Dlv (devuélveme la vida) (libro I)

Regalos de navidad

Todas las noches Ariel se cuela por mi ventana y dormimos juntos y abrazados, aunque tiene que irse antes de que amanezca para que no nos vayan a descubrir. Hemos acordado ser mucho más cuidadosos para que no ocurra lo que aquella noche en la cocina. Y ya no hemos hablado sobre mis novelas, dijo que me daría mi espacio y me dejaría pensarlo, aunque no he querido hacerlo.

Mientras trabajo recibo una hermosa sorpresa, Sara llega corriendo a Ellium con los brazos arriba y se brinca el mostrador para saltar sobre mí.

—¡Amiga, te extrañé!

—Yo también, no volveré a dejar que te vayas de vacaciones.

—Ya sé —se sienta en el piso y cruza las piernas—. Cuéntame cómo te va con el profesor Miller.

Levanta las cejas y yo me echo a reír. Hay un montón de gente en la tienda porque hoy es navidad y no creo que tenga tiempo para platicar, pero es mi mejor amiga, tengo que decir todo lo que siento.

—Ha sido maravilloso, no imaginas lo lindo que es conmigo. Estoy completamente enamorada.

—¿Y tus tíos ya lo saben?

—Claro que no.

—¡Adoro las relaciones clandestinas! —grita y le pido que guarde silencio.

Esta amiga mía, no es lo suyo la discreción. Atiendo a una clienta, deja dos vestidos sobre el mostrador y los agarro para revisar el precio. He aprendido a manejar la caja registradora y no hacerme líos con los tickets.

—¿Encontró todo lo que buscaba?

—Claro que sí, prima.

Reconozco la voz, levanto la cara y le sonrío. Es Jackie. Y se ve muy bien, yo me quedo paralizada y me siento un poco culpable.

—Jackie, me da gusto verte —miento.

—A mí también, aunque nos veremos en la noche. Obviamente estoy invitada a la cena de navidad en casa de Anastasia.

Agarro los dos malditos vestidos y los meto en la maldita bolsa, la engrapo y finjo una sonrisa. No quiero que ella vaya, ¿Por qué carajo ira a la cena de navidad? Ella no es de la familia. Que no se le haya ocurrido a Ariel invitarla porque lo mato, juro que lo hago. Pongo la bolsa frente a sus ojos y le enseño los dientes.

—Vuelve pronto.

Ni de coña se te ocurra regresar.

—Gracias, nos vemos más tarde.

Le vuelvo a sonreír y se da la vuelta, yo me quedo parada como idiota viendo como menea su perfecto culo y su perfecto cabello se le mueve naturalmente. Sara se levanta del suelo y da un brinco.

—Era la novia.

—Exnovia, la novia soy yo. La detesto.

—Dejaría de ser exnovia si la novia en turno no la soporta. No te preocupes, podrá ser hermosa, tener un cuerpo perfecto y una sonrisa que deslumbra, pero el profesor te quiere a ti.

—Oh, gracias amiga.

Se encoje de hombros y me da un abrazo. Cuando mi turno termina agarro mis cosas y salgo del centro comercial, entro al estacionamiento y rápidamente encuentro el auto de mi chico. Abro la puerta y entro rápido, cuidando que nadie me haya visto. Aunque no tendría nada de malo meterme al auto de mi primo.

Me pongo el cinturón de seguridad, cruzo los brazos y miro hacia al frente.

—¿Qué ocurre? —pregunta y me agarra la mano.

—Me encontré a Jackie, fue a comprar a la tienda.

—¿Fue grosera contigo?

Me doy la vuelta y suspiro.

—No, fue bastante amable. Pero me dijo muy contenta que nos veíamos en la cena de navidad en casa de tu mamá. ¿Tú la invitaste?

Hace una mueca y con eso me doy cuenta que no tuvo nada que ver.

—¿Cómo puedes creer eso? No me atrevería a invitarla, seguramente fue mi madre. Pero no te preocupes, ella no arruinará nuestra noche.

Besa mis nudillos y luego en mis labios me da un piquito. No sé qué va a hacer, pero me quedo más tranquila, no quiero a esa mujer rodeando más a mi novio y se lo dejo muy claro. Pone música durante el trayecto a casa y lo veo pensativo, aunque no soltó mi mano y la besaba en ocasiones, estaba un poco ido. Quizá fue por lo que le dije de Jackie, no debí haberla mencionado.

Antes de llegar a casa detiene el coche, lo estaciona y apaga el motor.

—¿Qué pasa?

No habíamos quedado en esto, regularmente cuando va por mí al trabajo me deja en este mismo sitio, pero esta vez quedamos en llegar juntos.

—Voy a solucionar ese problema —se quita el cinturón y se acerca para agarrarme de las mejillas—. Nadie va a arruinar nuestra primera navidad, te lo prometo.

Me da un beso largo e intenso, como los que nos damos cuando estamos en mi habitación escondidos de todos.

—No quiero que la vayas a buscar.

Gruño y hago puchero, me veo muy niña pero no quiero que esté a solas con su exnovia. No estaré bien sabiendo que están juntos.

—Tranquila, regreso rápido.

Me da un último beso y espera a que me baje, aunque no quiero tengo que hacerlo. Bajo del coche y camino hacia casa intentando no pensar en ellos dos juntos, ni en él con nadie más que no sea yo. Nunca pensé que me convertiría en esto que soy ahora, una persona por demás insegura y celosa. Al llegar a casa prácticamente todo está listo, el árbol de navidad grande y brilloso está presente, hace frio rico y la casa huele a la cena y ponche de frutas.




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