-¡Todo es tu culpa! ¡Mi madre está muerta por tu culpa!-
Despierto con mi corazón sobresaltado. De nuevo me persigue esas pesadillas.
Han pasado 8 años desde la muerte de mi madre. Mi hermana y mi padre me culpan por su muerte, después de su funeral mi padre me mando a vivir con mi tía, hermana de mi madre.
No volví a saber de ellos. Tampoco era capaz de buscarlos, ellos me culpaban y tenían toda la razón, si yo no me hubiera ido a ver a mi novio de ese entonces y si mi madre no me hubiera empujado para evitar que el carro me arrollara, ella estuviera viva.
Limpio mis lágrimas y me dirijo a tomar el baño. Las cosas con mi tía Míriam me ayudó mucho, ella fue como una segunda madre para mí y siempre me ha apoyado y jamás me culpo por la muerte de mi madre.
-Cariño, apúrate que se nos hace tarde- Dice mi tía desde afuera de la habitación.
Desayuno a la carrera y ambas nos dirigimos a la cafetería que ambas tenemos. Ha sido difícil todos estos años, pero hemos podido sobrevivir y montar nuestro propio negocio.
Los días son casi siempre lo mismo. La misma clientela y la misma monotonía de todos los días.
-Buenos días ¿Qué desea pedir? - Digo sin mirar al cliente que acaba de llegar.
- Gracias ¿Qué me puedes recomendar?- Esa voz, levanto mi rostro y veo mi misma imagen pero con más elegancia.
-Cristi- Susurro nerviosa.
-Camila- Corrige -Es bueno verte hermanita- Mi cuerpo tiembla al ver de nuevo a mi hermana, son muchas emociones entre ella, miedo y vergüenza.
-¿¡Cómo... Estás!?- Mi voz tiemblan.
-Bien hermanita, hace mucho que no te veo y tengo muchas cosas que contarte- Dice como si nada -¿A qué horas sales? Tenemos mucho que hablar-
-Umm apenas empiezo- Digo y la escucho maldecir.
- Bueno, entonces vendré más tarde que hablemos- Dice con emisión.
Sin más, mi hermana sale del local. Aún me encuentro estática en el lugar hasta que mi tía llama mi atención.
-¿Qué sucede cariño? Te has quedado como si hubieras visto un fantasma-
-Cris... Camila vino hace un momento- Mi tía se sorprende.
-¿Cómo que Camila estuvo aquí? Esa niña desde hace unos años no volvió a ser la misma y mucho menos después de la muerte de mi hermana- Nadie sabe que mi hermana ni yo habíamos cambiado de identidad, solo mi madre que un día me confronto.
-Lo sé tía, aún me parece extraño que ella haya venido-
No pude trabajar bien. Cada momento veía la puerta a ver si aparecía de nuevo mi hermana. Al llegar la noche mi hermana esperaba afuera del local.
-Hola tía- Dice mi hermana de mala gana.
-Camila que sorpresa verte por acá ¿Acaso se te perdió algo?-
-Que gustó verte tía- Contesta con sarcasmo -¿Acaso no puedo ver a mi gemela?- Mi tía solo suspira y se va dejándonos a solas.
-Te espero en casa y ten cuidado- Dice antes de partir.
-Esa mujer siempre me ha odiado, por más que cambiemos de identidad ella sigue siendo la misma vieja...- La interrumpo.
-¿Dime Cami que vienes hacer por acá? Después de tantos años- Mi hermana me da una sonrisa fingida.
-Solamente quiero saber de ti, ¿acaso es pecado Eso?-
-¿Qué quieres saber? Hace unos años tú y nuestro padre dejaron claro que no querían saber de mí-
-Vamos, tengo mucho que contarte- Mi hermana jala mi brazo y me sorprendo cuando llegamos a un hermoso auto de lujo.
-¿Es tuyo? -
-Claro, ¿y de quién más?- Dice sin importancia.
Llegamos a un hotel de lujo, nos bajamos y entramos. Muchos nos miraban sorprendidos y quien no, mi hermana vestida con elegancia y yo con unos simples jeans y camiseta.
Aunque había pasado los años, ella y yo seguíamos siendo muy parecidas. Al llegar a su habitación me sorprendo por su elegancia, mi hermana entra como si nada y pasea por el cuarto como si nada, mientras yo estoy embobada viendo todo a su alrededor.
-¿Ya terminaste de inspeccionar la habitación? Cierra la boca hermanita que estás babeando mucho y manchas la alfombra- Cierro mi boca. Dándome cuenta de que tiene razón.
-Es una hermosa habitación- Susurro.
-Me alegro de que te guste, ven siéntate- Mi hermana señala unos muebles de cuero elegante.
-¿Dime por qué me has traído acá?- Digo sintiéndome incómoda, no estoy acostumbrada a tanta elegancia.
-¡Me voy a casar!- Dice con emoción, mostrándome un hermoso anillo de compromiso.
-Me alegro mucho por ti hermana- Digo también emocionada mientras la abrazo.
-Bueno ya... Ya que no quiero que se me estropee el maquillaje- Sonrió limpiando mis lágrimas.
-Dime una cosa hermanita ¿Aún sigues siendo Virgen? - Me sorprendo por su comentario.
-Bueno, yo... yooo- no soy capaz de hablar, me he puesto nerviosa por su comentario.
-¿Sí o no?- Asiento.
-¿Después de estos años aún lo eres? -
-Bueno yoo... No he tenido tiempo...- Mi hermana me interrumpe.
-No quiero saber del porqué aún eres Virgen y no has conseguido a nadie, solo quiero saber si estás dispuesta a ayudarme- La miro sin entender.
-¿Cómo te puedo ayudar?-
-Quiero que te acuestes con mi futuro esposo- Me levanto del mueble agitada.
-¡¿Cómo quieres que me acueste con tu esposo?! - Digo sobresaltada.
-Mi prometido piensa que soy Virgen y si llega a saber que no lo soy me deja-
-Lo siento, pero no puedo- Digo tomando mi bolso dispuesta a irme, pero mi hermana me detiene.
-Siempre dijiste que harías todo por mí, además me lo debes por matar a nuestra madre- Dice haciéndome detener.
-Sabes que siempre te he pedido perdón- Susurro al borde del llanto -No quise que eso pasará-
-Pero paso- Hace una pausa - Me lo debes y siempre me prometiste de hacer todo por mí- Susurra a mis espaldas.