Horas antes.
—Tengo que irme.
Jung se alejó. Baruk fue incapaz de seguirlo, de alguna manera lo entendía. Sin embargo, Jung se detuvo en seco cuando se encontró al Mago Zaid. Baruk miró de lejos.
—Sé que no crees en todo lo que te mostré, no todos ven más allá de la realidad.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Jung.
—Vamos a hacer una apuesta. Santiago atacará a Norbert hoy a las 9 de la noche. Si esto sucede, yo tengo la razón; en caso contrario, puedes matarme.
Jung mostró una sonrisa de incredulidad. Era demasiado.
—¿Qué quieres que haga? ¿Que lo defienda?
—Si no lo haces, Santiago acabará con todos. No solo es la vida de Norbert, es tu vida.
—Prefiero morir que quedarme sin saber nada.
—Bien. Es tu decisión.
Baruk se acercó a ellos.
—¿Qué sucede?
Jung lo miró. Zaid no dijo nada.
—Creo que… debemos ir al hospital —respondió, al final.
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Por otro lado, Nadia pudo localizar a Lizeth por medio de la información de los votantes. Ya sabía dónde encontrarla, era un alivio saber que todavía seguía en Ciudad Vitrina. Salió de su casa y fue a buscarla con ayuda del GPS.
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Jung le había clavado uno de sus cristales a Santiago por la espalda. La sangre goteaba hacia el piso. Ante la parálisis, no podía hacer nada. Baruk tomó la jeringa, sin miedo, sabiendo que era inmune a todo.
—Son unos traidores… malagradecidos… ¡les di poderes y es así como me pagan!
—¡Por favor, Santiago! —exclamó Spencer— Nosotros te hubiéramos seguido si no quisieras aniquilarnos. Esa arma biológica tuya es peligrosa y lo sabes. ¿Acaso quieres causar otra pandemia como la del 2020?
—Estás tan seguro de atacar con esa arma porque eres inmune a ella —comentó Baruk—. Así obtendrías el control de todo y le ofrecerías a la élite protección. Tú estarías a salvo, nosotros no.
—Dijiste que nos matarías… —completó Jung— ¿Qué tal si lo hago primero?
Santiago hacía el mayor esfuerzo para recuperar el movimiento. Estaba rodeado. Debía salir de ahí cuanto antes.
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En la entrada, Franco y Phillip pudieron soltarse de Katsou y Yumiko. Otra vez se enfrentaron, con la diferencia de que no tenían tanto espacio en el pasillo del hospital. Yumiko pudo escapar de la pelea y entró a la habitación.
—Equipo Irradiante…
—¡Yumiko! Atácalos, ¡son unos traidores! —ordenó Santiago.
La chica estuvo a punto de golpear a Spencer, pero Jung sacó el cristal de la espalda de Santiago y la atacó a ella. Fue tan hábil que se alejó rápidamente, salvando su vida. Yumiko estaba preparada para enfrentarse a alguien como Jung.
—¡Se acabó! —anunció Spencer— La Organización Criminal se ha terminado, no tienes nada que hacer en contra de nosotros, Yumiko.
—Exacto —Baruk se acercó—. Nosotros ya somos parte de la Fuerza Blanca.
—¡¿Qué?! —la joven no podía creer en esas palabras, aunque era una mentira.
—Formamos parte del mejor equipo… Y eso es mejor, porque Norbert ya ganó las elecciones, así que conviene más estar de su lado.
—¡Ríndete! Solo quedan tú y tu hermano —dijo Spencer.
—¡No! ¿Cómo es posible? Se ponen del lado del equipo de Bastián después de que él asesinó a Donovan… no lo entiendo.
—Santiago fue el que asesinó a Donovan —corrigió Baruk.
—¿Qué? ¡No! ¡No puede ser! Han trabajado juntos durante todo este tiempo…
—Claro, Santiago les dijo que fue Bastián para que lo apoyaran. Chica, él te matará cuando ya no le sirvas —advirtió Spencer.
Mientras hablaban, el mencionado recuperó el movimiento. Rápidamente le quitó la jeringa a Baruk. Tenía que actuar rápido y clavársela a Norbert aprovechando el gran descuido. Lo que sucedió a continuación dejó atónitos a todos.
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Katsou luchaba contra dos al mismo tiempo, pero en medio de la pelea, fue atrapado por una cuerda que lo amarró al instante. El equipo Fuerza Blanca se presentó. Eduardo lo ató usando un truco con cuerdas, dejándolo inmóvil. Entraron a la habitación rápidamente, sabiendo que faltaba neutralizar a Yumiko. Presenciaron una de las cosas que jamás se hubieran imaginado.
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Santiago trató de clavarle la jeringa a Norbert, pero Jung se le puso enfrente. Fue un ataque cruzado. Jung recibió la jeringa, pero sus cristales perforaron el cuerpo del atacante. Él defendió a Norbert y no solo lo defendió, se sacrificó. Al recibir ese suero especial, Jung cayó al suelo, perdiendo la vida como los guardias de la penitenciaria y la correccional. Santiago también cayó. Los cristales se quedaron clavados en el pecho y abdomen, además con la herida que ya tenía en la espalda era suficiente para derribarlo. Ambos murieron al instante.
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—¡Jung!
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Editado: 09.10.2025