Ciudad Vitrina, antes Foreverfree City, 11 años después.
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Donovan había estado a cargo de la Organización Criminal hace tiempo. Después de perder a muchos de sus aliados, tuvo que comenzar a trabajar con Santiago. Él era un científico dedicado a la biología y la genética. Le presentó a Donovan un proyecto muy atractivo: fusionar ADN de dos personas, a su voluntad, y crear nuevos seres humanos. Seres humanos especiales, con alguna habilidad particular que los hiciera invencibles ante la Fuerza Blanca. Era como una inseminación artificial para darle nacimiento a una nueva vida, la diferencia radicaba en que las personas ya tenían una edad establecida para poder actuar y pelear. Trataron de llevar a cabo sus experimentos y los avances se perdieron cuando fueron atacados por la policía.
—Ernesto vino y trajo a su equipo Fuerza Blanca para destruirnos… —decía el líder mientras meneaba una copa de vino— …nos quitaron todo el trabajo de la investigación, se llevaron a nuestros fundadores y ahora… ¿Qué es lo que nos queda? ¡Nada! Juro venganza y no tengo nada…
—Seguiré con mis investigaciones, lo prometo. No todo está perdido —respondió Santiago.
—¡¿Cómo vamos a enfrentar a ese equipo si no tenemos a nadie?! —Donovan alzó la voz— ¿Quieres que me esconda mientras tratas de recuperar tu investigación? ¿Eso quieres?
—No tardaré mucho —fueron sus palabras, al sentirse menospreciado.
Santiago se consideraba inferior cada vez que hablaba con Donovan. Siempre era comparado con el anterior científico Andrei Warton, quien abandonó la organización antes del ataque y, siendo una persona de confianza para Donovan, lo enaltecía. Esto era molesto. No había punto de comparación, Santiago llevaba sus investigaciones biológicas mientras que Andrei solo se infiltraba en los sistemas y creaba armas.
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No hubo más que decir, Donovan tomó de su vino y la puerta de la oficina principal se abrió automáticamente. Una mujer muy joven ingresó en ese momento.
—Señor, Ernesto tiene un equipo muy exitoso… se dice que está liderado por Bastián Goldsmith —comentaba, siendo la secretaria de Donovan—. Y no solo eso —continuó—, tiene a Karla y al Dúo Perfecto, éste acaba de terminar su servicio militar.
—Yumiko, no quería saber eso —le dijo, con voz suave.
La observó y se dio cuenta de algo, una idea le llegó a la mente.
—Yumiko… hija de Oliver y Miyako. Apenas vas a cumplir 15 años y eres toda una experta en esta organización. Lograste aprender en medio de nuestra ruina. Puedes defenderte con tus habilidades de pelea. Eres una niña increíble.
—Gracias, señor. ¿Eso a qué viene?
Santiago estaba en silencio.
—Creo que necesito tener a mi propio equipo. Debe ser un equipo conformado por personas como tú. Personas que puedan andar en la calle y que nadie sospeche que trabajan para mí. Personas que sean capaces de derrotar a la Fuerza Blanca… ¿Podrías formar ese equipo?
—Déjelo en mis manos, señor. Me tomará tiempo, pero le aseguro que tendrá a su equipo.
La joven Yumiko era muy inteligente y, para ella, esta orden no era nada complicada. Salió de la oficina para hacerse cargo. Santiago también se fue, con la misma idea en la cabeza.
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Yumiko tuvo que viajar, no podía contratar a cualquiera, tenía que hacer una especie de casting por todo el mundo si era necesario. Mientras tanto, la Fuerza Blanca era alabada por toda la ciudad y los delincuentes eran sometidos cada día. Por otro lado, Santiago formaría su propio equipo en secreto.
—¿Un equipo? Creí que solo te ayudaríamos con tus experimentos —comentó un joven rubio.
—Ustedes han trabajado conmigo desde hace años. Recuerdo la vez en que te encontré, Spencer. Eras un niño rico muy solitario que necesitaba sentirse útil.
—No me lo recuerdes.
—Cuando encontré a Baruk, era un niño que había quedado huérfano después del accidente que tuvieron sus padres.
—Al parecer ya no lo recuerda —comentó, con cierta indiferencia.
—Creo que ustedes son mi equipo y es hora de hacerlo oficial. Sus habilidades especiales funcionaron cuando hicimos los experimentos.
—¿A quién quieres atacar, Santiago? Nos has mantenido en secreto durante mucho tiempo. No quisiste que saliéramos a defender a Donovan y a los líderes cuando Ernesto atacó. Tus investigaciones se perdieron por eso.
—Ahora mismo ustedes estarían en la cárcel.
—¿Con nuestras habilidades?
—No quiero entrar en detalles, todo tiene una razón.
—Como quieras.
—Ustedes harán una misión secreta. Donovan no debe enterarse de esto.
—¿Qué clase de misión?
Santiago comenzó a explicar. Spencer no lo cuestionaría más, le debía mucho como para hacer eso. Su vida cambió por completo cuando el experimento en su cuerpo tuvo éxito.
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Pasaron algunos días y, de repente, la noticia salió al aire.
—El sobrino del Alcalde Guionette ha sido secuestrado, pero no se preocupen. Tenemos al Dúo Perfecto para solucionar esto.
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Editado: 10.09.2025