Doble Vida

La fiesta seguía. Tania estaba muy interesada en saber más sobre sus enemigos, ya no se preocupaba tanto por ser descubierta, todos la trataban muy bien. Damián abrió la puerta y se sorprendió.

—¡Por fin aceptas una invitación! —exclamó, al ver a Norbert.

—Necesito relajarme, dame una copa si no quieres que me largue —dijo, al pasar.

Se sentó en la sala y rápidamente fue atendido por el anfitrión.

—Mira, llegó Norbert… bueno, a él ya lo conoces —dijo Eduardo, al tomar de la mano a Tania.

—Solo lo he visto en la publicidad de su campaña.

—Te lo presentaré.

Se acercaron.

—¡Qué sorpresa! Hasta que decides venir a una de las fiestas.

—No tenía otra cosa que hacer.

—Quiero que conozcas a mi novia, Tania.

—¡Mucho gusto! —saludó ella.

—Hola. Así que era verdad eso de que tenías novia.

—Sí —Eduardo se veía muy feliz al presentar a su chica.

Damián se acercó.

—Ya llegó la comida. Pasemos a la mesa.

Tomaron asiento en la mesa grande. Tania estaba sorprendida, jamás se imaginó que fuera a conocer al futuro alcalde y enemigo de la Organización Criminal.

—No sabía que tenían fiestas con él —murmuró.

—Aunque diga que no, es uno de nuestros amigos —respondió Eduardo.

—Se nota. Es raro verlo sin traje…

Norbert vestía un conjunto deportivo.

—Es que estamos en confianza. Los de la Fuerza Blanca somos muy unidos.

—Oh…

Nadia estaba sentada a lado de Damián.

—¿No te gustaría salir con Norbert? —preguntó él, en voz baja.

—No lo sé… Oye, ¿Quién es la chica que llegó con Eduardo?

—Es su novia, ¿no te la presentó?

—¿Tiene novia? Ah… —estaba impactada al saberlo.

—Sí, pero tú no te concentres en él.

Tania miraba a los invitados, hasta que uno le llamó la atención en particular.

—¿Quién es él? —preguntó, al ver a un joven de lentes oscuros.

—Es Private, especialista en cualquier tipo de información. Su red es tan grande que puede averiguar todo.

—¿De verdad?

—Así es, está a la disposición de la Fuerza Blanca. Lo que queramos saber, él lo investiga.

—¡Wow! Debe ser valioso.

—Y lo es, por eso oculta su identidad. Nadie sabe cuál es su verdadero nombre y su fachada es trabajar como mensajero.

—La misma fachada que usaste.

Eduardo rio al recordarlo.

—Ya te pedí perdón por eso.

Tania también sonrió.

—Él les ayuda a resolver los casos, ¿eh?

—No tanto. Todavía no sabemos quién robó el Banco Central.

La mujer puso atención al escuchar esto.

—Ni el mismo Private pudo resolverlo, es como si hubieran sido fantasmas.

Tania sonrió de nuevo y se dispuso a comer. Era agradable saber que habían pasado desapercibidas por el mejor investigador de la Fuerza Blanca.

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Terminó la cena y varios se dispersaron para volver a conversar. Era una velada muy agradable. Tania estaba cómoda, obteniendo mucha información sin desearlo. Damián llevó a Nadia.

—Norbert, te presento a Nadia. Es nuestra adorable y nueva secretaria.

—¡Hola! —saludó ella, con una sonrisa.

—Es bellísima, deberías salir con ella. Sí que te hace falta.

—No quiero tener citas en este momento, estoy muy ocupado con la campaña.

—Oye, no seas grosero. Lo estás diciendo enfrente de ella.

—Es mejor que lo sepa, de verdad no estoy interesado —respondió, mirándola.

—Ah… por mí no hay problema —dijo ella, luego, se dirigió a Damián—. Voy a ir por otra bebida.

—Espera… no.

Se fue sin esperar nada más. El rechazo hacia ella había sido evidente, Eduardo se percató de esto y se acercó, acompañado de Tania.

—¿Qué sucede?

—Cuando quiera una cita, la conseguiré yo mismo —respondió Norbert—. ¿Creen que soy imbécil?

—Solo queríamos hacerte un favor.

—No. No se los pedí.

A Tania le molestó esa pesada actitud.

—¡Eres un malagradecido! Tus amigos se preocupan por ti y les respondes de esta forma. No puedo creer que la gente vaya a votar por ti.

—Ah… la gente votará por mí porque seré el que destruirá a la Organización Criminal. Es lo único que importa.

Se molestó más con este comentario.