, hubiera sido mejor preguntarle a Mia, cual de todas era de su hermano.

—¿Brown? —Dije con desconfianza a ver si me respondía, si me insultaba lo aceptaría y me iría pero no hubo respuesta.

Sin respuesta escuché como se revolvía algo en una habitación, así que supuse que era esa. Camine con cuidado, las paredes de la casa parecían nuevas, no había ni si quiera un retrato familiar, en mi casa ya mismo cuelgan la foto de mi graduación sobre el retrete del baño para que todos la vean, lo que nos sobraba eran fotos...

Toque con cuidado la puerta de esa habitación y rápidamente, el la abrió. Sus ojos azules se encontraron con los míos, no los había visto de cerca, eran hermosos un círculo gris rodeaba su iris y de él nacía aquel hermoso color, creo que ya se porque todas habían quedado encantadas con Brown simplemente viéndolo.

—¿Qué quieres? —El hablo de forma grotesca sacándome de mi mente por un segundo.

—¿Disculparme? Enserio no quería patearte.

—Si solo es eso, vete. —Comprendía que este enojado pero odiaba que me traten así, me hacían sentir pequeña y vulnerable.



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En el texto hay: superpoderes, almagemela, primer amor

Editado: 18.08.2023

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