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Sin aviso (silvina)

Sin aviso

“ la ausencia de palabras es la mas fuerte de las agresiones” (Gabriel Rolon)

Solíamos pasar por la disquetera que estaba en la esquina de la plaza de San nico, la atendía un joven que siempre estaba ocupado en desarmar cajas y acomodar papeles detrás del mostrados, a la hora que llegábamos el local estaba vacío, era el único negocio de la cuadra que no cerraba a las 12 como los demás.

Así que Abigail y yo entrabamos sin saludar y revisábamos los LP que se encontraban en el centro del salon, el chiste era que siempre por detrás los LP dobles traían las letras de las canciones, el joven nos miraba despreocupado, No eramos clientes potenciales, nunca comprábamos nada, y nuestros delantales blancos con tablas mas los bolsos con útiles escolares nos delataban siempre: eramos solo dos adolescente aburridas esperando por entrar al contra-turno.

Una vez abi, siempre tan correcta le pregunto:

-Ud se enoja si anotamos las letras de las canciones de los LP- abi señalo un ejemplar de U2, su banda favorita y lo miro expectante.

El joven la miro indiferente y con su barbilla pareció decir con un gesto que no había problemas, asi que durante las tardes de contra turno alternábamos sentarnos en el monumento a Nicolas avellaneda a mirar las nubes con copiar la letras de los LP en la disquetera.

Y asi pasaban nuestras tardes, de fondo el encargado ponía siempre algún LP y lo escuchábamos mientras revisábamos los vinilos con cuidado apenas tocando el cartón, Abi tenia un cuaderno que había decorado con recortes de revistas y en sus hojas con su letra chiquita y des prolija copiaba a velocidad las letras de las contratapas, los nombres bien escritos de los autores como si fuesen un tesoro para ella.

No se porque recuerdo hoy estas cosas, después de llorar tanto esta tarde recordé ese paseo rutinario con mi mejor amiga, cerré los ojos también y me imagine con ella en la disquetera.

-es una tarde mas..es una tarde mas..- repeti angustiada. Una manito pequeña y fría se poso en mi frente, me había olvidado que Bambi estaba conmigo, vigilando la siesta angustiosa .

-Va a estar bien Silvina...la tia Alba tenia que saberlo, esos no son secretos que debemos guardar...-

En el fondo la pichoncita tenia razón, antes de hablar con la mama de Abigail lo pensé todo el día en el colegio mirando de reojo a Abigail concentrada como siempre frente a su maquina de escribir tecleando el ejercicio que la profesora de maquina había dejado en la pizarra. Pero ¿si contarle a la mama de mi amiga era lo correcto porque yo me sentía tan avergonzada, tan asustada, tan triste?.

-No fue enserio lo que dijo Abigail, no te odia ni piensa que la traicionaste solo esta enojada y se siente acorralada, su mama tenia que saberlo, no era un secreto que pudiéramos guardar- la manito fria de Bambi acaricia mi frente y me calma un rato, pero al rato vuelvo a sentirme triste, entonces cierro los ojos y vuelvo a la disquetera con mi amiga, ¿porque no puede ser todo así de simple como esos mediodías entre canciones y discos?.

-Hiciste bien Silvina, una amiga hace esas cosas, no ignora el sufrimiento de su amiga, había que hacerlo era la única forma...- la voz de Bambi se quiebra y apaga, yo se porque por un tiempo no vamos a poder ver a nuestra amiga, mientras este internada así sera.

Y aquí estamos en casa de la tía Pupe, mi mama esta en la cocina tomando un te con la tía, ha venido a buscarme y ha decidido esperar a que este mas tranquila, lleva todavía el delantal de medico y el estetoscopio asomando del bolsillo, También me ha dicho que he hecho bien, que las mamas estan para cuidar a sus hijas y que era necesario hablar para poder empezar a ayudar a nuestra amiga.

Nunca habita visto así a Abigail, sus ojos enrojecidos se volvieron verdes por un rato, escandia sus muñecas en la espalda, la mama lloraba pero ella no dejaba que se acerque ni que la toque, tan superada la tía Alba siempre, aprendió de repente que la adolescente de quien siempre se quejaba y olvidaba a cargo de su cruel hermano la necesitaba, desde hace mucho tiempo y ahora que doblegada por el dolor se acercaba era repelida por los gritos de su Hija.

-No me toques vos, que te importa lo que me pasa, no te importa, no te importa...- agitada Abigail, enojada, angustiada.

-Hija...- con los brazos suplicantes extendidos Alba miraba con dolor y ternura a su niña. Mi Mama también sostenía a la otra madre suplicante, había anotado contactos útiles y había orientado a Alba.

Unas horas después mi mama acompaño a Alba y Abigail en su auto hasta el hospital, un colega las atenido enseguida.

Yo partí con la tía pupe a su casa, necesitaba estar con Bambi, necesitaba que me dijeran que todo hiba a estar bien y que estaba bien lo que había hecho.

-Todo va estar bien Silvina, yo hubiese hecho lo mismo por vos....- Silvina se recostó en la cama y tarareo una canción, era la melodía de la cajita de música que ponía la tía Pupe para que Bambi duerma tranquila. Y así me quede, una parte mía iluminada por el sol de las dos de la tarde paseando por la disquetera, mirando de reojo la melena pelirroja de abi, que copia y copia letras de canciones que apenas entiende.




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