Dividida

Estoy afuera

Estoy Afuera!

 

Ha pasado un rato del accidente, bueno el accidente, un tablón de la obra que alguien dejo caer, me golpeo de lleno en la cabeza. La realidad es que diez minutos después del apagón me desperté, sola, con un dolor de cabeza imposible, pero sin marcar ni averías. Así que tome el bolso, la regla T y el tablero y media mareada, media confundida camine por la vereda obscura hasta la puerta del instituto.

Hey, Boluda!,,,,

Es la misma voz. Me doy vuelta, es una chica , lleva un buzo blanco más grande que ella, tienen el cabello corto y despeinado y aritos de perla blanca, esta parada en la obra y agita su brazo. Tengo la intensión de hacerle caso e ir a ver que quiere. Pero recuerdo que no me ayudo, ni detuvo al albañil que corrió, y que seguramente no llamo a nadie que me ayudase. Este mundo es así, hay que arreglarse sola, y cuantos menos problemas me sume en la vida, mejor.

Hey salamina, la billetera.. Acá. ( Señala el piso y algo naranja)

La billetera!. Hay que volver, así que voy con mi mareo, mis bártulos y una macha de tierra en el trasero en busca de mi billetera naranja. Sin mirar a la joven a los ojos tomo mí pertenencia, y me retiro. Estoy enojada, no con ella solamente, con la vida, con la ciudad, con el colectivo, con el tablón. Ya suficiente sentirte sola todos los días, para darte cuenta que podrías haberte muerto en medio de la vereda y nadie hasta las diez de la mañana se hubiera…

Bueno muerta muerta no, tremendo porrazo nada más.

 

Paro mi marcha en seco. ¿Lee mi mente?. ¿Lo dije en voz alta?. Imposible. Ni que fuera Toni Camo ese que dobla la cuchara con la mente. Mejor alejarse de estos personajes y sucesos raros. Además terminare entrando tarde al instituto y prefiero ya estar ubicada en mi banco antes de que los demás lleguen. Silvina está faltando últimamente, y si no estoy con ella sentada prefiero estar sentada contra la ventana sola. Así que apuro el paso, al doblar la esquina puedo ver las puertas del instituto, algunos están sentados en escalón de la entrada, otros esperan en el kiosco. Yo prefiero esperar lejos de la entrada justo por donde baja silvina de su colectivo, si hoy viene entramos juntas directamente.

Tanta vuelta papa frita, solo tenes que entrar,  vos crees que van a estar mirando lo que hacer. ¿No te agotas Abigail de pensar tanto las cosas?

Me estas siguiendo y lees mi mente. Encima me duele tanto la cabeza, claro el golpe. Se rompió algo adentro de mi cabeza, estoy por tener un sincope, suelto la regla te que hace un ruido seco al dar con el suelo. Y palpo mi cabeza, me doy vuelta para mirarla. Es la chica de los aritos de perla en efecto.

No. la mente no te leo, no sé qué hago afuera tampoco. Estoy tan confundida como vos Abigail.

 

Afuera de donde le digo, ¿veo cosas? ¿Esquizofrenia?. O no, como la tía Pupe…

 

¡La tía Pupe! Hace mucho que no vamos a verla, si tu mama va el sábado no te quedes encerrada en la casa Boluda, decile que si la acompañas. Tengo ganas de verla, es la única en toda tu familia que me cae bien.

¡Colorada! Grita silvina que corre desde la parada de colectivo hasta donde estoy mirando desconcertada mi regla T tirada en el suelo. Me abraza y se ríe. Mira a la chica del buzo enorme, ¿ella la ve?

¿Vos SOS? Le dice Silvi desconfiada. Nosotras somos un dúo inseparable, nos entendemos, y arrastramos juntas nuestras miserias adolecentes. Pero ahora me doy cuenta de algo

Si la ve. ¡Estoy curada!




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