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El escape de Juan Pablo

El escape de Juan Pablo

 

Pasaron unas semanas después de la reunión, a pesar de esa puesta en común entre el grupo de amigos, cada uno partió con su propia versión de las cosas sucedidas. En el caso de Juan Pablo, Bambi se había escapado de algún lugar, aun se encontrase escondida o perdida, el encontraría la forma de saber de dónde y la ayudaría a volver. Para el joven  el asunto de que esta chica fuese un fenómeno con habilidades y viniese de su mismísima prima, no podía ser posible, El era un pibe practico de esos que podían resolver cosas y hacer varias a la vez, con los pies en la tierra para todo, lo había aprendido de su padre como ya se ha mencionado, era un caballero de 16 años.

Sin embargo a pesar de sus intentos de buscar la procedencia de Bambi en los pedidos de personas buscadas, chicos perdidos, preguntando por el barrio, no había podido hallar un solo indicio de eso, de hecho veía transcurrir las semanas sin que nadie en la familia se preguntara por la misteriosa visitante de la tía Pupe, Ni siquiera la tía Alba, la mama de Abi, que cuando se trata de enfrentar a Pupe era  rápida y diligente, pero esta vez le han bastado dos palabras de su hermana mayor durante la visita del sábado para tomar sol complacida en el pequeño patio verde con una limonada fresca en la mano y las pepas que no podían faltar en estos encuentros.

-Pupe, quien es esta joven tan mona- había dicho Alba cuando abi y bambi se marcharan al cuarto rosado tomadas del brazo.

-Bambi?... es la nieta de Angus, está de visita en Buenos Aires, se quedara en casa bajo mi responsabilidad- dijo la tía preparando la jarra de limonada que luego llevaría a la mesita de piedra del patio

-Angus?....bueno, no me digas nada, parece una niña sencilla a juzgar por sus modales, si necesitas ayuda Pupe me avisas-

Y ese fue uno de los sábados más tranquilos de reunión familiar, que se extendió después de la merienda hasta casi la cena, donde las hermanas se saludaron mientras Bambi abrazaba a Abigail con ternura.

Juan Pablo llego para la hora de las pepas y las limonadas con Bauti y su padre, quien insistió en reforzar las pepas pasando por la panadería de Don Mingo por las pepas de batatas. También se retiro al cuarto con las chicas, y allí se enfrascaron en una competencia de tutti fruti solo interrumpida por el llamado de Silvina al teléfono de la tía pupe, que la invito también a pasar la tarde en su casa.

Idílico sábado, pero poco productivo para Juan Pablo, que tenía pensado bombardear a bambi con preguntas que le dieran una pista por dónde empezar a buscar sus orígenes.

Había intentado hablar con ella, hacer preguntas claves, pocas porque era sabido que la pichoncita respondía poco y nada, y lo peor era que no le incomodaba ignorar a Pablo, con tranquilidad podía beber su limonada de a sorbos mientras el joven esperaba con paciencia la respuesta, vencido después de un buen tiempo, se despedía para seguir su camino que siempre terminaba en el arreglo de alguna puerta para su tía y la promesa de pasar luego del colegio a saludarla. Eso pasaba todas las tardes, pero este sábado sería distinto, no se movería hasta obtener una respuesta clara y no solo ser ignorado fríamente.

Así que se sentó en el patio en la reposera contigua a Bambi que tomaba su limonada y miraba fijamente los rosales de la tía, y justo cuando iba a preguntar Bambi sentencio.

-No porque vos te hayas escapado de tu casa significa que yo lo hice zapato- y miro a Juan Pablo intensamente para luego seguir mirando despreocupada los rosales disfrutando de su bebida.

Juan Pablo se congelo. Como sabia eso. Nadie en la familia, salvo la propia sabía eso. Su padre no lo delataría ni se cruzaba con Bambi, y Bauti era un bebe cuando sucedió.

-Te encontró la policía durmiendo en una cabina de teléfono que no funcionaba, tenias frio y miedo- siguió diciendo la joven con voz pausada, helada como su mirada.

-No puedes saber eso...-respondio Juan Pablo, cerrando las manos en puño y escondiéndolas debajo de la mesa con voz baja y angustiada, el tan correcto, el que siempre podia arreglar las cosas que se rompia, el mas caballero, el con el que podias contar, el una vez….

-No te angusties, todos tenemos historias difíciles como la tuya eso no te hace menos fuerte ni diferente, solo que esa es tu historia no la mía…- y termino de un sorbo la limonada satisfecha, sin dejar de mirar directo a los ojos aguamar del joven, como si esa mirada cerrara una  puerta con llave y abriera otras al mismo tiempo.

 

Ese día vieron a Juan Pablo salir de casa de tía Pupe sin saludar y caminando a paso apurado con los puños cerrados como atrapando algo que no quería dejar salir. Solo la tía Pupe lo siguió en silencio, y lo vio entrar a su casa a dos casa de la propia.




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