La joven Pupe ha llegado ayer a la casa donde viven sus hermanos menores Alba y Tomas, el viaje en tren ha sido lago y cansado, lo peor fue viajar sola mirando fijamente la ventanilla durante gran parte de la noche,si al menos hubieran dejado que La maga la acompañara como sugirió la señora varias veces ante el representante, el viaje hubiese sido menos terrorífico y triste.
La verdad que poco recordaba de su padre, solo las veces que cada varios meses llegaba a los patios de la iglesia con dinero, regalos y alguna carta de su madre. A Las cartas las habia guardado todas, el dinero lo había ahorrado ya que las monjitas jamas hablan tocado ni un solo centavo y lo habian guardado también en sus primeros años de vida, antes de irse tomo debajo de su cama el manojo de papeles y lo coloco en la urna de la iglesia, sin mas. Asi que llego a buenos aires solo con lo puesto, un manojo de cartas y mucho miedo.
Ya cuando paso el umbral de la puerta supo que no seria fácil. Tampoco Catamarca lo fue, eso habia que decirlo, pero dentro de la sala fue escrutada por la mirada de la ultima mujer de su padre. Una señora hermosa,con el pelo rígido seguramente de la peluquería, los aros largos y brillantes y un baton negro que llevo hasta el ultimo día de su vida.
-Viajaste bien Pura?- la señora se presento su nombre era Astrid, pero Pupe no podía llamarla así, fue instruida para que siempre la llamase Señora de Perez o Tía. En el sillón estaban Alba y Tomas sus hermanastros. Nunca en su vida vio niños tan tristes, mantenían la miraba fija en sus zarapitos negros bien lustrados, ni una arruga en el vestido gris de alba, parecía una muñequita inmobil. Pupe acostumbrada a la niñez de su tierra árida donde habia tierra y yuyos por todos lados y era imposible no llevarse en una caminata de dos cuadras ramitas en los zapatos y dos quilos de tierra en las ropas, ademas la apacible candidez de los niños que conocía, que apenas la veían en los patios corrían a mostrarle tesoros como grillos o flores o piedras con alguna forma. Estos niños no eran niños, pensó, pero a las semanas supo que si, que ningún niño escapaba de su naturaleza aun cuando estén disfrazados de muñecos.
-si Tía...fue agotador- y se dejo caer en una silla agotada, con las valijas a su lado.
La Tía palmoteo varias veces y levanto la voz para decir.
-Vamos Pura, que tus cosas no se van acomodar solas en el cuarto, ademas en dos horas ya tienes que realizar tus tareas...aca todos se ganan su lugar-
Asi como se sento Pupe se puso de pie, y guiada por la Tia arrastro la valija hasta un cuarto donde se guardaban trastos viejos, que tenia una cama pequeña una mesa de luz obscura y una silla.
La señora no entro, cruzada de brazos siguió los movimientos de Pupe, que no sabia bien que hacer.
-Cosas que tenes que saber, yo voy hacerme cargo de vos hasta que cumplas los 22 como dice la ley, mientras vivas en esta casa tu mision es agradecer todo mi sacrificio-
-Agradecer...´-repitió Pupe, aturdida...
-Si agradecer, trabajar, limpiar, cocinar, hacer tareas... me debes-
-Puedo volver a Catamarca...-
-No , no puedes...este es el deseo del señor Perez, por eso cobrare tu pensión que ayudara a pagar tus gastos y tu trataras de no molestarnos mas..,-
-MI madre?-
-Tu madre no la enterraron aca, esta en Rosario, ni idea donde esta, no hay nada de ella aca..., incomoda que hables de esa mujer, la familia de tu padre fuimos siempre yo y sus dos hijos...-
-Yo soy su hija tambien...-
-vos sos una molestia de pasado, no me gusta pensar en el pasado...-
Descruzo los brazos y dio dos pasos ruidoso dentro del pequeño cuarto.
-Se obediente niña, acá en buenos aires es peligroso dejar a una pueblerina en medio de las calles.., te estoy haciendo un favor, en dos horas podes empezar a pagar Pupe, en dos horas a la cocina- y giro sobre sus talones y cerro la puerta de un portazo, se escucho como giraba la llave en la cerradura.
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Editado: 31.10.2024