CAPITULO 2
ENVIDIA ACUMULADA
SAMANTHA JOHNSON
Me cubrí el cuerpo con el edredón sintiéndome de pronto en peligro, no me gustaba nada lo que estaba sucediendo, quería que me explicara y rápido.
-Eh.. Sé que no me conoces Samantha, no tienes porqué. Sólo quería despedirme, me voy lejos y no creo que vaya a volver.- su voz sonaba quebrada y se veía muy vulnerable, no parecía que hace unos segundos estaba molesto y fastidiado con la presencia de su "amiga", pareciera que necesitaba que alguien lo consuele y aunque para mi era un desconocido sentía la necesidad de abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que las cosas siempre se arreglaban y para todo existía solución. Sin embargo, no me atreví a acercarme, no lo conocía y aunque parecía un buen sujeto no me arriesgaría, ya era bastante extraño que supiera mi nombre y estuviera en mi habitación hablándome como si me fuera a terminar.
Al parecer se fijó en mi cara de confusión porque me sonrió tiernamente y trató de explicarme nuevamente.
- No me voy a presentar formalmente porque después de este día no me volverás a ver, solo... Eres importante para mí Samantha y no es necesario que sepas el motivo, haré los sacrificios que sean necesarios para que estés a salvo y sigas viviendo como hasta ahora, lo prometo - se acercó y me rodeo con sus brazos, fue muy rápido pero duró lo suficiente para que sintiera un hormigueo recorrer mi cuerpo, se sintió tan bien estar entre sus brazos, que por un momento olvidé toda la extraña situación. El chico volteo bruscamente la cabeza hacia la ventana y de inmediato cambio su rostro, su cuerpo se tensó y su ceño estaba fruncido; seguí su mirada y allí estaba la chica, la que siempre lo acompañaba.
- Greace no creo que sea necesa- hablo el castaño, pero de inmediato fue interrumpido por la chica
- Claro que es necesario amor, ¿puedes esperarme afuera?- el tono de la chica era muy dulce, sin embargo su mirada, que estaba fija en mí, no tenia ni una pizca de dulzura, era fría y siendo honesta daba miedo, me dio miedo.
- Bien, apurate no tenemos mucho tiempo- el chico se dirigió a la ventana y con una ultima mirada que lanzó en mi dirección, se fue sumergiéndose en la oscuridad de la noche.
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Nos quedamos unos segundos solo observándonos mutuamente, ella se parecía mucho a mí, sin embargo su mirada era muy diferente y no lo decía por el color de sus ojos, era mas bien lo que reflejaba en ellos. Maldad, oscuridad y odio, y de alguna manera yo sabia que esos malos sentimientos estaban dirigidos a mí.
- Al fin solas Samantha - dijo con una extraña sonrisa, se acercó despacio y se sentó en el borde de mi cama. Su mirada era intensa y me observaba de una manera que parecía como si quisiera gravar en su mente cada detalle de mi rostro. - Siempre has sido la elegida, la chica buena, la que quieren y desean- trato de agarrar mi flequillo, pero yo la esquivé no quería me tocara, no quería que estuviera allí. No entendía como todos en la casa dormían tranquilamente a pesar del ruido que hacíamos en mi habitación.
-¿que quieres de mí?- le pregunté tratando que mi voz sonara clara y fuerte
- Oh linda, ya lo tengo todo y sí gracias a ti. Mi vida va a cambiar y bueno, supongo que la tuya también. Aprovecha muy bien las horas que te quedan- no entendía nada de lo que me decía, al ver mi confusión su sonrisa creció y antes de que me diera cuenta agarró fuerte mi brazo haciendo que sintiera un ardor muy fuerte donde se situaba su mano. Ella me miraba fijamente y yo sentía como me iba debilitando poco a poco, mis músculos se tensaron y mis extremidades no respondían a las órdenes de mi cerebro, era como si mi cuerpo estuviese siendo controlado por ella, cada vez se me dificultaba más respirar y empezaba a ver negro; cuando sentí que ya no podía más, ella me soltó - Deberías agradecerme, ahora sí estas presentable- con esas palabras cruzó la ventana.
Mi corazón latía muy fuerte y mi respiración era inregular, necesitaba calmarme. Como pude me levanté de mi cama y con las piernas temblorosas me dirigí al baño. Encendí la luz y me acerqué al lavabo para mojarme la cara con agua fría. Cuando estaba segura que me sentía mejor me fijé en mi aspecto.
-Ahhhh- grité tocándome el rostro con manos temblorosas, no era yo, definitivamente no tenia mi aspecto, era como si estuviera ocupando el cuerpo de otra persona aunque mis pensamientos seguían intactos, y esa persona, esa horrible persona era Greace