Romance Prohibido

El ruido ensordecedor los estaba atacando en ese momento. Lizeth pudo ver cuando Poulett recogió el cuchillo. Le lanzó una patada, golpeó su mano e hizo que lo soltara. Se esforzó y la atacó, soportando ese sonido horrible. La golpeó nuevamente, lo más fuerte que pudo. Poulett no esperaba que fuera capaz de atacarla en ese estado y dejó de emitir su ruido al recibir el golpe. Lizeth se le lanzó, al recuperar sus oídos. No debía dejar que se concentrara y volviera a emitir otro. Se pelearon como lo harían las chicas comunes, intercambiándose golpes y sosteniéndose del cabello.

—¿Cómo te atreves a traicionarnos? ¡Vas a pagar por este error!

Lizeth no respondía y seguía atacando. Sus habilidades de pelea eran superiores a las de Poulett. Si no podía emitir otro sonido, no le ganaría. Tuvo que salir corriendo de la habitación.

—¡No huyas, cobarde!

La persiguió, llegaron hasta el pasillo.

—¡Estás acabada! Traidora —amenazó Poulett antes de entrar al elevador, que oportunamente cerraba sus puertas.

No pudo atraparla y esto era peor. Sin duda iría a decírselo a Donovan. Estaba muy preocupada y nerviosa. Norbert la alcanzó.

—¿Estás bien? —preguntó.

—¡No! Van a matarme… Poulett lo sabe todo.

Él miró el pasillo. Analizó la situación, al parecer, era la única que los había descubierto.

—Tranquila, debemos ser más inteligentes. Te explicaré nuestro plan.

Se la llevó al interior de la suite. Hablaron sobre lo que harían de ahora en adelante.

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Poulett llegó al edificio de la Organización Criminal. Desafortunadamente todos dormían y no había forma de despertar a su jefe. No le quedó de otra que esperar a que amaneciera.

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Era el amanecer de un nuevo día. Lizeth caminó hacia el edificio, sin miedo. En la oficina, Yumiko estaba lidiando con Poulett.

—Lo siento, pero no puedo molestar a Donovan en este momento.

—¿Por qué? Dile que es urgente lo que le voy a decir.

—Dímelo, yo se lo informaré.

—Lizeth es una traidora. Fui a atacar a Norbert Guionette y ella estaba con él. ¡Lo defendió!

—¿Qué? ¿Es en serio?

—Necesito que Donovan lo sepa.

—No lo puedo molestar. Está con una amante —confesó Yumiko, en voz baja.

—¿Qué? ¿Por qué precisamente hoy?

En ese momento, llegó Lizeth. Las dos la miraron.

—¿Te atreves a presentarte aquí después de lo que pasó? Tienes agallas.

—No sé de qué me estás hablando.

—¡Deja de actuar como estúpida!

Santiago se acercó al escuchar los reclamos.

—¿Qué sucede aquí?

—¡Ella es una traidora! Ataqué a Norbert en la madrugada y estaba con él —acusó Poulett.

—¿Eso es cierto? —Santiago le preguntó a Lizeth.

—Claro que no. Yo pasé la noche con Baruk —respondió, tranquilamente.

—Ya que lo mencionas, no lo encontré ayer. Así que estaba contigo.

—Salimos a tomar algo, pasamos la noche en un bar.

Poulett se enfurecía con las mentiras que escuchaba.

—¡Eso no es cierto! ¿Le van a creer a ella?

—Le creeré a la que tenga pruebas —respondió Santiago—. Es que no puedo creerlo, ¿Lizeth y Norbert…? No. Es demasiado.

Baruk llegó a la oficina.

—¡Buenos días! Hoy es un día hermoso.

—¿Dónde estabas anoche? —preguntó Santiago.

—Eh… ¿Lizeth no les dijo? Fuimos a un bar a desvelarnos.

—¿Por qué fueron sin mi permiso?

—Nos sentíamos tan mal por el fracaso de la misión, que creímos que no nos dejarías —respondió Baruk, muy tranquilo y con su típica sonrisa.

—Bien. Baruk y Lizeth pasaron la noche juntos —concluyó Santiago.

—¡Están mintiendo! —insistía Poulett— Ahora no solo tenemos a una traidora, hay uno más —dijo, al mirar a Baruk.

—Poulett, entiendo que estés molesta porque Lizeth pertenece al equipo Irradiante. Te recomiendo que no digas cosas comprometedoras como esa, podrías meternos en problemas, Donovan es muy estricto.

—Pero… pero… ¡maldita sea! ¡Mierda!

Se marchó, muy enojada. La traidora de Lizeth se había salido con la suya. No solo mintió, también se hizo amiguísima del equipo Irradiante, tanto así que eran capaces de dar la cara por ella. La odiaba. Ya no insistiría con el tema, su nuevo plan sería desenmascararla frente a todos.

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Poulett fue a la cafetería. Estaba de muy mal humor y esto lo notaron Spencer y Tania, quienes estaban desayunando juntos.

—¿Qué habrá pasado? Está muy molesta —preguntó Tania.

—Está así desde que desintegraron a su equipo.