Dividida

Busquenla!

Busquenla!

Pupe restriega sus manos húmedas en el delantal áspero con olor a jabón blanco que cuelga de la manija del calefon, ha preparado te con limon y unas pepas para Bambi, su ceño fruncido y la boca apretada hablan de su preocupación por la joven. Despues de aquella charla Bambi se durmio llorando la siesta, Pupe la acompaño acariciando el cabello castaño y limpiando las lagrimas con su manito arrugada.

Cuando entre hipos y sollozos se quedo dormida, acomodo sus sabanas corrió las cortinas rosas para que el sol no molestara su descanso, dio cuerda la cajita de música y se marcho de la habitación mientras la musiquita sonaba.

De eso ya pasaron varias horas, tuvo tiempo de ir hasta lo de don mingo, los ojos verde azulados del viejo le sonrieron al entrar.

-Como le va Pupe, dichoso los ojos que la ven...-dijo evidentemente alegre de ver a su vecina.

-Hola Mingo, prepárame las pepas de batata , no me pongas las de ayer...-sin mirar al hombre señalo con su manita arrugada la bandeja de humeantes pepas doradas.

-Pero mujer”, en esta panaderia no servimos pepas de ayer- refunfuño don mingo dando la espalda enojado a la señora-aca servimos siempre las facturas frescas y crocantes, como la primera vez que abrimos ¿cuando fue?- y se miro las manos como contando años

-50 años mingo...-endulzo la voz, tantos años esta panadería y tantas charlas con Mingo, aveces un mingo joven que trajinaba día y noche en el pequeño puesto de pan, que saludaba a la joven Pupe con cortesía cada vez que pasaba por la vereda y se quedaba a conversar con el un rato del tiempo, de la pastaflora de limón revolucionaria que no se vendía y de la vida un poco, aveces un Mingo viejo ya viudo que seguía atendiendo el despacho de pan aveces con ayuda de Pablo.

-uff ya?...y si pasaron tantos años Pupe, cuando podre tomar con Uds sin pelear un cafe y unas pepas...ya se , no toma cafe, te, te de hiervas sera ¿que nos detiene ahora?- Mingo miro con esos ojazos rubios italianos a pupe, y la vio de 17 todavía pequeña vivaz inteligente y enigmática.

Pupe sorprendida por la propuesta que cada dos o tres años volvía hacer Mingo desde los 17 hasta acá con un breve lapso donde Mingo formo una familia.

-No tomo te con viejos cascarrabias...-tomo la bolsa de pepas dejo el dinero en el mostrador y se retiro, entre las arrugas había rubor rojo avergonzado. Y una sonrisa pequeña atrapada entre los labios.

Venia pensando en esto, cruzando el empedrado distraída, al entrar en la casita preparo el te y tras secarse las manos en el delantal, camino con la bandeja hasta la habitación de la joven, allí no estaba, miro por la ventana al patio soleado, nada, golpeo la puerta del baño, nada, reviso su pieza, nada.

No se preocupo hasta que después de llamar a Silvina, bauti y abigail descubrió que allí no estaba. Solo sabia llegar hasta la panadería de don mingo, pero ella venia de ahí, y allí no estaba.

Sintio una sensación fea en el estomago, era miedo, abrió la puerta de calle y miro , la calle vacía a esa hora. Nada.

Y se largo a llorar, sosteniendo ambas manos sobre el corazón quizás para que no se le escapara en cada salto.

Pablo fue el primero que llego. Desde su altura se plego para abrazar a la tia , parecia aun mas pequeñita y vieja que siempre, llorando desconsolada apretando un pañuelo bordado entre las manos.

-Tia...-estaba diciendo eso, cuando llegaron Abigail y Silvina.

-Busquen a mi pequeña...- nada mas dijo, los chicos se miraron sus caras mostraban preocupación, pero Silvina los saco del transe.

-Vamos che.... hay que buscar a la pichona...Abi vos...-

-No, cada vez hablamos menos en la mente...se fue diluyendo eso... no puedo sentirla....-dijo abigail contrariada y casi sollozando.

Sueña el teléfono es Bautista.

-Pablo....va a la estación, va a buscar el tren..- dijo bautista agitado del otro lado del aparato.

-¿como sabes vos?-

-no se como se... Búsquenla en la estación o abro la puerta y voy yo...-




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