Doble Equipo

Recuerdos

Los días pasaron. El equipo Irradiante estaba incompleto por la ausencia de Jung y Lizeth. Santiago le informó a Donovan de la situación. Era terrible saber que el mismo Jung había asesinado a Poulett, aunque ella estuviera despedida. Donovan realizó una junta urgente.

—¿Por qué no me habían dicho que Lizeth estaba alejada de ustedes? —preguntó a Spencer y Baruk.

—No la hemos visto desde que Jung la atacó.

—Se supone que averiguarían si estaba de parte de Norbert. Creí que se trataba de una falsa alarma y que seguía en el equipo Irradiante. No me están dando la información de manera puntual.

—Señor, no es a propósito. Han pasado muchas cosas y ahora debemos cuidarnos de Jung —respondió Spencer.

—Ella es una traidora, sin duda.

Miraron a Katsou, era la primera vez que estaba en una reunión con ellos.

—Me encargué de investigar todo sobre sus actuales trabajadores cuando llegué de Japón. Según mi investigación, ella estuvo involucrada con Norbert Guionette desde el principio. Y la prueba contundente es esta…

Mostró una fotografía de las cámaras del hospital, donde Lizeth permanecía en la sala de espera. La fecha y la hora demostraban que fue en la noche en la que Norbert fue apuñalado.

—Veo que eres mejor que los demás —dijo Donovan—. Haremos un nuevo equipo, Katsou será el líder.

—¿Qué? —Spencer se sintió desplazado.

—Tania, Spencer y Baruk trabajarán con él bajo sus órdenes.

—Gracias por la confianza, señor. ¿Qué quiere que hagamos? —preguntó Katsou.

—Todavía no anuncian la muerte de Norbert Guionette, parece que está resistiendo más de la cuenta. Vayan y terminen con el trabajo. Ah… también acaben con Lizeth.

—Así será.

Tania y Baruk se preocuparon por su amiga, no estaban dispuestos a hacerle daño. Spencer se indignó al tener el puesto de subordinado en una misión. Katsou sonrió, confiado en que cumplirían con una misión tan fácil, sin saber que todo su equipo no pensaba igual que él.

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En el hospital, Eduardo visitaba a Damián.

—Ya me siento mejor, pero los médicos no me quieren dar de alta.

—Dijeron que en 2 semanas te recuperarías, solo ha pasado una.

—El tiempo es eterno aquí… siento como si hubiera pasado un mes.

Hubo un silencio. Eduardo no había tocado el tema de Tania porque le dolía recordar aquel beso, pero ahora se sentía listo…

—Tania ya está saliendo con otro… es el líder del equipo Irradiante.

—¿Qué? ¡Con razón estabas tan desanimado! Olvídate de ella, tú también deberías salir con alguien más.

—No podría hacerlo… no entiendo por qué me olvidó tan rápido.

—Así son algunas mujeres, créeme. Además, yo creo que son tal para cual, ambos terminarán en la cárcel. No te desanimes. A ver, ¿hay alguna chica por ahí? ¿Qué hay de Nadia? Siempre tan atenta contigo.

—No lo sé, creo que solo está siendo amable.

—No lo es conmigo. Karla me dijo que estaba interesada en ti.

Eduardo bajó la cabeza en señal de vergüenza. Damián se burlaba de él.

—Es hora de que tú también tengas un nuevo amor, amigo.

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Jung estaba en hospital, escondiéndose de la Fuerza Blanca, pero esperando noticias de Norbert.

—¿Buscas respuestas? Yo te las puedo dar.

Volteó sorprendido, se puso en guardia y reconoció a la persona que le hablaba. Era el Mago Zaid, aquel que lo había examinado cuando se encontraba encerrado en la celda.

—Tengo poderes especiales, podría mostrarte tu pasado.

Se mostró incrédulo, ¿poderes especiales? No quiso creerle. Sin embargo, no tenía otra opción. Estaba tan desesperado.

—Sígueme.

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Lizeth se mantenía escondida de la Fuerza Blanca y de la Organización Criminal. Revisaba su teléfono celular esperando noticias de Norbert, al parecer, todo estaba bien. Los noticieros decían que se mantenía con vida. Después de que los médicos dijeran que no pasaría la noche, ya era una buena noticia saber que seguía vivo. Recordaba todo lo que Bastián y Poulett le habían dicho. Se sentía usada y desechable. Aun así, seguía preocupándose por él. No podía dejar de pensar en aquellos momentos románticos. Sus besos y sus caricias eran inolvidables. De verdad creyó que él sentía lo mismo. Creyó que él estaba enamorado de ella. ¡Qué estupidez! Ahora tenía que esconderse de todos aquellos que la querían matar o arrestar, cualquiera de los dos caminos era terrible. ¿Qué debía hacer? Estaba completamente sola.

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Katsou se reunió con su equipo afuera del hospital.

—Entré al hospital y hay mucha vigilancia. Saben que vamos por él. La ventaja es que nadie me conoce, así que puedo pasar desapercibido.

—No te dejarán entrar, aunque seas una persona normal, genio —respondió Spencer.

—Solo personal autorizado puede entrar a la habitación —agregó Baruk.




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