Camila
Miro por la ventana y mi corazón duele ante los recuerdos que pase de mi luna de miel. Marcos me ha hecho sentir increíble, desde que despertaba en sus brazos hasta que quedaba profundamente dormida en ellos.
Me llevo a unas hermosas playas griegas, fuimos en barco, lancha, auto, moto. Jamás pensé conocer lugares tan increíbles y hermosos. Jamás pensé que un hombre podía hacerte entre mecer con solo mirarte, perder la razón con solo besarte y morir de placer con solo tocarte.
Por primera vez en mi vida me sentí amada, y por eso en este momento que estamos volviendo a la ciudad, siento un enorme dolor en mi corazón porque sé que todo terminara en cuanto lleguemos a casa.
-Amor ¿Qué sucede contigo?- Marcos me ha sentado en su regazo, lo único que logro hacer es esconder mi rostro en su cuello para poderme impregnar de su aroma mientras controlo mis ganas de llorar.
-Nada, solo que no quería que esto acabara tan rápido- No aguanto más y sollozo, Marcos levanta mi rostro haciendo que lo mire.
-¿Quién te dijo que esto va a acabar en cuanto lleguemos?- Ambos nos miramos –Esto apenas empieza- Susurra en mis labios y no lo soporto mas y me lanzo a ellos como si fuera la última vez que lo pudiera tener en mis brazos.
De nuevo hacemos el amor en el avión, de nuevo me pierdo en sus brazos. Cuando llegamos los nervios me carcomen y no dejo de mirar a todos lados preguntándome donde se encontrara mi hermana.
Llegamos a casa y tuvimos una hermosa bienvenida de parte de su familia y mi padre. De nuevo al verlo tan cerca de mí, me hacía estremecer del miedo así que me la pasaba alejada de él lo mas que podía.
Su hermana se me acerco a pedirme disculpas por lo sucedido el día de mi boda. Me sentía fatal por lo que estaba pasando y aprovecharía el momento que estaré con esta familia y asegurarme que todo iba a estar bien con ellos.
-No te preocupes, no quiero que te sientas mal- En ese momento su hermana quien estaba a mi lado con el rostro encogido, lo levanta y me observa sorprendida, parece que no se esperaba esto de mí.
Tuve que hacer malabares para darme cuenta lo que había sucedido con su hermana, ya que cuando ella perdió a su esposo yo estaba en relación con Marcos. Según me di cuenta, su esposo murió en un accidente de tránsito; dicen que se estrello con otro vehículo y este se fue a la fuga dejándolo morir a su auto. Hasta el momento no han dado con el paradero del responsable de su muerte, dejando a una viuda y una niña sin su padre.
-Yo… Yo- Tomo sus manos y le doy un suave apretón, y le sonrió. De inmediato sus ojos se llenan de lágrimas.
-Quiero que seamos amigas- Digo mientras limpio sus lagrimas que han empezado a empañar su rostro –Se que pudimos empezar mal y quiero aprovechar el momento…-Cayo de repente, dándome cuenta que por poco lo arruino –Digo… Quiero empezar desde cero- Digo con nervios.
-Está bien, la verdad pueda que este equivocada contigo- Dice –Pero aun me costara confiar en ti-
-La confianza se gana- Digo –Vas a ver que todo saldrá bien-
-Eso espero, no quiero que mi hermano sufra- La miro de nuevo y le doy un abrazo hasta que somos interrumpidos por un carraspeo.
-Me encanta que hagan las paces- Murmura Marcos acercándose a nosotros –Ustedes son lo más importante en mi vida –Escuchamos un pequeño gruñido –Bueno aparte de nuestra madre y un pequeño demonio celosa –Dice Marcos mientras levanta a su sobrina y empieza a darle vueltas por la sala, todos reímos pero la que más disfruta es la pequeña niña.
Al verla me hace recordar de cuando era pequeña. No sé si habría sido más fácil ser hija única o tener a mi hermana pero no como mi gemela, puede que muchas hubieran sido diferentes. A propósito necesito acercarme a la pequeña y asegurarme de que mi hermana no le haya hecho nada malo, ya que por lo que me conto Marcos la niña me tenía miedo, pero que el sospechaba que era su hermana quien le estaba lavando el cerebro a su sobrina, pero conociendo a mi gemela se que ella es capaz de todo.
-¡Tío basta!- Mis pensamientos son interrumpidos al escuchar la niña reír a carcajadas mientras su tío la tumba en la alfombra haciéndole cosquillas. Esa imagen me parece una ternura, estoy segura de que Marcos será un magnifico padre, solo espero que no con mi hermana.
-¿Quién es tu tío favorito?- Le dice mientras la tortura en la alfombra.
-¡Tu tío! ¡Tu eres mi favorito!- La niña ríe.
-Eres su único tío- Dice su hermana poniendo los ojos en blanco.
-Soy especial- Dice mi esposo mientras deja de torturar a su sobrina, se sienta en el suelo jadeante, sus cabellos alborotado y con su camisa entre abierta de inmediato mis mejillas se encienden al recordad las veces que lo he visto de esa forma, con su respiración agitada, su cabello alborotado y su ropa desarreglada. Muerdo mi labio inferior cerrando mis ojos empezando a divagar en mis recuerdos hasta que siento una respiración en mi cuello haciéndome sobresaltar.
-¿Se puede saber qué es lo que piensa señora Adams?- Susurra en mi oído, mordiendo el ovulo de mi oreja haciéndome gemir. Miro a mi alrededor asustada y observo a mi alrededor a ver si alguien de la familia me ha escuchado, pero me tranquilizo cuando veo a ¨mis suegros¨ hablar con ¨mi cuñada¨. La única que me observa es la niña, me pongo nervioso y le doy un codazo a mi marido quien no deja de besar mi cuello mientras me abraza con fuerza.
-Compórtate- Susurro –Acaso no vez que estamos delante de tu familia- Digo desesperada tratándome de soltar de sus brazos pero Marcos me impide haciéndome apretar más contra su cuerpo.
-Ellos saben que estamos recién casados- susurra marcos restregando su erección en mi trasero quien no ha demorado en despertar –No puedo controlarme al ver tus mejillas encendidas, me hace recordar que siempre terminas completamente roja después de hacerte explotar en un orgasmo- Dice con voz ronca haciéndome entres mecer.