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Papiro y las pintadas

Papiro y las pintadas

 

Todos nos quedamos con nuestras brochas y tachos de pintura mirando las paredes embobados, cierto es que ver el instituto paralizado por el vació de los fines de semana, hace que las paredes con garabatos invisibles a los adultos y visibles para los estudiantes sea la única diversión.

 

Pablo también estaba estático, esta vez no se mantuvo apartado de mi como siempre, desde nuestra charla camino a la parada de colectivo al menos no le soy tan desagradable, también yo he estado mas apagado es verdad, pero hay que entenderme todos los días entrando al industrial tengo que leer mi nombre  original pintado con palitos rojos y negros

 

¿que si siempre lo veo de la misma forma? Pues no, va cambiando todos los días, como si alguien lo borrara cuando me voy y volviese a pintarlo.

 

Pintamos con las chicas del san pio toda la mañana, fuimos ayudarlas porque no fueron muchas, y pude ver mi propio gesto en el de esas chicas, al ver sus palabras en las paredes,aunque no pudiera distinguirla.

 

En el bachiller Pablo fue un éxito, su sonrisa perfecta y sus hermosos ojos verdes atraían a todas las colegialas, eso como siempre, desde el jardín. Pablo tenia ese efecto sobre las personas, por eso muchas veces tuve que caga... a trompadas, tanta atención inclinada hacia un lado me daba bronca, no importaba lo que los demás hiciéramos, Pablo siempre era San Martín en los actos o estaba en la bandera o repartía las galle titas o salia primero, y no es que no lo acepte, es un pibe fachero y también inteligente, pero yo quería un poco de eso. Digamos que nuestro conflicto se agudizo con los años, por eso en secundaria yo termine en el Industrial y el con los primos en la técnica. Asi que esta tregua me tomo de sorpresa, pensé que el destino era que yo con Pablo siempre a las piñas y sin embargo he encontrado una especie de amigo de esos que te entienden sin tanto chirimbolo y sentimentalismo cuando estas mal y después te dan espacio.

 

Gracias a su imán con las alumnas Pablo pudo recolectar estas declaraciones, es un pibe que le gusta controlar y estar seguro de lo que sucede, y las pintadas no serian la excepción.

 

-”dice ladrona”- dijo una estudiante pintando con fuerza de blanco el sector donde podía ver esa palabra -No solo es lo que dice si no lo que me hace sentir, no quiero hablar de eso, pero se que se refiere, mi padre esta en la cárcel , quizás yo tengo eso en mis genes-

 

-”dice vaquillona”- la joven de trenzas , delgada y pecosa hace rato que mira la palabra sentada en un cantero de la vereda-es lo que veo en el espejo y por lo que tengo psicóloga desde los 10 años- y rompe a llorar, su amiga la abraza y pinta la palabra que no ve.

 

-”dice morirás”- Pablo no pregunta, el joven se ve delgado y a pesar de no tener mucha energía ha venido a ayudar y puede adivinar que esta enfermo-como si no lo supiera amigo, nací con el corazón roto- y se ríe mientras acepta el mate que le doy

 

Ayude a pintar toda la mañana, cuando terminamos nos fuimos al industrial ahí estaba terminada casi la tarea.

 

-”Decía ,,,”- mi amigo Roldan fuerte y seguro , parecía un buñuelo de esos que frita la abuela los sábados y espolvorea con azúcar, estaba aplastado en un rincón de la vereda, manchado de pintura blanca y mirando el suelo..-” decía....” no termino de decir nada, y ya estaba llorando como una criatura, le palme el hombro para darle fuerza y lo deje solo para que pensara.

 

 

Si hay algo que entendí, es que no es solo la palabra pintada es lo que te hacia sentir dentro, apenas la leía un mundo de imágenes se volcaba sobre tu cabeza y te inundaba de dudas, miedo, y sabias perfectamente que esa palabra de dos o tres salivas era para vos por un montón de razones.

 

Cubrimos la palabra de Mayra donde ella nos indico porque ese día la joven no se acerco al batallón que pintaba. La vimos llorar también, y respirar aliviada cuando solo quedaba un manchon blanco de su palabra.

 

Pablo no le pregunto nada, no hizo falta, ella se acerco y aun gimoteando le dijo algo en el oído que cambio el semblante del joven quien se giro para abrazarla y consolarla. No era un abrazo de novios no, hace rato que ya todos sabíamos que entre Mayra y Pablo solo quedaban unos besos en un cumpleaños nada mas. Era consuelo lo que se veía en ese abrazo y nada mas.

 

La tarde se hizo ya casi noche y nos encontró guardando las cosas de la municipalidad y cerrando los tachos de pintura. En silencio y aliviados.

 

Nadie después de eso volvió hablar del tema, fue como cuando pones varias capaz de pintura sobre algo y cuando te preguntan que tapabas no  podes recordar que.

 

-Papiro, voy para lo de Don Mingo ¿venís?-

 

Asiento y preparo  mis cosas para acompañar a Pablo a su trabajo, por suerte lo que llevo ya no pesa tanto.

 

 




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