-¿Papa que tienes?- Dice mi hermana mientras mi padre tiene la respiración agitada y sigue tocando su pecho. Mi hermana lo sienta en la cama.
-Yo… Yoo- Cierra los ojos con fuerza y su rostro se transforman de dolor.
¿Papa que tienes?- Susurro entre lagrimas, me voy a acercar pero mi hermana me detiene.
-¡No te acerques Cristina! ¡Esto es tu culpa!- Grita.
-¡Yo no soy Cristina!- Grito igual que ella -¡Yo jamás he sido Cristina!- Me incorporo y veo que mi padre me observa consternado –Papa yo soy Camila, siempre he sido Camila- Me acerco y me arrodillo cerca de él –Te juro que yo no quise hacer eso, Cristina siempre me ha obligado hacerme pasar por ella- Bajo mi rostro limpiando mis lagrimas –Hasta robo mi identidad- Susurro.
-¡Eso es mentira!- Grita mi hermana.
-¡Di la verdad de una vez Cristina! ¡Yo no voy a seguir permitiendo que tu sigas haciéndote pasar por mi!- Me levanto enfrentándola –No voy a permitir que sigas haciéndome daño- Ella abre sus ojos sorprendida, esta es la primera vez que me le enfrento. Pero su rostro cambia.
-Está bien lo acepto- Dice con burla –Todo este tiempo me he hecho pasar por ti- Mira a papa –Todo este tiempo cuando tu debías golpearme, la golpeabas a ella- Me señala.
-¿Qué….? No puede ser…- Dice mi padre y veo como hace una mueca de dolor.
-¡Llama a un medico!- Grito mientras tomo el rostro de mi padre, lo siento frio y esta sudando.
-Papa, papa ¿Qué tienes?- Mi padre toma mi mano y me mira con tristeza.
-Todo el tiempo fuiste tú… A la que le hice daño- Limpia mis lagrimas –Perdóname hija, perdóname…-
-Si papa, todo este tiempo la que has golpeado e insultado ha sido a ella- Mi hermana empieza a caminar por la habitación –Por cierto, también fue mi culpa que nuestra madre haya muerto –Sonríe.
-¿Qué estás diciendo?- Ella se encoje los hombros y se sienta en un asiento cruzando sus piernas.
-Yo hice que mi madre fuera buscarte el día del accidente- Mira sus uñas –Por alguna razón mi madre sabia que tu no eras yo- Me observa –Cuando las vi salir de la casa de tu novio al que por cierto yo me acostaba –Sonríe –Vi que un carro venia a toda velocidad y no hice nada para evitar que la cogiera, sabía que iba arrollarte a ti, pero mi madre lo evito- Se levanta mirándome molesta –Siempre fuiste la prefería- Me levanto con furia, todo este tiempo me culpo a mi por su muerte.
-No puedo creer que hayas dejado que mi madre perdiera la vida-
-Yo quería que la que muriera fueras tú- Encoje sus hombros –Ella termino sacrificando por ti- Me acerco a ella dispuesta a golpearla pero escucho un gemido de dolor, volteo y mi padre trata de levantarse de la cama pero no puede, mira con rabia a mi hermana.
Suspiro cansada. Quito mi ropa y me meto a la ducha, no sé cuánto tiempo pasa, solo me quedo debajo del chorro tratando de poder pensar que es lo que voy a hacer para detener a mi hermana. Doy un grito cuando siento unas manos en mi cintura.
-¿Qué sucede amor, acaso pensaste que era otra persona?- Marcos me mira con preocupación, mientras toma mi cara y sus ojos me miran fijamente.
-Lo siento yo… -No termino de hablar, mi esposo me ha pegado contra los azulejos del baño y me besa con pasión.
-Tranquila mi amor, jamás permitiría que alguien se acerque a ti- Me besa de nuevo haciéndome perder en sus brazos.
Necesito localizar a mi hermana y enfrentarla de una vez. No puedo seguir con este juego y mucho menos dejar que mi hermana le haga daño a Marcos y a su familia.
Salgo de la casa de Marcos, he ido a visitar a su familia, en especial a su hermana, quien se niega a salir de casa. Decido no esperarlo como siempre lo hago y camino hasta ir a su casa. Necesito pensar y estando a su lado me es imposible. Mientras camino, muchas cosas se vienen a mi mente y la especial es como lo tomara Marcos cuando le diga la verdad, porque he decidido que lo mejor es que lo sepa todo. Sé que no lo tomara bien y mi peor temor es perderlo, aunque pensándolo bien jamás lo tuve.
Tengo una sensación extraña como si algo malo fuera a pasar, mi cuerpo empieza a reaccionar y comienzo a caminar más deprisa para llegar a casa, miro hacia todos lados y veo que un auto me sigue, me pongo más nerviosa acelerando el paso. Escucho como el auto también toma velocidad y antes que pueda cruzar la calle contraria, el auto se ha adelantado bloqueando mi paso. Miro hacia todos lados y no veo a nadie, retrocedo y la ventanilla del auto baja dejándome ver a mi hermana quien me mira con burla.
-¿Qué paso hermanita, acaso me temes?- Sonríe de medio lado mientras se desabrocha el cinturón y abre la puerta de atrás –Sube- Me hace señas, pero yo niego con mi cabeza – ¡Dije que subas!- Grita haciéndome saltar. Trago saliva y me adentro al auto maldiciendo internamente, mi hermana se encuentra sola y no demora hacer rechinar las llantas del auto aumentando la velocidad -Mi amiguito me dijo que estás pasando muy bien con mi esposo- Dice con sarcasmo mientras aumenta más la velocidad. Mi corazón se agita junto con mi respiración, trato de pensar en cómo salir, pero es difícil saltar del auto por su velocidad.
-Cris…- Susurro nerviosa.
-¡Camila! ¡Soy Camila, maldita sea!- Grita mientras golpea fuerte el timón.
-Por... Por favor detente, nos po… Demos estrellar- Digo conteniendo mis lágrimas y ella me observa por el retrovisor.
-Sería divertido morir juntas, no crees- Murmura –Es más, deberíamos morir de una vez- Pisa el acelerador y el auto empieza a tambalearse, cierro los ojos conteniendo la respiración para esperar el impacto, pero este no llega, solo se escucha la carcajada de mi hermana –¿De verdad pensaste que quería morir?- Ríe –Cariño aún me falta mucho para vivir-
No sé cuánto tiempo ha pasado, mi hermana mermo la velocidad y puso música a todo volumen. Sigo pensando de cómo salir de esta, pero sé que mi hermana no dejara que eso pase. Nos adentramos a un barrio que no conozco hasta que llegamos a una casa de dos pisos. Mi hermana baja del auto y abre mi puerta.