Dividida

 Camino a la Reunión

 Camino a la Reunión

 

Ese día coincidieron todos: Silvi, Abi Y Juan Pablo. Eran las seis de la tarde, lloviznaba apenas ; llegaron los tres en colectivo directo del instituto, Abi paro por las pepas en la panadería y Juan Pablo saludo a su jefe cuando lo vio en el mostrador.

-Dia libre Pablito?-dijo sonriendo el amable hombre de ojos verdes y gruesos anteojos negro.

-Si don Mingo, hoy me toca cuidar a Bauti, papa tiene turno noche y unas horas extras- Mintió Juan P acomodando unas pepas en la bolsita que le entrego el señor. Hoy tenía algo más importante que cuidar a Bauti. Lo habían arreglado en el primer recreo donde coincidieron en la fila del kiosco.

-Hay que hablar chicas- y ambas asintieron en silencio mientras Juan P. siguió la charla casi susurrando – Hoy la tía Pupe va de la modista, me pidió que arreglara la puerta del comedor así que vamos a estar solos, hay que ver cómo seguir con todo esto es el tema-

-Y la pichoncita?, tenemos que hablar nosotros no sé si esta vez puede estar Bambi, vamos una semana ignorando que estamos viviendo esta situación- dijo Silvina abriendo su capitán del espacio.

-Va de la modista con Pupe. Eso nos viene muy bien - continuo Juan P –Bambi no se separa de la tía-

Abigail no dijo nada, solo asintió. Para ella era más difícil, había cosas que no había contado esta semana a los chicos, porque no tenía explicación. Como por ejemplo la conversación con Bambi que había tenido, pensó que había sido por telepatía como decía Toni Cano, porque a pesar que pudo haberlo imaginado, cuando pasó al día siguiente a su casa Bambi le recordó lo que habían conversado anoche. Como si eso fuese algo normal.

Así que  confinaron para tomar el 247  la salida del colegio. En el colectivo cruzaron algunas palabras, cosas triviales de adolecentes, habían acordado no hablar por fuera de la reunión de Bambi, todos necesitaban tiempo para pensar. Juan Pablo sabia la historia del tablón y la aparición de Bambi igual que Silvina, pero Abigail y Bambi eran las únicas que podían echar un poco de luz sobre aquello que sucedió ese día. Cuando Juan Pablo empezó a ayudarlas le pidieron que no hiciera preguntas, y esa fue la condición para estar en este grupo, sus mayores dudas eran porque nadie había preguntado por esta joven, todos los días prendía el televisor y miraba los noticieros esperando que apareciera una foto con el rostro de bambi y una familia llorando por ella, pidiendo su aparición, pero no, nadie preguntaba por ella, y su presencia en la Casa de tía pupe transcurría tranquila y sin sobresaltos. Se habían acomodado, para la tía Pupe era la nieta de Angustias, pero no preguntaba mucho sobre eso, de donde venia o que hacía, o si tenía hermanos, hablaban poco y se acompañaban mucho, así que por ese lado Juan Pablo no había podido averiguar nada, cada vez que llegaba a la casa la tía le encargaba tareas y arreglos y si el preguntaba las respuestas eran difusas.

-Tía, sabe si Bambi tiene que comunicarse con su familia?- la tía Pupe a esta pregunta solo contesto con una frase

-Menos pregunta Dios y te perdona Juan Pablo. Mientras este en Bs As yo soy la familia de la pichoncita´- y lo mando a cortar las ramas del limonero que tapaban la ventana de Bambi.

Tampoco se podía confiar mucho en lo que Pupe decía, todos en la familia sabían que había tenido una infancia difícil, de grande volvió de Catamarca a vivir con su padre, ya su mama había fallecido, cuando llego la mama de Abi le  fue presentada como su hermanita, vivió poco en casa de su padre y se dedico a trabajar de curandera en la misma casita que ahora habita a unas pocas casa de Juan Pablo. Ya no se dedicaba a eso, aunque algunas veces llegaban a tocar su timbre personas para que les curara el empacho con una cinta o le pidieran algún te de yuyo para mejorar la visión, o les curara el mal de ojo. Ella siempre accedía, esas artes que manejaba las había aprendido en Catamarca e iban con ella a todos lados.

-¿ hablamos con Bambi después de la reunión?-Juan Pablo toco el hombro de su prima que iba sentada en el asiento delante de él con Silvina, ambas jóvenes se dieron vuelta.

-Dijimos que sin preguntas Juan zapato- Dijo Abigail –Y sobretodo dijimos no hablar de esto fuera de la casa de la Tía-

Juan Pablo ignoro el comentario de su prima, se colgó en los arboles que pasaban por la ventanilla a toda velocidad  y se recostó en su asiento mirando por la ventanilla la nada con aire grave-hay mucho de qué hablar, no quiero incomodar a la pichoncita con mis preguntas- pensó.

 

Silvina lo miro de re reojo, que lindo pibe pensó, tenia bien merecido el apodo de Bombón, así le decían las amigas de Mayra la novia del joven. Además era inteligente en un sentido práctico, podía arreglar los ganchos de tu carpeta en unos minutos, construir una regla te económica, o reparar un toma corriente como un experto electricista. Es verdad que peleaba mucho con Abigail, pero  con ella no, con ella tenía conversaciones sobre películas o Soda Estéreo, ella decía que tenía un airecito a Gustavo Cerati una vez hablo con Abigail de el, y ella le advirtió

-No te enamores de mi primo, amiga. Vas a sufrir, he visto a dos de primero llorando en la escalera por él. Juan Pablo está preocupado por ganar dinero y ayudar a su papa y lo demás se lo pasa por el…-




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