Doble Equipo

Delincuentes Fantasma

El Banco Central de Ciudad Vitrina era el banco más grande. La vigilancia era inmensa, ya muchos delincuentes habían tratado de robarlo, pero algunos fracasaron por culpa de la Fuerza Blanca. Las mujeres debían tener mucho cuidado, porque no solo era escapar con el dinero, era pasar desapercibidas. Nadie tenía que identificarlas, nadie, ni mucho menos ese famoso equipo de policías especiales.

—Mi contacto me pasó información sobre la Fuerza Blanca —anunció Tania.

Las tres estaban en la calle muy temprano, eran las 8 de la mañana. Les ofreció unas hojas con los datos.

—Bastián es el líder, al parecer es un espía muy bueno, maneja todo tipo de armas al igual que su compañera, Karla.

—Bastián y Karla… ¿son de nuestra edad? —murmuró Lizeth.

—Él es 2 años mayor.

—El Dúo Perfecto está conformado por Eduardo y Damián. Uno de ellos hace trucos de magia y el otro es experto en explosivos.

—Hay una subunidad en ese equipo… vaya.

—Se dice que los dos son amigos desde la escuela, se enlistaron al mismo tiempo y parece que tienen un gran sentido de la justicia.

—Ernesto es el jefe de la policía, se ve que eligió bien a sus integrantes —comentó Poulett.

—Al igual que Donovan con nosotras.

—Eso quiere decir que debemos superarlos. Vamos a ejecutar nuestro plan —concluyó Tania.

.

Las chicas entraron por la azotea silenciosamente y con un plan bien elaborado. Las habilidades de Lizeth sirvieron para noquear a los guardias de un solo golpe sin que nadie se diera cuenta. Tania lanzaba navajas pequeñas en el punto exacto de los cables que conectaban a las cámaras de seguridad; pero antes, claro, debían noquear a los de la oficina de vigilancia. La poca gente que hacía fila y los cajeros seguían con sus actividades, porque todo sucedía en el interior de las oficinas, muy cerca de la caja fuerte. No era necesario secuestrar a alguien y amenazar, bastaba con entrar hasta donde se encontraba el dinero. Poulett se sentó a meditar, era hora de forzar la caja fuerte y, si la alarma sonaba, nadie podría escucharla.

—¿Cómo vamos a abrir esto? —preguntó Lizeth.

—No te compliques, todo es muy fácil.

Tania se mostraba muy confiada al momento de teclear las contraseñas. La caja fuerte tenía protección digital, que para ser un banco muy importante debía tener eso y muchos guardias alrededor, pero en ese momento todos estaban noqueados en el suelo.

—¡Ah, creo que después de todo no me sé las contraseñas! —se disculpó la chica ante una molesta Lizeth.

—¡Saca una navaja y corta los cables! —pidió, ya desesperada.

«Esperemos que Poulett de verdad apague el sonido de las alarmas» Pensaban ambas chicas, porque si alguien se daba cuenta de eso, podían correr grave peligro. Sacaron un explosivo, era la única forma rápida para abrir una puerta tan pesada. También esperaban a que Poulett omitiera el sonido de la explosión, pero… El ruido del estadillo no fue controlado. La gente que estaba en el banco se espantó, ya que el efecto de las alarmas era cierto, aunque sonaran, todo permanecía en silencio hasta ese momento.

—¿Qué está pasando? —preguntó un señor.

—Viene de adentro —decía un ejecutivo del banco.

Todos se alarmaron y salieron del lugar. Esto llamó la atención de las personas que iban pasando en la calle. Los guardias de seguridad que estaban en el área de los clientes, rápidamente se movieron hacia las oficinas interiores.

.

Tania y Lizeth llenaban sus mochilas con fajos de billetes.

—¿Cuánto debemos robar?

—Donovan no nos dijo cuánto, ¡solo hay que llenar las mochilas y salgamos de aquí!

—Parece que alguien ya se dio cuenta —Tania se asustó al escuchar ruido de gente corriendo.

—¡Sabía que no debía confiar en Poulett! Salgamos por donde entramos.

Se apuraron a llenar y cerrar las mochilas. Corrieron hacia el tercer piso, saltar de ahí sería más difícil que cuando se treparon a la azotea.

—No, yo no puedo llegar hasta el otro edificio.

Ante las palabras de Tania, Lizeth solo tenía que pensar en el modo menos doloroso de salir de ahí, las dos no podían llegar tan lejos.

—Entonces, hagamos esto… dejamos caer las mochilas, rodarán hacia el depósito de basura, y salimos por la entrada del banco como si fuéramos parte del personal —sugirió Lizeth.

—Pero…

—¡No nos queda de otra!

—Yo quiero disfrazarme de ejecutiva.

—¿Qué?

Tania tenía listos uniformes del banco. Sin duda, eso les ayudaría bastante para infiltrarse.

—Oigan, ¿Por qué no me dijeron que habría una explosión? —Poulett llegó hasta donde estaban tan rápido como pudo.

—No hay tiempo, ¡vístete tú también! —Tania le lanzó un traje.

.

Una llamada ciudadana llegó a la policía. Ernesto se sorprendió, ¿Quién podría robar el Banco Central así de repente? Inmediatamente envió a Bastián y a Karla, solo la mitad de su equipo estaba disponible. Al llegar al lugar, la gente iba saliendo mientras que Bastián y Karla observaban todo lo que había alrededor.




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