Doble Equipo

La Trampa

Era un nuevo día, las chicas todavía no tenían misiones, solo debían seguir con sus vidas normales. Estaban en el departamento…

—Ese Dennis es un idiota… no puedo creer que Donovan lo acepte en la organización —decía Poulett, en medio de la comida—, es decir, estamos hablando del hijo del Alcalde Guionette. No debería ser de confianza, además, es un completo imbécil.

—¿Te molesta porque se fijó en ti? —preguntó Lizeth, riendo un poco.

—Dichosa tú, que nadie de ese lugar te ha molestado —comentó Tania.

—Sí, Lizeth, no te burles —agregó la líder.

—Pues… yo sí le veo algo de lógica. Según lo que Yumiko nos contó, la organización quiere que él sea el próximo alcalde. Así que ahora lo tienen cerca para controlarlo.

Las chicas estuvieron de acuerdo. Tenía sentido.

—Por cierto, noté que Bastián me hacía muchas preguntas la otra noche —comentó Tania.

Lizeth puso atención.

—Ah, sí… Lizeth olvidamos contarte que Bastián ya conoció a Tania. Fue cuando te fuiste a hacer tu trabajo escolar.

—¿Eh? ¿En serio? ¿Y qué pasó?

—Nada, solo se vio muy interesado en ella —Poulett estaba un poco molesta.

Tania se puso nerviosa. Lizeth siguió comiendo.

—Te haré una pregunta y quiero que me respondas con la verdad —Poulett se dirigió a Tania—. Tu novio… Eduardo. ¿Es cierto lo que dijo Bastián? ¿Él pertenece a la Fuerza Blanca?

El silencio reinó en el comedor.

—Sí… Ya te lo había dicho, Eduardo trabaja en la Fuerza Blanca… Te juro que yo no lo sabía cuándo acepté trabajar para Donovan.

—¿No lo sabías? Eso es estúpido.

—Él me dijo que trabajaba como mensajero.

—Tania, ¿no te das cuenta de la situación? Ahora estamos más expuestas que nunca. Mi aventura con Bastián saldrá mal porque ya te conoció y eres novia de un miembro de la Fuerza Blanca.

—Tú también te estás arriesgando —se defendió la mujer.

—Ah, pero ¿sabes cuál es la diferencia? Voy a dejar a Bastián en cuanto me acueste con él. No va en serio. En cambio, tú amas a Eduardo. Va a ser muy difícil que estés de nuestro lado.

—Voy a cumplir con mi trabajo. ¡No voy a traicionar a Donovan!

—Eso lo dices ahora, pero cuando Eduardo te pida información, se la vas a dar.

—¡No! ¡Ni siquiera sé cómo va a reaccionar cuando se entere que somos enemigos! Esto es muy difícil para mí, ¡no me juzgues!

—Si de verdad estás del lado de Donovan, termina con Eduardo.

Tania se quedó en silencio, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Lizeth tuvo que intervenir.

—Chicas, no discutan. Recuerden que nuestra principal misión es ser invisibles ante la Fuerza Blanca. Ellos nunca sospecharán de nosotras si estamos demasiado cerca. Debemos ser capaces de llevar una doble vida, estar con ellos y servir a Donovan.

—¡Ese es el plan que tengo con Bastián! Lo de Tania no funcionará porque ya está enamorada. No es seguro que esté de nuestra parte.

Tania se levantó de su asiento y se marchó a su habitación.

—Debemos estar preparadas para lo que venga —concluyó Poulett—. Al menos tú estás limpia, no te has acercado a los enemigos.

Lizeth no mencionó ni una palabra.

.

Estaba atardeciendo cuando Tania salió del departamento, triste y preocupada. Spencer, Baruk y Jung vigilaban el lugar.

—Justo a quien quería ver…

La siguieron en silencio. La mujer iba caminando. Llegó a un parque cercano, se sentó en una banca y comenzó a llorar. Spencer pudo verla a través de los binoculares.

—Sucede algo… debo ir a ver.

—¿Quieres ir a consolarla? ¡Qué gran oportunidad! —festejó Baruk.

Spencer lo miró y recordó el enfrentamiento con los guardaespaldas de Norbert.

—Por cierto, tenemos un asunto pendiente.

Baruk dejó los binoculares.

—Se puede saber… ¿Por qué defendiste al guardaespaldas de Norbert durante el ataque de Jung?

—Es cierto —dijo el mencionado—, ese ataque lo mataría. Ya sería uno menos.

Baruk se quedó en silencio, mirando a sus compañeros. Tuvo que dar una respuesta.

—No lo defendí. Lo ataqué porque no me dejaba pasar.

—¿En serio? ¿Justo cuando los cristales de Jung llegaban a él?

No hubo respuesta.

—Es el enemigo, no te puedes enamorar de él —advirtió Spencer—. Si lo haces, serás un traidor como Tania, pero… bueno, voy a salvar a esa chica. Haré que se olvide de ese policía antes de que Donovan la descubra.

Spencer no le dio más importancia al asunto de Baruk. Se preparó para ir a acompañar a la mujer. Jung se quedó en silencio, pero con una mirada de advertencia hacia su compañero.

—No estoy enamorado de él —fue lo único que dijo.




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