Doble Equipo

Dúo Perfecto

El auto se estacionó. Baruk bajó primero, se reunió con el equipo. La puerta de la parte trasera se abrió y Damián bajó. Eduardo y Norbert también. Los tres se posicionaron enfrente del equipo Irradiante, demostrando que no tenían miedo. En breve, Franco y Phillip se unieron.

—Veo que ahora traes niñeras… —dijo Spencer— Bien, la orden fue clara: matar a Norbert Guionette. Claro que, si lo quieren acompañar, haremos lo posible para que se vayan con él.

Se miraron. El equipo Irradiante estaba conformado por Spencer, Jung, Baruk y Lizeth. Damián la miró.

—Eres parte de ellos…

Ella no dijo nada. Se preparó para luchar, fue la primera en atacar sabiendo que cualquiera de ellos la enfrentaría. Lanzó un golpe hacia Norbert y fue recibido por Franco. Él la alejó después de recibir su golpe. La pelea se dio, el combate cuerpo a cuerpo era parejo a pesar de la diferencia de ambos. Franco era alto y robusto, un golpe de él podría ser fatal. Sin embargo, Lizeth era hábil, aunque fuera más delgada y baja de estatura. Las fuerzas de ambos eran iguales. Sus compañeros miraban impresionados.

—¡Wow! Pelean muy bien… —Baruk miraba atentamente.

—¡No se queden mirando! ¡Ataquen! —exclamó Spencer.

Jung reaccionó. Comenzó a lanzarle ataques de cristal a los demás. Todos los cristales fueron directamente hacia Norbert y el Dúo Perfecto. Eran puntiagudos y letales. Justo cuando iban a impactarse a sus cuerpos, chocaron con una barrera transparente. Cayeron al suelo sin herir a ninguno. Eduardo sonrió…

—Era un espejo.

Jung se molestó al ver que habían contrarrestado su ataque.

—Mi turno —Eduardo sacó una baraja de naipes y lanzó las cartas.

Eran filosas, similares a los cristales de Jung. Spencer, Jung y Baruk trataron de esquivarlas.

—Esperen… ¿Por qué las esquivamos? ¡Solo es un truco de magia!

Spencer se dio cuenta, pero era demasiado tarde. Phillip lo enfrentó. Otro combate cuerpo a cuerpo, con la diferencia de que Spencer no poseía las mismas habilidades que Lizeth. Recibió un par de golpes que lo dejaron en el suelo. Baruk intervino. Phillip podría golpearlo, pero él no sentía dolor.

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Jung seguía molesto y volvió a lanzar sus cristales. Para ese instante, Damián le correspondió. Le lanzó varias bombas pequeñas a cambio. Estas bombas comenzaron a estallar cuando llegaron a él. Se aturdió con las explosiones y sus ataques de cristal cesaron. Se cubrió la cara y esto lo dejó indefenso. Damián corrió hacia él. Preparó las esposas y lo arrestó. Era hábil para esposarlo en cuestión de segundos. Jung no lo podía creer. Era incapaz de usar sus manos y seguir con los ataques.

—Tú vendrás con nosotros.

Damián se lo llevó al auto. Lo subió a la fuerza. Spencer se percató de esto.

—¡Maldición! ¡Atraparon a Jung!

Miró a sus compañeros, pero no obtenía ninguna respuesta. Lizeth aprovechaba su delgado cuerpo para moverse y escapar de los ataques de Franco. Baruk estaba enfrentando a Phillip. Spencer tuvo que encarar a Eduardo y Damián.

—¡Baruk! ¡Deja de jugar y acabalo! —ordenó.

El joven se divertía recibiendo los golpes de Phillip, pero tuvo que obedecer. Sostuvo su antebrazo y lo acercó a él para poder darle una patada en el estómago. Phillip cayó al suelo. Baruk lo golpeó en la cabeza cuando lo vio arrodillarse. Esto lo dejó inconsciente. Uno menos.

—Encárgate del otro… tengo que enfrentar a estos.

Eduardo y Damián sonrieron. Spencer también sonrió. Mientras más se acercaban, más contacto visual tendrían.

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Baruk miró hacia Franco y Lizeth. Se acercó para ayudar a su compañera. Comenzó a recibir los golpes de Franco. Lizeth tuvo que dejar de luchar. Observó detenidamente la habilidad de Baruk. Era increíble ver que recibiera los golpes y no sufriera. Podría hacerle lo mismo que le hizo a Phillip, pero al sostener su antebrazo, todo fue diferente. Se miraron y dejaron de atacar.

—¿Vas a golpearme? —preguntó Franco.

Baruk quedó paralizado. Se percató de que lo sostenía del antebrazo y lo soltó rápidamente. Estaba un poco nervioso al ver a Franco de cerca. Él le sonrió. Su sonrisa era encantadora y seductora.

—Eh… no —fue lo único que pudo responder.

Lizeth se quedó impresionada al ver la escena. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Acaso ellos…? Esto era muy interesante.

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Spencer paralizó las mentes de Eduardo y Damián. Dos menos. Se sentía realizado al ver que solo debían terminar con Franco y Norbert. Miró hacia donde estaban sus compañeros de equipo.

—¡Acaben con Franco! Yo iré por Norbert —anunció y se fue rápidamente hacia el objetivo principal.

Norbert mantenía la distancia. Retrocedió y subió al auto. Rápidamente lo encendió, tenía las llaves puestas. Cerró la puerta y aceleró. Spencer no pudo alcanzarlo.

—¡Oye! ¡Ahh…! ¡Maldita sea! ¡Está escapando!

.

Franco se dio cuenta del escape exitoso.




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